En español abundan las frases, expresiones y dichos populares con adjetivos que denotan color, casi siempre aunados a estados de ánimo o emociones. ¡No te quedes en blanco y descubre el origen de estas expresiones con colores!

Los seres humanos tenemos la capacidad de ver el mundo a todo color, a diferencia por ejemplo de nuestras mascotas, los perros o los gatos, quienes pueden ver únicamente ciertas tonalidades, como el amarillo o el azul en tonos muy pálidos (y no sólo en blanco y negro como se creía).

La oportunidad de apreciar toda la gama de colores del arcoíris a través de lo que observamos en todo momento nos ha llevado a construir todo tipo de relaciones con los colores: sabemos nombrar una gran cantidad de tonalidades de un solo color. Por ejemplo, más allá del verde claro y verde fuerte, en español de México hablamos del verde botella, del verde bandera, del verde agua, del verde pistache, del verde militar.

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Origen de expresiones con colores

Hemos aprendido a combinar nuestra ropa, a saber con qué color habrá más luz en nuestra cocina, qué colores mezclar para un obtener un tercero, a saber qué color es más apropiado para nuestro negocio (algunas teorías dicen que el color rojo y el naranja despiertan el apetito, por ejemplo), a partir de teorías psicológicas que relacionan las emociones o reacciones corporales con determinados colores.

A lo largo del tiempo los colores han ido relacionándose con estados de ánimo o emociones y es a partir de tales relaciones que han nacido muchas expresiones que incluyen este tipo de adjetivos,  materializandose en refranes y dichos populares. A continuación abordaremos algunos de los más representativos.


1. El que quiera azul celeste que le cueste.

Este refrán expresa que cuando una persona anhela algo valioso, tiene que trabajar y esforzarse mucho por ello. Algunas fuentes señalan que su antecedente se encuentra en el refrán de origen español: “A quien lo quiere celeste, que le cueste”, el cual tiene el mismo significado.

El origen de la expresión se rastrea hasta el ámbito de la pintura, en la época del Renacimiento, cuando se encargaban frescos para iglesias y templos a pintores reconocidos. En aquellos tiempos el color azul, que predominaba en estas obras debido a las representaciones que se hacían del cielo, se generaba a partir del lapislázuli, un mineral color azul profundo originario de Oriente.

El azul de ultramar, como se le denominó al color fabricado a partir del lapislázuli, era sumamente caro debido a los gastos de transportación y extracción, incluso se dice que llegó a costar lo mismo que el oro. El azul de ultramar combinado con blanco daba origen a un azul celeste digno de los más bellos cielos, además de que era muy resistente al paso del tiempo.

De esta manera, cuando alguien pensaba en incluir color azul en su obra de arte, sabía que le iba a costar una fortuna, por esto mismo actualmente decimos: El que quiera azul celeste que le cueste.

2. Viejo rabo verde.

En español contamos con varias expresiones populares que hablan del color verde, como sacar canas verdes, para referirse a hacer enojar a alguien: “sus hijos le van a sacar canas verdes” o estar verde, referido a algo que aún no está listo: “la construcción de mi casa está verde, va a tardar unos meses” o a alguien inexperto o poco preparado: “este muchacho no sabe nada de albañilería, está verde”.

Una de las frases más curiosas referidas a este color es sin duda la de viejo rabo verde, que según el Diccionario del español de México o DEM (Colmex, 2010) significa: “Hombre viejo que tiene la costumbre de pretender a las jóvenes con fines amorosos”. El lingüista José G. Moreno de Alba afirma que desde la antigüedad el color verde se asociaba con la vejez, pero con la “ancianidad vigorosa”. Es decir, con aquellas personas mayores que poseían un espíritu juvenil.

Y como a aquellos hombres y mujeres les sobraba la energía, algunos pensaban que también les sobraba la energía sexual, el deseo sexual. A estas personas se les denominada viejos y viejas verdes. Tiempo después, esta característica comenzó a verse como privativa únicamente de los hombres, así que ya no hubo “viejas verdes”.

