Foto: Especial

11 de junio 2020
Por: Larissa Gil

Cosas que extrañamos (y otras no tanto) de la Lagunilla

Bueno, bonito y ¿barato? Esta cuarentena nos puso a pensar en las cosas que extrañamos de La Lagunilla y otras que la mera verdad no

Los domingos de calor sofocante y mucho sin quehacer eran perfectos para visitar uno de nuestros tianguis favoritos. Ahora que seguimos guardadando la #SusanaDistancia para evitar que esa curva nos agarre en la movida, nos queda tiempo para recordar el pasado y las tantas cosas que extrañamos de la Lagunilla.

Top de cosas que extrañamos de La Lagunilla

Qué lejanos parecen esos fines de semana en los que se asomaba el antojo de salir con el mejor vestido de domingo a echar el rol en este tianguis. Ya sea que estuvieras de pasada en el circuito bicicletero de Reforma o el puro antojo de pasear con la banda.

Los murales

Primera parada de las cosas que extrañamos de la Lagunilla. Qué precioso momento en el que nos adentrábamos a los alrededores del tianguis y se alzaban imponentes los primeros grafitis y otras expresiones de arte urbano. ¿Recuerdas tu favorito?

El monchis

Que su tortita de costillita, que su coctel de camarón, que los tuetanitos burbujeantes o los jochos gigantes se antojaban a cada paso que uno daba en los misteriosos caminos de La Lagunilla. Eso sí, había que estar bien truchas porque al menor descuido e indecisión ya tenías en frente una fila de tres comensales avorazados.

Al final del banquete callejero no podía faltarnos un postrecito: el flan napolitano o un pastel de chocolate se candidateaban como el desenlace perfecto.

Las gangas

El mar de gente va marcando el ritmo de la caminata, sin embargo permite curiosear en los locales de antigüedades o los tendidos improvisados de coleccionistas random con piezas kitch que, sin buscarlas, aparecen frente a tus ojos. Pero no hay sensación más hermosa que encontrarlas en perfecto estado y a módicos precios.

El antro itinerante

Una miche bien fría y a bailar. A algunos les puede parecer extraña esta modalidad de cotorreo, pero la neta es una de las cosas que extrañamos de La Lagunilla. Antes de meterte al rave improvisado, lo importante es elegir el lugar con música más chida; hay para todos los gustos.

Las ropitas

Una playerita con diseño estrafalario o la infalible pieza de paca tenía que estar en nuestra (no) lista de compras domingueras. Si ya tenías a tu proveedor de confianza no había fijón, de lo contrario lo recomendable era preguntar hasta encontrar el combo ganador mejor conocido como bueno-bonito-barato.

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Barberías

Pues ya que andábamos en la renovación del clóset y en la búsqueda de accesorios para la bonita decoración, una shineadita no nos caía nada mal. De nuestros momentos y cosas que extrañamos de la Lagunilla, no podía faltar un corte de cabellera o un pasón a esas barbas (que ahora tendrá que irse por algún tiempo) apenas nos caían de perlas.

Lo que de plano NO extrañamos

El gentío

Aquí las leyes de la física estaban al margen. Había momentos en los que un cuerpo sí parecía ocupar el lugar de otro. Por ahí de las 2 pm el tránsito se hacía prácticamente imposible y no nos quedaba de otra más que quedarnos estacionados unos minutos en lo que la multitud avanzaba unos metros adelante. Para nada entra en las cosas que extrañamos de la Lagunilla.

Los precios manchados

Aceptémoslo, hay puestos y locales en los que la raza se manda. Seguro ya te ha pasado que vas muy tranquilo cuando un menú salvaje aparece SIN PRECIO, te sientas a comer bien relax y a la hora de pagar te vas de espaldas porque una torta te costó 200 pesos ¿Qué?

Otro más en cosas que no extrañamos de la Lagunilla se encuentran aquellos de labia excesiva que te quieren vender gato por liebre en la zona de antigüedades, ¿pues qué pasó, carnal? ¿no éramos banda conocedora?

La chela caliente

Aquí vale la pena detenernos porque no es cosa menor. Y si algo nos cabrea en la vida es la cerveza que parece caldo tlalpeño. A la garganta se le respeta, pero hay algunos marchantes que no aprenden y dejan que las cheves hiervan en las cubetas. Por supuesto que el reclamo no se dejaba esperar.

La basura

Todos somos responsables del consumo de plásticos y utensilios deshechables. Si de plano tu vaso o bolsita de los cueritos ya no cabía en los botes de basura, lo mejor era guardarlos para tirarlos en casa, NUNCA en los montones de basura que se comenzaban a formar después del mediodía

La banda trácala

A pesar de que uno fuera conocedor o se sintiera en confianza, no faltaban aquellos que se querían pasar de vivos con nuestras cosas. Mochila y bolsos enfrente SIEMPRE para evitar que las manos escurridizas encontraran un camino para colarse hasta los celulares y las carteras.

Esperamos que estas cosas que extrañamos de la Lagunilla pronto vuelvan a nuestros domingos placeros. Mientras, si puedes #QuédateEnCasa, ya habrá oportunidad regresar a los lugares que nos han hecho felices.

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