Pensar ha sido en el andar. En la antigua Grecia los estudiantes que seguían a Aristóteles en aquella escuela sin pupitres y sin salones —que envidia—, su pensar era caminar, la anécdota se enriquece aún más cuando el errante o el nómada pedalea. Sin duda la bicicleta ha sido el vehículo preliminar de varios pensadores ya que parece ser la velocidad suficiente para otear el paisaje sin necesidad de arrollar a alguien o causar un estrago vial. Un vehículo para la reflexión.

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La bicicleta como inspiración

Varios autores han sido retratados, fotografiados o caricaturizados andando en la bicicleta por la recurrente anécdota de que eran ciclistas. Mark Twain nombra una antología (miscelánea) Taming the Bicycle tomando como punto de partida la anécdota cuando contrató a un empleado a enseñarle a andar en bicicleta y fracasó. Este compilado es una muestra que la bicicleta, como inspiración filosófica o la literaria, siempre ha estado presente.

Hemingway

Ernest Hemingway el titular de la generación perdida y posiblemente el padrino de la generación Beat. Para este autor todo debe ser intenso, intensidad por vivir e incluso para morir, fanático de la fiesta brava, el box y también del ciclismo aunque no lo pronuncie con tanto volumen como su afición a lo bélico y su fehaciente alcoholismo. La filosofía de este autor yace en el vitalismo de su pluma: si vas a hablar del box o de la guerra más vale que te hayan noqueado y que hayas sostenido un fusil. Por lo mismo la bicicleta le es su transporte de preferencia, para conocer una ciudad no la puedes apreciar con la misma intensidad en un automóvil que desde el sudor y desgaste físico de una bicicleta.

Ernest Hemingway.

David Byrne

Viaje en bicicleta de David Byrne es una crónica contemporánea de un Nueva York experimentado desde los pedales. Este texto del músico-cantautor-artista de los Talking Heads está escrito a manera de ensayo, reflexiones a la velocidad de las ruedas, ni muy veloces para los pensamientos efímeros de un automóvil, ni el pausado devenir de la caminata.Una pluma haciendo de la vida cotidiana, tal vez anodina, una odisea reflexiva.

Patti Smith

Continuando con el hilo de la literatura norteamericana: Patti Smith, artista polifacética partícipe en el movimiento Beat y la escena artística de Warhol, comienza su carrera en una fábrica de bicicletas. Antes de Horses, antes de Because the Night, antes de ser esta ícono de la escena punk-rock Patty Smith era ciclista. En el 2021 lanza una canción April Fool en la que menciona —superficialmente— el viaje en una bicicleta oxidada y que andaran como los escritores lo hacen, ni ricos ni pobres.

Patti Smith en Rio de Janeiro. Fotografía vía Wikimedia Commons, por Daigo Oliva.

Alfred Jarry

Alfred Jarry el primer Absurdo, antecesor directo de Jean Genet, Eugene Ionesco, Arthur Adamov y el Nobel de Literatura Samuel Beckett. Reconocido por su crítica satírica (lamento la redundancia) ante la burguesía a través de Ubú Rey caricaturizando a este personaje tirano y absurdo con una botarga. Póstumamente se publica una antología de sus escritos de inspiración literaria y filosófica ciclista en Ubú en bicicleta.

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Albert hoffman

Es famoso aquél viaje que Albert Hoffman hace en su bicicleta teniendo el primer trip en la historia de la humanidad bajo los efectos del LSD, después de ver a sus ratas de laboratorios comportarse un poco raro ante ese “ansiolítico”. Al llegar a su casa Hoffman se cae de su bicicleta habiendo experimentado las alucinaciones psicosomáticas del ácido lisérgico, en los ochenta recuerdan el 16 de abril de 1945 como el día de la bicicleta.

Simone de Beauvoir

Simone de Beauvoir, feminista y existencialista cofundadora de la revista intelectual Los tiempos modernos. Pocos escritos realmente describen la libertar y el vigor que es andar en bicicleta y para la castora incluso se puede vincular su placer ciclista con el feminismo; su madre le había prohibido aquella actividad pues le parecía un placer erótico estamento que la misma Simone reafirmaría en sus correspondencias con Sartre escribiéndole que andar en bicicleta la hacía sentir como una moza lujuriosa (calco de lusty wench). Cuenta la anécdota que dada la prohibición de pedalear debió aprender ya de grande en un París concurrido en el que chocó contra varios transeúntes y un perro.

¿Algún otro nombre faltó? Seguro que sí, pero lo que es un hecho es que la bicicleta como inspiración literaria se puede ver en muchas caras.

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