En junio de este año nos enteramos de que una chef nacida en la Ciudad de México había sido reconocida en Singapur como la mejor mujer chef del mundo por la lista The World’s 50 Best Restaurants. Estaba por todos lados. Dejando fuera lo polémico y absurdo que es este galardón (que presupone que una mujer no puede ser la mejor chef del mundo y punto), el sentimiento general es de orgullo por el reconocimiento a una mexicana que trabaja en Estados Unidos en tiempos de Donald Trump.

“No sabía que quería ser chef, sólo sabía que era lo que me hacía más feliz”, dice la nacida un 26 de agosto de 1990, quien creció en una familia de mujeres con amor por la cocina.

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Desde niña, Daniela pasaba el día en la panadería de su abuela, lavando utensilios y observando los procesos de elaboración del pan. Su madre era también una increíble cocinera. Pero fue ella quien decidió ponerse seria y estudiar cocina, lo que le ayudaría a apaciguar su personalidad hiperactiva, característica por la cual es conocida hasta la fecha.

A los 25 años ganó el James Beard Award en la categoría de estrella emergente, premio que fue validado este año con el nombramiento de la mejor mujer chef. El éxito en Cosme y Atla, los dos proyectos con los que es socia de Enrique Olvera en Nueva York, y las próximas aperturas de Olvera en Los Ángeles y Las Vegas son un reflejo del gran momento que pasa esta sociedad fuera de México.

“Estoy lista para tener la responsabilidad de romper las barreras de lo que el mundo cree que necesitamos las mujeres o los hombres para ser cocineros, para destacar, para poner en alto al país”, comenta Daniela desde la cocina de Cosme, que se conforma por un 50 por ciento de hombres y un 50 por ciento de mujeres, la mayoría de ellos inmigrantes provenientes de México, Centroamérica, Venezuela y hasta Rusia.

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En palabras de su socio, “México siempre ha tenido grandes mujeres en la cocina, no solamente en las casas sino en los restaurantes”. Es bueno saber que la herencia y el legado de mujeres como Patricia Quintana, Alicia Gironella, Carmen Ramírez Degollado, Mónica Patiño y muchas más está en buenas manos.

Con esa alegría que le caracteriza, Daniela será la encargada de dar continuidad a una tradición milenaria de buena cocina y lo hará desde una trinchera foránea, poniendo a México y su gastronomía en lo más alto. Por ello, los mexicanos (mujeres y hombres) le tenemos que estar muy agradecidos.

Daniela Soto-Innes

  • Vive en Nueva York, donde es chef de Cosme y Atla
  • Lo que más extraña de México: los tlacoyos y las gorditas de chicharrón prensado
  • Hace ocho años conoció a Enrique Olvera, con quien trabajó en Pujol