Aunque intentemos negarlo, el albur es tan mexicano y chilango como el chile. Y para escaparse de él hay que dominarlo con la lengua, mejor dicho… con el lenguaje, pues porque hay que saber qué contestar. Si bien en esta nota no apoyamos el uso despectivo y machista del albur, tenemos que reconocer que es una práctica arraigada no solo en México sino en la más chilanga de todas las chilangas: nuestra CDMX.

El albur es una práctica idiosincrática tan popular que es difícil escapar de ella. Pero más que escapar de ella hay que saber darle la vuelta… ¿sabías que la esquina del albur está aquí merengues en la capirucha? Si pudieras imaginar el nombre de la esquina más alburera, ¿cuál sería?

Deja de papar moscas mirando ese techo blanco porque vamos a contarte una historia muy picarona, así que pasa y siéntate. ¡Apenas vamos saliendo de una cuando ya vamos entrando en otra! Échate en la esquina porque te vamos a aleccionar ¡y gratis!

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Vamos a ponerle Jorge al niño

El origen del albur mexicano —cuenta la versión popular— se remonta al juego del lenguaje vernáculo que utilizaban los mineros de la zona central de México entre sí. Pasaban tantas horas encerrados que en algún bien tenían que encontrar su divertimento. Temas tabú como la sexualidad, la muerte, las borracheras e incluso las enfermedades han sido tratados desde el arte del albur. Y como dios es grande, para nuestra maravilla ¡el albur también es un arte chilango!

¡Y sí es un arte! Porque para poder alburear —así como para el baile del parado— se necesitan dos. Pero no te quedes ahí parado nomás, porque lo más importante es responder cuando detectas el albur. ¡Y ojo aquí! Porque solo se vale responder con otro albur y para eso hay que tener una lengua muy rápida y mucho seso. ¿Has pensando en todas las veces que te han albureado pero no se te viene ninguna a la cabeza?

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Pero antes, como en todo juego, aquí te dejamos algunas reglas para poder alburear ‘agustín lara’ y con el mayor respeto posible:

  1. No se debe insultar directamente al contrincante, todo tiene que ser figurativo.
  2. No se pueden utilizar palabras soeces –groserías– pues amerita una descalificación inmediata.
  3. Debes contestar el albur de tu contrincante en menos de cinco segundos o pierdes tu turno.
  4. No puedes repetir los albures anteriores.
  5. ¡Y lo más importante! El albur también es para las mujeres y ya no queremos replicar prácticas machistas, así que… ¿quién se atreve a armarse unos albures chavas?

Ahora sí, va la lista prometida de este fino arte de la lengua pa’ que te aprendas algunos alburcitos:

  1. Donde pongo el ojo, pongo la vara
  2. Más vale prevenir que la mentarsela
  3. No sacudas la cuna, que despiertas al niño
  4. Al chile pelón con suelas de hule vulcanizado
  5. Aquí huele a azucena
  6. Tú me la Pérez Prado con canciones de Agustín Lara
  7. Si sientes feo cuando me voy ¿qué sientes cuando vengo?
  8. Huele a obo…
  9. Nos echamos unos tacos de longaniza o prefieres de huevo duro
  10. Pobre pero pa los frijoles sí saco

¿Ya con esta muestra te quedó más claro de qué va el arte de los albures?

Lee más acerca de este arte chilango aquí merito: Silabario del albur.

La esquina del albur en la CDMX

Al cruce de las calles Rosas Moreno y Guillermo Prieto en la colonia San Rafael de la alcaldía Cuauhtémoc, se le conoce como “la esquina del albur”. Ya te imaginarás por qué. Y como sabemos que cae más rápido un hablador que un cojo, es tu turno de escoger si te atreves a pararte en esta esquina para recibir una clase gratuita del arte del albur mexicano.

O si tu lengua versada será la que nos de una bonita clase de albur para la bandita que seguimos vírgenes en este arte poético de las palabras figurativas.

esquina albur CDMX

Porque no hay albur sin genio ni figura, nos gustaría dedicarle esta nota a nuestra reinota del albur, Lourdes Ruiz, quien ya no está en este reino terrenal. Sin embargo, a manera de homenaje recordamos a esta grande con su obra: Para leer de una sentada, el libro de la Reina del Albur.