Pedir comida a domicilio en CDMX es tan sencillo como desbloquear el teléfono, abrir una aplicación, seleccionar un restaurante, un platillo, confirmar el pedido y listo. Sin embargo, el costo es alto para los restaurantes (y para los consumidores), especialmente durante la crisis derivada por la pandemia de covid-19.

Debido a las indicaciones de quedarse en casa, cientos de restaurantes y changarros chilangos cerraron —hasta el momento no se sabe cuántos permanentemente—. Algunos se mantuvieron funcionado solo con el envío a domicilio, que ha sido salvavidas, aunque los ingresos no se equiparan a los que percibían antes de la pandemia.

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Es en este contexto, los restaurantes se valen de aplicaciones como Uber Eats, Didi Food o Rappi para enviar comida a domicilio. Sin embargo, otros más prefieren no pagar —o no pueden pagar— los costos de comisiones que ello implica.

“Si lo que quieres es apoyar a tu comunidad y a los negocios locales, lo mejor es pedir directamente con nosotros (los restaurantes). Las aplicaciones cobran una comisión de entre el 22% y 30%, más IVA (…) La matemática ya no sale cuando el 80% o más de nuestras ventas llegan por aplicación. Antes de la pandemia, eran un 20% de las ventas y tenía sentido, ahorita estamos sufriendo mucho”, dijo Zack Bezunartea, fundador de Fat Vegan.

Por ejemplo, en un pedido de $100 se pagan $30 de comisión, $28 del costo del producto, $22 en mano de obra y $16 del IVA. Restan cuatro pesos que no son suficientes para el pago de renta, servicios y demás, explica Zack.

Al respecto, Uber Eats aclara que los porcentajes de comisiones se establecen tras evaluar cada caso, “para asegurarnos de que el acuerdo sea de beneficio mutuo”.

Ese cobro, detalla en un comunicado al respecto, permite mantener servicios de calidad para usuarios y restaurantes en la plataforma, emplear a especialistas en atención al cliente, emprender acciones de marketing (que incluyen impulso a restaurantes locales) y tener medidas de seguridad, como el seguro para los socios repartidores

Para adaptarse a esta crisis, Fat Vegan lanzó su propia plataforma para envíos de comida a domicilio en CDMX. “Desde que empezamos nuestro servicio (a domicilio) hemos podido contratar a gente —dijo Zack—. Tenemos a dos repartidores que tienen un salario, seguridad social, beneficios que las plataformas no dan”.

Otra implicación del aumento de los pedidos a domicilio a través de las aplicaciones es que los restaurantes se ven forzados a subir sus precios para que les sea rentable. Según Zack, si más restaurantes tuvieran su propio servicio a domicilio, los costos no se elevarían tanto.

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Esta situación no es exclusiva de restaurantes pequeños como Fat Vegan. “Nosotros no trabajamos con ninguna aplicación porque realmente se me hacen abusivas (…) Yo creo que la gente no sabe la cantidad de dinero que nos cobran a los restaurantes, casi el 30%, y además al cliente le cobran un porcentaje de envío”, dijo el chef Édgar Núñez, dueño de Comedor Jacinta y Sud 777, uno de los mejores restaurantes de la ciudad y del mundo.

Sud 777 y Comedor Jacinta habilitaron el envío de comida a domicilio en CDMX; publican en redes el menú y reciben los pedidos por teléfono o a través de WhatsApp. El reto —de acuerdo con el chef— fue “la búsqueda del packing, (encontrar) cómo podíamos hacer llegar nuestra cocina en un empaque bonito; además de diseñar un menú que pudiera viajar porque la mayoría de la comida no viaja”.

Hay restaurantes que basaron su modelo de negocio en el envío a domicilio por aplicaciones y que también la están pasando mal, como es el caso de Clara y Ema, un restaurante especializado en sándwiches de huevito.

“En un inicio nos fue muy bien (con las aplicaciones), se entendió el modelo de negocio y se podría decir que fuimos socios. Pero después de lo demostrado en esta crisis nos dimos cuenta que no somos socios y que cada quien ve por sus intereses”, dijo a Chilango Humberto, uno de los fundadores de Clara y Ema.

Al principio, la gran ventaja que vieron en las aplicaciones fue la de crecer como marca y llegar a más clientes. “Las apps llegaron como complemento de nuestras ventas; es decir, una venta extra con la que —aunque no ganaríamos mucho o nada— llegaríamos a potenciales nuevos clientes”, agregó Humberto. Ahora que dependen casi totalmente de los envíos a domicilio, ese esquema no funciona.

La petición para que las apps disminuyan comisiones

Debido a la crisis que enfrentan, al menos 25 restaurantes chilangos se unieron para solicitar a las aplicaciones una reducción momentánea de sus comisiones, las cuales varían entre el 20 y 30% de cada envío.

“En tiempos normales, muchos de nosotros solemos capturar entre el 10% y 30% de ventas por sus plataformas. Estas ventas, aunque tienen un margen mínimo de ganancia debido a las comisiones, valen la pena (…) Pero estos no son tiempos normales”, indica la carta.

En su carta, los restauranteros pidieron una reducción de 50% de las comisiones, no permanente, sino mientras pasa esta crisis.

Durante la pandemia, Uber Eats lanzó su campaña Pide Local, para aumentar la visibilidad de restaurantes pequeños y medianos, la cual, según el comunicado, suma envíos gratis para 30 mil restaurantes de América Latina y más de un millón de pedidos.

Además, agrega, las donaciones de usuarios a sus restaurantes favoritos (la cual es una medida temporal) ha reunido más de 100 millones de pesos en México, mientras que se simplificó el proceso de registro de nuevos lugares y lanzó un programa para que restaurantes pequeños y medianos reciban sus pagos diariamente y ya no a la semana.

A su vez, Didi Food destacó su campaña Estamos Juntos, a través de la cual ha invertido más de 20 millones de pesos en duplicar el descuento que cada restaurante pequeño y mediano ha decidido ofrecer para aumentar sus ventas.

“Yo creo que ahorita con el tema de la pandemia (las aplicaciones) no se solidarizaron ni tantito (…) Nosotros preferimos hacer la entrega directamente”, dijo Núñez.

Opciones de comida a domicilio en CDMX sin comisiones

La situación por la que atraviesa de la industria restaurantera ha visto el surgimiento de proyectos como Colectivo Tlacuache, una plataforma dedeliveryque surgió de la unión de varios restaurantes chilangos para llevar comida a domicilio sin pagar las comisiones que cobran las apps.

Foto: Vegan Express

Otro ejemplo es Vegan Express, un servicio de mensajería que ya operaba antes de la pandemia. “Vegan Express Bicimensajería es una colectiva de bicimensajerxs que surge como un proyecto de movilidad, distribución y logística de envíos dentro de la Ciudad de México, una de las ciudades con más tráfico y caos vial en el mundo”, dijeron a Chilango los creadores del proyecto, Azul y Tayén.

Vegan Express no cobra comisiones a los restaurantes aliados, solo el costo del envío a domicilio que en su totalidad queda en manos del repartidor.

Parece ser que el envío a domicilio será una tendencia que permanecerá un largo periodo en la industria restaurantera. Sin bien se prevé la reapertura de restaurantes el 15 de junio, ello depende del comportamiento del semáforo epidemiológico que habilitó el gobierno de la CDMX, el cual hasta ahora está en rojo. Para apoyar a los pequeños restaurantes y changarros de la ciudad, en Chilango lanzamos la #LléveleLlévele, un directorio de comida (y otros servicios) a domicilio porque el barrio nos necesita.