Las personas con discapacidad, asistidas por perro guía en la CDMX, se enfrentan a que algunos establecimientos les prohíban la entrada

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En cuanto les colocan el arnés, los perros de asistencia entienden perfectamente la función que deben cumplir: guiar y darles la confianza suficiente a sus dueños para desplazarse con facilidad entre las calles de la ciudad, ya que —al tener una discapacidad— valerse por sí mismos resulta complicado. Pese a esto, hay quienes todavía cometen actos de discriminación, porque desconocen que la vida de esas personas depende de esos animales, y que los lomillos no son mascotas, sino animales de trabajo.

En 2016, un automóvil embistió a Gerardo Bermúdez por la espalda mientras viajaba a bordo de su motocicleta. El joven sufrió diversas fracturas en todo el cuerpo y quedó totalmente ciego. Un año después, Gerardo encontró la forma de volver a salir sin miedo a la calle, gracias a Lancelot, su perro guía en la CDMX.

“Él es mis ojos, una extremidad más de mi cuerpo”, explica. Sin embargo, Gerardo sufre discriminación constantemente en establecimientos o en algunos medios de transporte que intenta abordar. Así ocurrió el pasado 7 de octubre, cuando le condicionaron la entrada a un cine, ubicado al sur de la ciudad.

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“Al dirigirme hacia el área de alimentos, se acercó a mí el subgerente para informarme que debido a sus políticas no podía pasar con ‘mascotas’ (…) que en caso de que hiciera una excepción si algún cliente llegaba a quejarse nos tendrían que sacar a nosotros de la sala, o bien, si algún cliente se negaba a sentarse a lado de nosotros de igual manera nosotros seríamos los que tendríamos que abandonar la misma”, dijo Gerardo.

En respuesta, la cadena de cines señaló que está comprometida “con la inclusión, por lo que mantenemos una política de cero tolerancia a cualquier tipo de discriminación. Trabajamos continuamente en programas de capacitación con nuestros colaboradores para sensibilizarlos de las distintas necesidades de nuestros clientes y ofrecer la mejor experiencia a todos los asistentes a nuestras salas”.

Además, la cadena se cines se comprometió a dar seguimiento al caso y a reforzar sus protocolos para evitar que otros casos como este vuelvan a ocurrir en sus instalaciones.

De acuerdo con el Consejo para Prevenir la Discriminación (Copred), de 2014 a 2019, solo 11 personas con alguna discapacidad denunciaron trato discriminatorio, luego de que les negaron el acceso a establecimientos mercantiles y/o transportes públicos y privados, acompañados de animales de asistencia, en la mayoría de los casos por algún perro guía en la CDMX.

Del total de denuncias, seis se han conciliado favorablemente entre las personas afectadas y quienes cometieron los actos de discriminación. El resarcimiento del daño se limitó a una disculpa y al compromiso de que no vuelva a ocurrir. Ningún caso trascendió a una compensación económica.

En los cinco restantes no hubo disposición de remediar el daño, y por lo tanto, los expedientes se pusieron a la orden de una “opinión jurídica”, dentro de este Consejo.

A pesar de estos casos, Gerardo considera que “las cosas deben cambiar. Deben dejar de tratarnos así. La discriminación debe acabar”.

¿Está prohibido entrar a algunos establecimientos con tu perro guía en la CDMX?

“Impedirles el acceso a cualquier servicio es un acto claramente de discriminación”, explica en entrevista con Chilango la titular del Copred, Geraldina González de la Vega.

“La confusión de algunos establecimientos mercantiles es –justamente– que entienden a los animales de asistencia como animales de compañía, y por eso les niegan la entrada. Tienen derecho a eso (negar la entrada a mascotas). Pero si tengo una discapacidad, por su puesto que tengo derecho a entrar con mi perro”, agrega. 

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En cuatro leyes diferentes se estipula que por ninguna razón se le debe negar la entrada a una persona acompañada de su perro guía en la CDMX. Tanto los establecimientos mercantiles como los transportistas están obligados a conocer los siguientes fundamentos legales.

“Las personas titulares de los establecimientos mercantiles de bajo impacto, impacto vecinal e impacto zonal tienen las siguientes obligaciones: Permitir el libre acceso a personas ciegas o débiles visuales acompañadas de un perro guía, el cual deberá contar con bozal”, establece el artículo 10, de la Ley de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México.

Asimismo, el artículo 32 de la Ley para la Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad de la Ciudad de México indica: “Las personas con discapacidad visual usuarias de perro guía tendrán derecho al libre acceso a inmuebles públicos que presten algún servicio al público o establecimientos con servicios comerciales”. 

