2 de julio 2019

#MartesDeTacos🌮: Una taquería diminuta, legendaria y con un gran secreto

El Taco Taco es una taquería diminuta pero queridísima. Como está cerca de la XEW, la llaman "las tortas de la W" y sus tacos tienen un secreto delicioso.

Por: Margot Castañeda de la Cruz

Pensar en tortas de pavo es pensar en La Casa del Pavo, la tortería que nació a principios del siglo pasado y que tuvo un centésimo aire de fama gracias a Roma, de Alfonso Cuarón. Pero hay más. Hay más ciudad, más torterías, más torteros y más pavitos alimentando al chilango conocedor. Está, por ejemplo, El Taco Taco.

Es un changarro sexagenario al que la banda —sobre todo la del barrio de San Juan— conoce como “Las tortas de la W” porque está a unos pasos de la XEW.

¿Taquería o tortería? Ninguna. O ambas. Este lugar es más bien una… pavería. Si el término no existía, lo acabamos de inventar. Su especialidad es clara: pavos fritos, en taco o en torta. Ah sí, fritos. Ahí está la magia.

A diferencia de La Casa del Pavo, donde hornean los pavos, en El Taco Taco el ave se fríe, entera, dentro de un cazo de cobre con manteca de cerdo hirviente. Pausa para imaginar la delicia crujiente que sale lista para rebanarse sobre una tortilla con aguacate. 😍🤤 Sigamos.

Recién frito, el pavo se corta en láminas finas y se sirve calientito sobre el carbohidrato elegido: telera o tortilla. Cualquier versión —torta o taco— lleva medio aguacate o más –no exagero– y un poco de salsa de chipotle, picosita y con cuerpo –ni aguada ni espesa–. Tantán. El taco va con copia y, aunque la tortilla no se rompe a pesar del peso, sí es necesaria porque la porción es gigantesca. Un poquito de cebolla, cilantro, limoncito y rajas de chiles escabechados y ¡date!

Insistiré en la fritura del pavo porque es donde está el secreto. La carne queda suavecita (la ves y se deshace) pero la piel es crujiente y el sabor es brutal: entre el pavo y el cerdo… emoji de corazón.

El creador de este hermoso local —un pequeño hoyo en la pared afuera de la Cantina El Reforma— es don Luis Buenrostro (QEPD) y los responsables de mantener su encanto son sus hijos (esperamos que después sigan los nietos). Con suerte te atiende Ramón, el buena onda; pero si te toca el malhumorado, aguántate que la comida lo vale.