Una de las prioridades de la civilización mexica que construyó Tenochtitlan era la educación, por ello contaban con escuelas llamadas calmécac. A estas instituciones eran enviados los hijos varones de las familias del más alto estrato social. Estamos hablando de aquellos niños que en un futuro se convertirían principalmente en gobernantes o sacerdotes.

Asimismo, existían los Telpochcalli en donde los demás habitantes estudiaban. Aquí preparaban a los jóvenes para transformarlos en guerreros o para que practicaran oficios como la construcción de obras y la agricultura.

Uno pensaría que entre estas dos opciones probablemente en el calmécac los estudiantes tenían mayores comodidades. Sin embargo, la realidad es que los métodos de enseñanza eran mucho más rudos y severos para sus alumnos.

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Se creía que los pipiltin, como eran llamados, debían ser tratados de forma estricta debido a que ellos asumirían mayores responsabilidades en cuanto al desarrollo de su civilización. Es por eso que tenían fuertes castigos para aquellos que no siguieran las reglas y no obedecieran a los tlatolmatinime, sus sabios maestros.

Las sanciones podían ir desde clavarles espinas de maguey en el cuerpo, hasta la pena de muerte. No podían embriagarse, salir con mujeres, ni dejar de lado sus tareas. Aquí la disciplina y la concentración era la base de todo.

Normalmente sus jornadas de estudio eran bastante largas y aprendían sobre economía, astronomía, filosofía, entre otras materias. Asimismo, se les enseñaba sobre pintura y lectura de códices, música y teología.

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El calmécac que puedes visitar en el Centro Histórico

Existieron varias escuelas de este tipo en Tenochtitlan y todas estaban dedicadas a Quetzalcóatl. Una de ellas se encontraba a tan solo unos pasos del Templo Mayor, pero cuando llegó la conquista española el lugar quedó enterrado en el olvido.

No obstante, durante la construcción de lo que ahora es el Centro Cultural de España (2006-2008), ubicado en República de Guatemala 18, se descubrieron los restos de éste en el sótano. Específicamente, se puede observar parte de una de las escalinatas que llevaba al centro de estudios.

Asimismo, hallaron una huella del pie de alguna de las personas que ayudaron a construir el lugar, así como vestigios de su sistema de desagüe. Igualmente, descubrieron almenas con forma de caracol cortado que probablemente decoraban el edificio y hacían alusión a la deidad antes mencionada.

Además de esto, se encontraron lápidas que indicaban el desmembramiento humano durante la época prehispánica. En este espacio que ahora se ha convertido en un pequeño museo también podrás ver piezas de barro que llegaron ahí durante la Colonia.

Si quieres conocer de cerca uno de los espacios en donde la sabiduría mexica era compartida, date una vuelta por este bello edificio en el Centro Histórico. ¡Descubre más secretos del calmécac y de las otras joyitas que resguardó durante siglos!

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