Lo que inició como una práctica escolar de tres estudiantes de la UNAM se convirtió, luego de cuatro años de estudio y 14 meses de emprendimiento, en Lady Meche: un proyecto de intervención social comunitario con mujeres inmersas en el comercio sexual en la zona de La Merced, considerado como uno de los corredores de prostitución más grandes de América Latina.

El proyecto —encabezado por la académica María Elena García Mendoza y por Paulina Leticia Flores Castro, Karina Yazmín López Espinosa y Brenda Natalia Martínez Payán, egresadas de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS)— tiene como objetivo reducir los daños psicosociales que el comercio sexual ha causado en las mujeres que lo ejercen.

Paulina Leticia asegura que no se trata de generar capacitación para que las trabajadoras sexuales obtengan un puesto de trabajo, sino que se sientan escuchadas, integradas, no tanto asistidas. “No planteamos que abandonen su actividad, lo que buscamos es ofrecerles una alternativa real, que puedan escoger en dónde quieren estar”, detalla Karina Jazmín, otra de las integrantes del proyecto.

“Nuestra estrategia no es su reinserción socio laboral, ni la rehabilitación, sólo detener los estragos negativos derivados de una vida de violencia y explotación”, agrega la académica, quien precisa que entre los objetivos del proyecto es que la empresa social genere utilidades para las 30 mujeres que lo integran y reivindicar sus derechos.

Lady Meche, orgullosamente puma

Una práctica comunitaria fue la semilla que le dio vida a Lady Meche, puesto que las estudiantes se percataron de la necesidad de reducir los daños psicosociales que se han producido en mujeres inmersas en el comercio sexual.

A través de la aplicación de estrategias comunitarias, del seguimiento de casos y talleres de arte, salud y elaboración de objetos, las estudiantes y la académica lograron involucrarse con las mujeres con el fin de entender y proponer soluciones a sus principales problemas.

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Además, fueron las propias mujeres involucradas quienes expresaron el deseo de tener algo propio, un negocio o una empresa establecida formalmente.

“Detectamos que una de las principales incógnitas era su futuro laboral. Las mujeres de 35 a 45 años nos comentaron su preocupación porque ya no tienen las mismas ganancias que cuando eran más jóvenes y les preocupa qué harán cuando ya no tengan casi ningún cliente, pues no tienen prestaciones ni ningún tipo de seguro”, dice Brenda Natalia Martínez, al explicar cómo surgió la idea de crear un negocio que le permita a esas mujeres satisfacer sus necesidades no solo económicas sino de respeto de sus derechos humanos.

Alba Malva

La idea de crear una empresa ya era un hecho, pero aún había dudas: ¿de qué sería esa empresa? ¿cuál sería su producto estrella? La respuesta la encontraron en los cosméticos.

“Las trabajadoras nos manifestaron que el maquillaje es algo muy importante para ellas, incluso para nosotras porque esa fue la manera en cómo nos acercamos. Ellas han estado involucradas en esta onda de cómo se va proyectar, qué va a tener. Además, todo está inspirado en el barrio, desde el nombre, el diseño, absolutamente todo”, detalla Karina.

Así y después de cuatro años de trabajo llegó Alba Malva, un pequeño estuche metálico que incluye un bálsamo para los labios, hecho de manera artesanal y con productos 100% naturales.

Foto: Karla Almaraz

Además de ser el inicio de una ambiciosa empresa, la creación de estos productos también pretende rescatar la identidad del barrio de la Merced, por lo que cada uno llevará un nombre representativo o un diseño que nos transporte a esta emblemática zona de la Ciudad de México.

Alba Malva tiene distintos colores, así como un precio de preventa de $150 pesos. Por ahora no hay un punto de venta en específico; sin embargo, se puede encargar a través de la página de Lady Meche o en sus redes sociales.

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De manera paralela, este grupo de mujeres comenzó una campaña en Donadora con la finalidad de crecer el proyecto, contar con un establecimiento para la venta de sus productos y crear más líneas de maquillaje.

Las personas interesadas en apoyar este proyecto pueden donar desde un peso y, a cambio, obtendrán una recompensa, por ejemplo, el libro titulado “El barrio de la Merced y su patrimonio cultural: perspectivas de mujeres inmersas en el comercio sexual”, el cual incluye fotografías tomadas por las trabajadoras sexuales.

El reto sigue

Además de ser reconocido con el Premio UVM por el Desarrollo Social 2017, las creadores de Lady Meche consideran que el proyecto ya está dando sus primeros frutos en las mujeres que se unieron.

Foto: Karla Almaraz

“Ellas han aprendido a socializar, porque una de las características que ellas tienen es que, debido a la realidad que viven, están acostumbradas a olvidar y seguir adelante”, explica Martínez, quien añade que el plan a futuro es que estas mujeres puedan tener habilidades sociales, psíquicas y tolerancia a frustración.

“Queremos ser una plataforma de trabajo formal. Que si a ellas no les gusta hacer cosméticos se vayan a otro lugar con una carta de recomendación, pero que sepan que pueden hacer algo más y dejen de pensar que solo sirven para prostituirse”, concluyó Paulina Flores, una de las creadoras de Lady Meche.