La torta consentida de la bandita chilanga es ¡la guajolota! También le han apodado “la doble T”, por aquella deliciosa obviedad de —torta de tamal—. Si le preguntas a cualquier transeúnte de esta urbe monstruosa cómo describiría una guajolota, la explicación es muy simple: a un bolillo le metes un tamal. Pero en cambio, si le preguntas: ¿sabes por qué se le llama ‘guajolota’?… probablemente muy poca bandita conocería el porqué detrás del nombre de esta legendaria torta.

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La torta perfecta sí existe

Para comenzar a degustar la idea de una guajolota hay que imaginar que de una olla callejera sale vaporcito caliente con aroma a masa, te detienes a seleccionar el tamal de tu preferencia mientras te preguntan: “¿Lo va a querer en torta?”. Sin pensarlo dos segundos respondes: “Sí, ¡por favor!”. Otra pregunta que podrían hacerte sería si le quitan o no el migajón al bolillo. Da igual, sabes que la guajolota es perfecta. Sí, la banda chilanga come todo con bolillo, y qué.

Cuentan que el origen de este antojo callejero —y no queremos lastimar tu corazoncito chilango, pero— se remonta a la tierra lejana de Tulancingo, Hidalgo.

La historia va más o menos así: Había una vez unos ingenieros, quienes se encontraban de visita en esta ciudad del hermano estado de Hidalgo. Ellos se aproximaron con harta hambre a un puesto de comida callejera. Quien despachaba ya tenía muy poca comida, solo le quedaban un par de bolillos y enchiladas. ¡Los ingenieros respondieron que sí sin dudarlo! A lo que exclamaron: “las enchiladas son como su pavo o su guajolote”, el relleno pues. ¿Pero quién comenzó a llamarle a este tipo de torta tulancinguense ‘guajolota’?

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El mito de la guajolota sigue…

Supuestamente años después, una joven —quien había presenciado esta anécdota porque también trabajaba en el puesto— se animó a poner el primer puesto en Tulancingo de estas tortas… ¡y les llamó guajolotes!

Achis… todo suena bien, ¿pero cómo llegó la guajolota a CDMX? Aquí es donde se rompe la cadena del mito porque… ¡nadie lo sabe! Pero podemos intuir que a alguien de la capirucha se le hizo fácil meterle un tamal a un bolillo, porque entre unas enchiladas y un tamal, pues en realidad no hay mucha diferencia: masa, salsa, proteína.

Pero no podemos conformarnos con esta versión ambigua, por eso José N. Iturriaga, historiador y escritor de De tacos, tamales y tortas, devela mucho más el misterio del origen de la guajolota o torta de tamal. Según su versión, esta delicia tiene su origen en la Puebla de los Ángeles, pero poco se parece a una torta de tamal, más bien comenzó siendo una especie de pambazo que llevaba de relleno una enchilada. Lo que resulta en la siguiente fórmula: pan-trigo-tortilla-maíz. ¿Suena a una guajolota verdad? ¡Ósea, es lo mismo pero no es igual!

¡Cuánta confusión! Mejor aliviánate sabiendo que le llames como le llames, y cual sea el que sea su origen, es una tentación garnachera difícil de ignorar.

Si esta nota te dio hambre, te dejamos esta receta de otro tipo de tamal que va a poner contenta a tu pancita chilanga: El tamal perfecto no exis… ¡SÍ EXISTE! Conoce el tamal de tacos 🌮.