Este artículo, además, obliga a los inmuebles a “contar con las adecuaciones físicas de señalización, acceso y permanencia, que permitan el libre desplazamiento y el uso por parte de las personas con discapacidad visual, las usuarias de perro guía, o cualquier otro instrumento de auxilio para su discapacidad”.


Foto: Anel Rangel.

Además, en el artículo 18 de la Ley de Accesibilidad para la Ciudad de México queda muy claro que “en todo espacio público y privado de la Ciudad de México, principalmente en aquellos que se encuentren abiertos al público en general, se deberá permitir en todo momento el acceso de los perros guía que acompañen a las personas con discapacidad visual”.

El artículo 34 la Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México, reformado el 4 de mayo de 2018, se reconoce la importancia de los perros de asistencia, en especial, el trabajo que realiza un perro guía en la CDMX, y se advierte que el incumplimiento de esta disposición será castigado con multa económica.

“La persona, institución, establecimiento mercantil, instalación y transporte, colectivo o individual, sea de carácter público o privado, que niegue el acceso, la permanencia o el uso de un servicio o cobre por ello una tarifa adicional cuando se incluya un Perro de Asistencia, se hará acreedor a una multa de cincuenta a doscientas Unidades de Cuenta vigentes en el Distrito Federal, independientemente de los delitos que se configuren por la negativa a prestar servicios que se ofrecen al público en general”.

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Ante esto, Geraldina González de la Vega agregó que, además de los establecimientos, los taxis son los lugares donde más discriminan a estos perros, sin importar que sean públicos o privados. Mientras que del Sistema de Transporte Colectivo Metro, nunca han recibido una denuncia por esto.

Los únicos lugares donde se le puede prohibir la entrada a una persona con su perro guía en la CDMX es en los hospitales, debido a higiene y la salubridad de los materiales que se manejan al interior, así como los procesos que se podrían ver afectados por la intervención de un perro, tales como cirugías. Esto lo establece también el artículo 34 de la anteriormente mencionada Ley de Protección a los Animales.

Proceso de denuncia

Al momento de acudir a denunciar, la persona que fue víctima de discriminación debe presentar todas las pruebas suficientes para que el Copred pueda determinar la conciliación con mayor precisión y en menor tiempo: fotos, videos, testigos, etc.

“El área de atención de Copred recibe la queja y valora si lo que se está denunciando es un acto efectivamente de discriminación, en términos de nuestra ley, donde se establece como tal la negación o la obstaculización al acceso de un derecho o de un servicio sin ninguna justificación racional, basada en alguna cualidad de la persona”, aclara la funcionaria.

Una vez levantada la denuncia, se abren dos tipos de expedientes: de queja, si se trata de ente privado, y de reclamación, si se trata de cualquier ente público. A los privados se les cita de manera directa a una audiencia de conciliación, mientras que a los entes públicos se les solicita que aclaren la razón de por qué negaron el acceso a una persona con su perro guía en la CDMX. Luego se le notifica a la Contraloría local, quien revisa con detenimiento el caso para castigar el incumplimiento de las normativas.

Todas las conciliaciones se dan a petición de lo solicitado por las personas discriminadas. “Se habla primero con ellas y nos platican lo que quisieran que se dé en la conciliación. Un grupo de abogados del Copred se reúnen con los entes privados o los públicos y se llega a un acuerdo”, detalla la titular del Copred y agrega que el Consejo no tiene facultad para sancionar. “Lo que nos interesa es la reparación del daño, pero sobre todo que, quien discriminó entienda por qué lo hizo, por qué no debe hacerlo más, y que se comprometa a no volver a hacerlo”.


Foto: Anel Rangel.

Gerardo actualmente se encuentra en proceso de conciliación y pidió capacitar al personal de la cadena de cines. El joven no responsabiliza a nadie de estos actos, ni pretende obtener una compensación económica. Su intención es hacer conciencia de la discriminación que viven las personas con discapacidad que son asistidas por un perro guía en la CDMX. 

De mascotas a binomio

Después de la rehabilitación intensiva que llevó Gerardo a causa del accidente, el joven se postuló para adoptar un perro guía en una escuela de Estados Unidos, país donde él radicaba y donde sufrió el accidente. Luego de algunos meses de espera, le notificaron que había sido elegido para conformar un binomio; sin embargo, debido a algunas políticas de migración, le negaron este derecho por no haber nacido en aquel país. Fue entonces que Gerardo se vio obligado a buscar esta ayuda canina en México.

Luego de medio año de espera, la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos le asignó a Gerardo su perro guía en la CDMX, Lancelot, un labrador retriever de 4 años. Para conformar el binomio, el joven tuvo que internarse con él un mes, en dicha escuela, para que se adaptaran uno al otro.

