En la esquina de la calle Holbein y la Avenida Patriotismo, una fila se extiende media cuadra. La cola está formada por una concurrencia muy variopinta: hay godínez, chavos fresas, gente con sus perrhijos y hasta policías. ¿Qué es lo que hace en esta ciudad que personas tan distintas se unan por una misma causa? Por supuesto: la comida.

Este fenómeno de las filas enormes no es privativo de este lugar, la gente puede esperar hasta una hora cuando de hincarle el diente a su antojo favorito se trata. En este caso la convocatoria es un platillo inusual y único en su tipo: “el guajolotongo”.

¿En qué consiste este manjarsui géneris? Pues agárrense, porque la combinación exótica podría hacer ruborizarse hasta a los más valientes. Si ya de por sí los chilangos tenemos fama de que todo lo queremos con bolillo o que ya no le tememos a Dios con nuestras combinaciones de comida, pues esta es la prueba fehaciente de que siempre se puede llegar más lejos. El guajolotongo es un tamal —que puede ser verde, rojo o oaxaqueño— servido en una charolita y cubierto con una generosa ración de chilaquiles encima.

Ah, pero ahí no acaba la cosa: como todo sabroso chilaquil, el guajolotongo lleva encima una buena ración de pollo desmenuzado, crema, queso y cebolla al gusto. Claro, hay quienes lo piden sin cebolla, pero gordo que se respeta los pide con todo. Del otro lado de la charolita te espera un bolillo, ya sea para chopear al guajolotongo o comerlo aparte. ¡Y ahora sí, provecho y a entrarle a la tragadera!

guajolotongo

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Desayuno de campeones para aguantar el día

Según datos ofrecidos por El Internet, un bolillo tiene alrededor de 183 calorías. Por su parte, los tamales tienen en promedio hasta 612 calorías. Por su parte, los chilaquilitos (ya con su queso, crema y pollo) tienen alrededor de 400 calorías. 

Ya por todo, estamos, a ojo de buen cubero, hablando de 1,200 calorías. Ahora bien, en promedio los hombres debemos consumir alrededor de 2500 calorías diarias, y las mujeres 2000. ¿Esta info es para que le huyas al “guajolotongo” o para aguarte la fiesta? Para nada. Es nomás para que entiendas por qué mucha raza godín opta por alimentos similares para aguantar las infames jornadas del día.

Además, todo consumido con moderación está chido, y si te mueves de vez en cuando entonces no hay por qué resistirse a estos deliciosos placeres. O sea, sí es una gordura, pero qué tanto es tantito. Pero tampoco es para desayunarse diario. El mismo Ángel Hernández, el creador de este delicioso invento, dice sin titubeos:

¿Sabes por qué se llama guajolotongo? ¡Pues porque te pone gordo-gordo-gordo!

Más allá de este hábil juego de palabras, el señor Ángel nos dice que el nombre, además de remitir a la famosa guajolota, también es una referencia su tierra natal, Puebla: “allá comemos mucho el guajolote en mole. Así que el nombre de guajolotongo es un homenaje a mi tierra”, dice orgulloso, inflando el pecho como un guajolote.

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Guajolotongo, un rockstar de la noche a la mañana

A pesar de que tiene ya 20 años vendiendo tamales y 8 en esta esquina, antes tenía un número normal de clientes. Pero desde que el “guajolotongo” se hizo viral las cosas cambiaron radicalmente. “De 3 semanas para acá no me doy abasto; se hacen filas y no me la creo. Ahora por eso ya trabajo de lunes a domingo, uno nunca sabe cuánto vaya a durar esto, así que hay que aprovecharlo y trabajar mucho”, dice mientras se apura a despachar.

“El mío va a ir sin cebolla, por favor”, dice Marcela, una clienta que viene con su pareja, José, que son vecinos de la colonia. “Nosotros vivimos aquí cerquita y literal vinimos por un video que vimos en Tik Tok”, dice ella, divertida, mientras le sirven su tamal con chilaquiles. Con manos diestras, don Ángel no deja de servir, mientras su hermano Rigoberto y su ayudante Ana le echan la mano.

Solo quiero decir que Dios bendiga mucho a Charly Galleta —el usuario de Tik Tok que lo hizo viral— y a toda la gente que ha venido. Lo pasamos muy mal durante la pandemia y esto nos ha ayudado mucho.

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¿Cuándo y a dónde ir por tu guajolotongo?

Si quieres probar un guajolotongo, no dejes de venir a Holbein y Patriotismo, en la colonia Nonoalco, en la Benito Juárez. Aunque oficialmente el horario es de las 7 a las 11 de la mañana, toma en cuenta que la fila se pone buena y tendrás que esperar alrededor de entre 20 minutos y media hora, y que puede que ya no alcances si llegas tarde, así que no te confíes.

¡Provechito, chilangos! ¡A comer y a gozar, que el mundo se va a acabar! Pero antes de que te vayas, échale también un ojito a: ‘India y oaxaqueña hasta que me muera’: visitamos a Lady Tacos de Canasta.