El huachicolero. El doctor covid. El taquero. El inmigrante… No, no estamos jugando lotería, esos son algunos de los trajes para niño dios que encontramos en la Meche. ¿Ya los has visto?

Para algunos hogares el Día de la Candelaria no sólo se trata de echar la tamaliza, sino que también existe la tradición de vestir al niño dios para ‘intencionarlo’ o como agradecimiento. Normalmente se utilizan ropones, chambritas o vestidos muy elaborados —los de quinceañera se quedan cortos—, pero el ingenio de los mexicanos se ha hecho presente y ahora es posible encontrar ofnis más modernos e inusuales.

Obviamente este tipo de trajes para niño dios han provocado el enojo de algunos chilangos que lo ven como una ofensa máxima. Hijole, que ni se enteren del pasito perrón. Pero también han motivado la creatividad de los marchantes que trabajan confeccionando y vendiendo todo lo necesario para alistar a las bendis. Si ya saben cómo somos los mexicanos, para qué nos dan cuerda.

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La romería de los niños dios

En el Centro Histórico, justo en la zona de la Merced, es donde se lleva a cabo la romería de los niños dios desde hace más de 60 años. De cajón, en la calle de Talavera se encuentran concentrados los negocios dedicados a confeccionar ropones, pero como la Candelaria es la celebración más importante, en las calles aledañas de Jesús María, Manzanares, Alhóndiga y Venustiano Carranza se monta un enorme tianguis para satisfacer la demanda en estas fechas.

Las madrinas cargando a los niñitos y los gritos de los vendedores ofreciendo ropones nos dan la bienvenida a la tierra de las chanclitas doradas, alas, ropones, calcetines y cobijas de bebé. Aquí la mayoría de los puestos son familiares, toda la familia trabaja en el y se va pasando de generación en generación. Además, cada uno tiene su especialidad, mientras unos venden la vestimenta, otros tienen zapatos, accesorios o incluso se dedican a la reparación de los niñitos.

Por ejemplo, sobre la calle de Jesús María se encuentra lo que nosotros llamamos “el hospital de niños dios”, ya que aquí están los artesanos encargados de la reparación de aquellos que sufrieron un accidente. Eso sí, también hay algunas madrinas vanidosas que les dejan a sus niños sólo para que les den una manita de gato: ojitos más brillosos, chapitas más rosadas, todo sea por dejarlos lo más guapos posible.

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Trajecitos para todos los gustos y presupuestos

Más adelante comienza la oferta de diferentes modelitos para vestir a las bendis. Hay para todos los bolsillos y para todos los gustos, cualquiera sale con un ofni perrón, sólo hay que buscarle con paciencia entre los cientos de opciones disponibles. La mayoría de los trajes son clásicos, ya saben, ropones como de fiesta, así que hay que abrir bien los ojos para cazar las joyitas del ingenio mexicano.

Nuestro primer hallazgo fue en Manzanares esquina con Jesús María, donde encontramos a Yamil, quien ha decidido incursionar con mamelucos de colores. “Hacemos vestidos porque muchos no quieren cambiar, pero ya también hay señoras que se les hace bonito ponerles el mameluco de peluche como si fueran bebés”, nos platica mientras señala algunos mamelucos de muestra. Muy kawaii esto de los trajes peluditos.

Niñitos taquero, huachicol y doctor covid

Siguiendo el recorrido llegamos a Talavera, la calle con negocios dedicados al niño dios durante todo el año. Justo a la mitad se encuentra Creaciones Guadalupe, un local que llama la atención por su aparador con niñitos vestidos de doctor covid, taquero y hasta estudiante. ¿Khé? Así como lo leen, es imposible no entrar a echar una mirada curiosa ya que estos trajecitos resaltan entre los ropones por su creatividad.

Adentro se pueden ver más niños dios de diferente tamaño, estilo y uniformados de distintas profesiones y oficios; todos perfectamente acomodados en los estantes y a la vista de las madrinas que llegan a preguntar por el precio de la diminuta ropa. Guadalupe González es la mente detrás de tan ingeniosas vestimentas. Hace 21 años abrió su negocio y decidió poner en práctica todo lo aprendido en la escuela de diseño de modas para crear trajecitos que conecten emocionalmente con sus clientes.

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Pese a que muchos lo ven como una ofensa, las vestimentas que confecciona Lupita son un tributo respetuoso y nacen de peticiones íntimas. Sin entender el contexto, los trajecitos podrían causar carcajadas —es válido, imagínense al bebé taquero o al mariachi—, pero lo que hay detrás son las historias de sus clientes, quienes buscan un poco de paz y depositan su fe en los niños dios. Por lo que nos cuenta Lupita, estas creaciones surgieron hace apenas unos años y fue de chiripa:

Todo comenzó con el del huachicol, ese fue el primero y salió cuando fue el incendio grande de Puebla [2019] en el cual se devastaron muchos. Ahí murieron 3 integrantes de una misma familia, uno de ellos era el marido de la muchacha que me pidió el diseño. Ella me trajo una camisa del marido y un pantalón de mezclilla. Con esa ropa confeccioné el trajecito del huachicol para vestir a su niño.

