El amor y las relaciones personales ya no son como antes. Con el paso de los años, los chilangos se han alejado o arrepentido de llegar al altar, ya que mientras disminuyen matrimonios en CDMX, los divorcios van en aumento.

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El matrimonio, poco a poco, se ha quedado vestido y alborotado. La idea de encontrar a tu media naranja, casarte, formar una familia y vivir feliz para siempre ha sido sustituida por una amplia gama de posibilidades para crear un proyecto de vida o para vivir una relación de pareja.

Desde el año 2000, la cifra de matrimonios ha disminuido en México. Aunque el número de casamientos tuvo un ligero repunte entre 2010 y 2012, desde entonces la tendencia ha ido a la baja, al pasar de 583 mil 264 enlaces matrimoniales en 2013 a 501 mil 298 en el año 2018, su punto histórico más bajo, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

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Las cifras revelan que la Ciudad de México tuvo la tasa más baja de matrimonios de todo el país en 2018, cuando se registraron solo 2.9 uniones nupciales por cada mil habitantes.

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Foto: Inegi.

Tal vez preguntes: ¿a qué se debe esto, Tío Chilango? ¿Acaso los mexicanos hemos dejado de creer en el amor?, ¿es verdad que el amor acaba, como cantaba José José? La verdad es que no, simplemente los chilangos hemos encontrado otras maneras de definir, vivir y disfrutar el amor y las relaciones de pareja.

El concepto del matrimonio se ha transformado con el paso de los años y actualmente ya no está necesariamente ligado a lo que se entendía como familia nuclear (papá, mamá e hijos).

“Actualmente se ha cuestionado, se ha revalorizado y se ha puesto en entredicho la relevancia que esta institución (matrimonio) tiene. Los individuos han entendido que el establecimiento de una relación de pareja no necesariamente se debe cobijar en un marco de matrimonio civil, religioso o ambos”, detalla la maestra Tania Lizbeth Meléndez, académica de la UNAM, especializada en temas vinculados con sociología de la familia y cambio social.

La especialista explica que, a pesar de que la gente continúa casándose, también lo hacen con la idea clara de que no es como antes, cuando se establecía que el matrimonio era hasta que la muerte los separe.

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¿Felices para siempre? Disminuyen matrimonios en CDMX, pero aumentan divorcios

Algo que sí ha aumentado sin parar son los divorcios. En 2000 se registraron 52 mil 358 separaciones en México, mientras que en 2018, 156 mil 556 parejas se separaron.

En lo que respecta a la Ciudad de México, el aumento no ha sido tan grande. En 2017 se registraron 12 mil 631 divorcios y un año después la cifra creció a 12 mil 720, según datos del INEGI.

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Foto: Inegi.

Una explicación es que la idea del “felices para siempre” también ha cambiado. “En mi generación de 40 y más todavía vimos en los matrimonios de padres y abuelos esta idea de matrimonio más afianzada, se tenía una idea en la sociedad de que casarse era para toda la vida y que aunque no estuvieras satisfecho con eso debías permanecer ahí. Hoy, los jóvenes ya vieron que sus padres cuestionaron esa forma de relacionarse en pareja, ya cuestionaron ese formato y reconstituyeron sus familias y, con más razón, los jóvenes lo piensan y lo identifican como una alternativa. ”, señala la maestra.

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Al revolucionar y repensar estos conceptos se ha abierto la puerta a otras posibilidades de relaciones: uniones entre personas del mismo sexo, relaciones abiertas, unión libre, parejas que no viven juntas y un largo etcétera. De igual manera se ha desechado poco a poco la idea de que debes permanecer junto a tu esposo o esposa para siempre, aunque ya no se entiendan.

Con el avance del feminismo y de los estudios de género se han abandonado paulatinamente ciertos estereotipos relacionados con el matrimonio, como que una mujersea una “solterona” por no casarse o “poco mujer” si decide no tener hijos o una “dejada” si decide divorciarse.

Sin embargo, esto no ocurre en todos lados. La especialista detalló que esta deconstrucción del matrimonio y de las relaciones personales ocurre regularmente en clases medias, mientras que en sectores pobres o de poblaciones indígenas continúa este pensamiento de que una mujer está mejor o es mejor vista si está casada.

“Otra cosa que ha revolucionado la idea del matrimonio es la posibilidad de casarse con alguien del mismo sexo. Esto revolucionó la manera en que concebimos el matrimonio y la familia, ahora no solamente un matrimonio es entre un hombre y una mujer, sino que hoy establecemos que también puede ser hombre y hombre o mujer y mujer y también se le quita el carácter de la reproducción o de la procreación, incluso en parejas heterosexuales”, concluyó.

Si bien el matrimonio continúa como un vínculo importante que da derechos y garantías legales, la sociedad actual ha optado por cuestionarlo y encontrar nuevas maneras de relacionarse. En tanto, el matrimonio se ha quedado vestido y alborotado.

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