El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció que el aeropuerto en Santa Lucía —en Tecámac, Estado de México— ganó la consulta nacional sobre la nueva terminal aérea, lo que se traduce en la cancelación de las obras que se realizaban en Texcoco, donde se iba a construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Tras señalar que la opción “ganadora” fue habilitar la Base de Santa Lucía a la aviación comercial, el propio López Obrador reconoció que no se han hecho estudios sobre su posible funcionamiento.

Chilango consultó a Luciano Arturo Pérez, especialista en aeródromos, quien nos explicó qué se tendría que contemplar en la base de Santa Lucía para echarla a funcionar como aeropuerto.

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¿Qué necesita el aeropuerto en Santa Lucía para operar?

El experto asegura que para que un aeropuerto empiece a funcionar se deben contemplar varios factores, como: los terrenos, el espacio aéreo, los estudios de viento e infraestructura, equipo tecnológico, personal capacitado, proyecciones de usuarios y del tipo de aeronaves que estarán volando, además de certificaciones internacionales.

“México es un país firmante de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y eso lo obliga a cumplir los estándares para que un mismo avión y tripulación que opera en Nueva Deli, Dubai, Francia, Australia, o Canadá, tenga las mismas condiciones de seguridad, eficiencia en la infraestructura y servicios para la navegación y los pasajeros”, dice Luciano Arturo Pérez, miembro del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica (CIMA).

El especialista mencionó que hasta el momento los discursos sobre el funcionamiento del aeropuerto en Santa Lucía no han sido realistas, pues no se tiene ningún estudio e incluso pensar en que operará en tres años es muy complicado.

“Tan solo se acaba de inaugurar una pista en el aeropuerto de Cancún que tardó cinco años y ese mismo tiempo nos llevamos en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Los procesos deben ser muy claros o el aeropuerto en Santa Lucía podría arrancar siendo insuficiente”, señala.

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A continuación te presentamos algunos de los puntos que se deben tomar en cuenta para que el aeropuerto en Santa Lucia comience a operar.

Rediseñar el tránsito aéreo

El plan maestro debe contemplar el rediseño del procedimiento de gestión del tránsito aéreo para hacer que ambos aeropuertos sean compatibles. “En primera instancia se tiene que reubicar el sistema VOR, que es un equipo de apoyo a la navegación aérea que te dice la distancia a la que estás de tu destino y hacia qué dirección vas”, dice Pérez García.

Previo a la reinstalación del VOR, es necesario hacer una investigación para saber dónde lo van a ubicar, probarlo con simuladores, certificar su operación y revisar su nivel de factibilidad.

Si estás con cara de what porque no sabes qué es el VOR, te contamos que se trata de un elemento tecnológico que evitaría incidentes entre aviones, pues es capaz de guiar a las aeronaves mientras se encuentran en el aire.

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Comprar más terrenos en Santa Lucía

El espacio en las pistas del aeropuerto en Santa Lucía es limitado, de acuerdo con los estándares internacionales, dice el especialista del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica.

“Si no se agrega terreno a lo que hoy tiene la Secretaría de la Defensa, las pistas proyectadas no podrían operar para la aviación civil, porque una cosa es la franja de concreto y otra es la parte de facilidades y apoyos que necesita la operación: una de ellas es la cabecera que debe tener una longitud de 900 metros muy aparte de lo que es la pista”, explicó.

Coordinación con el AICM

En el estudio que el gobierno entrante deberá elaborar es necesario que se incluyan las facilidades de conexión entre aeropuertos, de lo contrario, dice Pérez García, México puede dejar de ser atractivo para la aviación.

El experto detalló que actualmente un pasajero que llega de Europa por la Terminal 2 y va a viajar a Cancún por la Terminal 1 debe salir, recoger su equipaje, pasar migración y aduanas, cruzar un filtro y tomar el aerotren. Ya en la otra terminal debe pasar por filtros de seguridad y dejar su equipaje. Todo ese proceso dura alrededor de una hora y media. “A eso agrégale la conexión entre el AICM y la Base de Santa Lucía. Si es con los medios actuales prácticamente es una hora y media de traslado, más hora y media de conexión. Todo ese tiempo nos saca del mercado”, comenta.

Si el tiempo de conexión no se reduce, el experto considera que el flujo de pasajeros bajará. ”Las personas van a preferir viajar de Europa a Miami y de Miami a Cancún y se pierde un vuelo en el que se pudo generar un ingreso económico a la CDMX porque el aeropuerto gana por operación”.

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En este sentido, el especialista recomienda revisar la operación de otros aeropuertos, pues en algunas ciudades del mundo tienen dos, uno dedicado a los vuelos locales y otro a los internacionales; sin embargo, se deben ofrecer facilidades a los usuarios.

“No es mala idea dedicar un aeropuerto para cada cosa, pero se debe pensar en la conectividad. En Japón, por ejemplo, uno y otro están lejos pero tienen un tren gratuito, rápido y tan puntual que te asegura que vas a llegar a tu vuelo y no hay problemas de coordinación de autoridad. Nuestro ideal debe ser evitar que nos gane la burocracia innecesaria”, precisa.

Más análisis

Otro punto necesario antes de operar el aeropuerto en Santa Lucía es analizar y proyectar cuántos usuarios tendría nuestro país en cinco, diez y hasta 20 años para saber si se podrá dar abasto.

Actualmente, el aeropuerto de la CDMX moviliza 44.7 millones de personas al año, de acuerdo con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), lo que significa un rebase de operaciones de 40% y se proyecta llegar a atender 70 millones de usuarios en 2020.

Al mismo tiempo hay que estudiar el mercado de la aviación, dice Luciano Pérez, para saber qué tipo de aviones estarán operando en los siguientes años.

“Esto es como decir: voy a tener un estacionamiento en mi casa, pero yo debo prever si voy a meter un coche, una camioneta o un tráiler. Tenemos que conocer su tamaño, características y requerimientos para prestarles un servicio seguro y no cerrar el mercado a las naves más nuevas”.