“Me hicieron una revisión muy rigurosa de movilidad y sentido, de independencia, de orientación, de que tuviera bien el oído. Debes ser una persona entre 18 y 55 años, que trabajes o estudies”, recuerda Gerardo, y detalla que no dio dinero a cambio.  

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Lancelot empezó su entrenamiento estricto como perro guía en la CDMX tres años antes de conocer a Gerardo, cuando la familia con la que convivió lo devolvió a la escuela de entrenamiento, pues su tarea consistió solo en enseñarle ciertas cosas básicas: no subirse a los sillones y camas, socializar con otros perros, defecar y orinar en ciertos horarios y solo bajo una orden, sentarse, pararse, caminar a lado izquierdo, y comer 50 gramos de croquetas en cada comida, tres veces al día.

Ya integrado en la escuela de entrenamiento, Lancelot aprendió a esquivar obstáculos, a obedecer las señales de tránsito, los semáforos, a respetar e ignorar a las personas en sus desplazamientos, a no distraerse con comida o ruidos, a obedecer los comandos de dirección, como encontrar elevadores, escaleras y rampas.

“Cuando adquirí a Lancelot, lo primero que me pregunté fue, ¡¿cómo voy a confiar más en un perro que en una persona? Si hasta las personas se distraen’. Tenía miedo. Sin embargo, después de dos años no he tenido un solo incidente. Esquiva todo, hasta los carros que van saliendo, las coladeras abiertas, los medidores de luz que están salidos, las heces de otros perros. Siempre va un paso adelante de mí”, relata Gerardo.


Foto: Anel Rangel.

“Lancelot es muy parecido a Frida, siempre lo confunden en la calle”, confiesa Gerardo, y recuerda que en cuanto lo vio crearon un vínculo especial: “Nunca te imaginas tener esta conexión y esta confianza con un perro, que nunca podrías tener con una persona. 

¿Cómo es vivir con un perro guía en la CDMX?

“Trasladarse de un lado a otro con un bastón resulta muy tedioso y tardado”, explica Gerardo, “pero con un perro guía es mucho más sencillo. El problema es la discriminación”.

“En todos los transportes, el perro guía siempre va a los pies de su usuario. Nunca jamás se va a subir al asiento, ni se tiene que pagar un asiento extra por él. Sin embargo, de 10 microbuses, se para uno nada más. También es complicado abordar un taxi. Sufro una discriminación muy frecuente por parte de los choferes. Esto me ocurre al menos dos veces por semana”, lamenta Gerardo.

El pretexto principal por el que les niegan o condicionan el acceso a las personas con discapacidad —asistidas por sus perros— es que la mayoría de los establecimientos en la ciudad prohíbe la entrada de mascotas, según las denuncias registradas por el Copred.

En segundo lugar se encuentra el prejuicio de que los perros son antihigiénicos. Ante esto, Gerardo aclara que los dueños de un perro guía en la CDMX también tienen obligaciones, como bañarlos con frecuencia, cepillarlos todos los días para que suelten la menor cantidad de pelo, llevarlos siempre con el arnés, y traer consigo su carnet de vacunación y la certificación de perro de asistencia.

No obstante, de acuerdo con información de la titular de Copred, por el momento no existe en México alguna acreditación oficial, pero existen escuelas que además del entrenamiento dan algún tipo de certificación que indica que no es una mascota.

Tipos de perros de asistencia

El perro guía no es el único animal de asistencia o de trabajo que existe. Hay cinco tipos más: de alerta médica, aquellos que avisan a su dueño cuándo tomar su medicamento o aplicarse algún tratamiento; de servicio, aquellos que jalan, recogen y llevan cosas; de seguridad, aquellos que protegen propiedades o personas, principalmente niños; de rescate, aquellos que detectan sobrevivientes en catástrofes o accidentes; y de antinarcóticos, aquellos que detectan drogas y/o estupefacientes.

“Los animales de asistencia son los medios que permiten a las personas con discapacidad incluirse y acceder a todo tipo de servicios, atracciones y derechos. Todos debemos comprender que no debemos excluirlos, porque no nos ponen en peligro, no son sucios ni antihigiénicos”, concluye la titular del Copred.

Infografía: COPRED.

Geraldina González de la Vega explicó que una persona que desee denunciar un acto de discriminación en su contra lo puede hacer a través de las redes sociales de la Copred, en Facebook o Twitter, por correo electrónico a la dirección [email protected], a los teléfonos 5512-8639 y 5341-3010, o acudir personalmente a sus instalaciones en la calle General Prim 10, en la alcaldía Cuauhtémoc, de lunes a jueves de 9:00 a 18:00 horas, y viernes de 9:00 a 15:00.