El Diccionario de la Lengua Española (RAE, ASALE, 2020), en su acepción número 13 para el adjetivo verde aún incluye este significado: “Dicho de una persona: Que conserva inclinaciones sexuales impropias de su edad o de su estado. Viejo verde”. Así, en México, para referirse a un hombre mayor que acosa a mujeres menores le llamamos: viejo rabo verde

3. Chiste colorado. 

Tradicionalmente, el color rojo se relaciona con estados de ánimo tales como la vergüenza o el enojo, debido a que nuestro rostro se enrojece al experimentar estas emociones. Así, en el español de México tenemos expresiones como “ponerse rojo del coraje” o simplemente “ponerse rojo” que según el DEM significa: “Subirle a alguien la sangre a la cabeza por vergüenza, coraje o timidez” (Colmex, 2010).

El color rojo también se asimila con el calor, quizás por el color de las brasas ardiendo, y a partir de ello también con el sexo. La palabra colorado, que literalmente significa “de color rojo” se emplea en ciertos contextos para hablar de asuntos “subidos de tono”. En español de México, hablamos de un chiste colorado para referirnos a uno “que trata de asuntos sexuales o el que es grosero: “¿Te sabes chistes colorados?” (DEM, 2010).

Resulta interesante notar que en algún momento en la historia de la lengua española, entre el siglo XVII y XVIII, el adjetivo colorado se utilizaba con el mismo significado de verde que explicamos en la entrada anterior, como algo “indecente” o “obsceno”, se hablaba por ejemplo de cuentos verdes para referirse a las historias para adultos.

El español de México adoptó la voz colorado para referirse a este tipo de narraciones, mientras la expresión “cuentos verdes” no prosperó. Con ello, aparecieron las frases cuento colorado y chiste colorado, siendo esta última la más usada. La expresión se afianzaría en el lenguaje con la llegada de los “chistes de Pepito” en los años 50, los cuales eran sumamente irreverentes.

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4. Ver el mundo color de rosa.

Actualmente el color rosa se relaciona con lo femenino y con lo delicado, aunque no siempre fue así. Este color ha estado presente, por ejemplo, en el ámbito religioso (en el que no figuran mucho las mujeres) desde tiempos antiguos, en túnicas y en actos litúrgicos. En épocas anteriores, tanto reyes como reinas llevaban ropas de este color. Fue hasta finales del siglo XIX que poco a poco se fue relegando el color rosa  al ámbito de lo femenino; y en el siglo XX también al ámbito de la homosexualidad.

La lengua ha reflejado estas inclinaciones de ver el rosa como el color de la feminidad, de lo bello y de lo dulce, dado que en este contexto nacen las frases ver la vida color de rosa o ver el mundo color de rosa, según el DEM ésta última significa: «Situación imaginada o vista como si todo fuera muy fácil, agradable, bonito, etc: “Con tanto dinero, vive en un mundo color de rosa”» (Colmex, 2010).

Siguiendo esta línea, en español de México también tenemos la frase “prensa rosa” que se utiliza para referirse a los medios de comunicación “Que tratan de asuntos amorosos o relativos a la vida privada de personas famosas o conocidas por su frecuente aparición en estos medios” (DEM, 2010). En algunos casos, también se habla de la nota rosa.

En el mundo de la música esta idea vio su máxima culminación con La Vie en Rose o “La vida en rosa”, emblemática canción del año 1946 de la talentosa cantante francesa Édith Piaf, la cual justamente habla de una mujer que ve el mundo color de rosa cuando está en compañía de su amado.

Finalmente, en el español actual están presentes un sinnúmero de expresiones populares que se forman a partir de colores, desde las que se refiere al carácter “especial” de la realeza o la aristocracia como en ser de sangre azul, pasando por aquellas con el sentido de “padecer muchas dificultades y penas” como en se las vio negras, (DEM, 2010), hasta aquellas que denotan ciertas fuentes que comparten información sensacionalista, como en la prensa amarillista.

Estas expresiones llenan nuestro vocabulario y nuestro discurso de vida, de expresividad y, por supuesto, de color al retratar nuestra manera peculiar de ver y conceptualizar nuestro colorido entorno, en el que hay viejos rabo verdes y chistes colorados.