La neta uno no se imagina que detrás del niño dios huachicolero habría una historia como esa. ¿No? El punto es que a raíz de ese trajecito, Lupita comenzó a recibir más peticiones especiales, las cuales atienden a las creencias de los mexicanos, según nos platica. “Es fe. Para pedir trabajo, para pedir que mejore la economía, para que no falte salud, para encomendar tu trabajo. El chef, por ejemplo, es porque mi hija que estudió eso, se lo regaló a su profesora”.

Viviendo la nueva normalidad

Por supuesto que el covid no sólo llegó a modificar nuestras rutinas, sino que se abrió lugar en cualquier aspecto de la vida, desde los memes, hasta la vestimenta de los niños dios. Hace unos años jamás lo hubiéramos imaginado de la llamada nueva normalidad.

Desde el año pasado Lupita incorporó el doctor covid a sus trajecitos, ya que comenzó a ser muy solicitado. “Este ha sido de los más vendidos, son los que piden salud o los que sobrevivieron al covid o incluso en honor a los que se murieron de esa enfermedad”. ¡Misterio resuelto! De aquí surgieron los populares trajes de doctor con careta y mascarilla, que inundan los puestos de la romería.

Además de este pequeño doctor también hay trajes disponibles de marinero, barrendero, taquero, reportero, mesero, policía… ¿Por qué? Se trata de intencionar el trabajo para que haya buena fortuna en lo laboral, como si fuera un ritual. Incluso hay un estudiante, el cual recomendamos para aquellos que quieren titularse y no’más no lo logran. ¿Cuántos les mandamos, chilangos?

Eso sí, aquí no hay cabida para peticiones como un traje de superhéroe ni de Pokémon, dice Lupita. “Nuestro trabajo lo intencionamos a dios, así que sólo hacemos profesiones y oficios que nos piden. Todo es respetuoso”. Aún así no se ha salvado de algunos trabajos muy peculiares, como el de Malverde, conocido en el norte como el Robin Hood mexicano y también venerado como el santo patrono de los narcos.

Trajes a la medida

Como ya les platicábamos, en Creaciones Guadalupe hay varios trajecitos listos para llevar a casa, esto se debe a que han sido de los más populares y pedidos por las madrinas que llegan a su local. De hecho, mientras fotografiamos algunos niños, un par de marchantas compraron trajes de militar, estudiante y policía. Pero si lo que buscas no se encuentra en los aparadores, no te preocupes, que Lupita se encarga de hacerlo realidad.

Crear desde cero el traje de una profesión toma entre una y dos semanas dependiendo de la cantidad de detalles del trabajo. “Para los moldes nuevos me tardo alrededor de dos semanas depende de la dificultad. Cada uno lleva bolsita, corbata, pechera, gorrito y sus accesorios especiales”, menciona, “como el estilista, que lleva su cangurera con todo lo que utilizan para peinar”.

A diferencia de los ropones de santos, vestir a un niño dios con un trajecito de profesión es más económico ya que no llevan muchos adornos dorados, pedrería, bordados, ni encajes. “Son telas clásicas, sencillas, que se confeccionan como ropa. Más que nada es un trabajo de inteligencia”.

La creatividad para la hechura lo es todo: ingeniárselas para recrear los uniformes de cada profesión, conseguir los accesorios en el tamaño necesario y darle su toque personal es parte de la chamba que lleva a cabo Lupita y su familia. Pese a que son trabajos únicos, los costos no son muy elevados. Para que se den una idea, vestir a un niño dios grande, de 80 cm, cuesta alrededor de $200 pesos.

Cada una de las piezas confeccionadas aquí, en Creaciones Guadalupe y en la romería, son trabajos manuales hechos de corazón por hábiles manos chilangas. Desafortunadamente las ventas están a la baja debido a la pandemia, dice Lupita que la gente aún tiene mucho miedo lo han resentido. Sin embargo, se mantiene positiva.

Aquí estamos para hacerles cualquier profesión y traje que necesiten, nosotros podemos hacerlo realidad para una fecha especial, una promesa o cualquier altar.

Futbolista, barrendero, migrante, estudiante, doctor covid, pediatra, mesero, huachicol, reportero, policía, mariachi… para los chilangos no hay límites cuando se trata de innovar y darle un giro a lo tradicional. Se acuerdan de la frase que dice “Hay talento, sólo hace falta apoyarlo”, pues Lupita es el claro ejemplo de ese ingenio. Así que ya lo saben, los trajecitos más originales para vestir al niño dios se encuentran en la romería de la Meche, pero si no hallan lo que buscan, Creaciones Guadalupe se los confecciona.