Toy Story acompañó a los millennials que crecieron con juguetes similares a los protagonistas de la película de Disney-Pixar, pero con todas las generaciones compartió recuerdos y provocó nostalgia por las interminables horas de juego y diversión. Las primeras tres películas de la saga fueron realmente emotivas.

Sin embargo, Woody y Buzz nos han enseñado que el cambio es inevitable y casi siempre bueno. Por eso Bonnie, su nueva dueña,será la encargada de reconectar a los populares juguetes con una nueva generación de niños y jóvenes inmersa en la tecnología.

Toy Story 4 busca repetir el éxito de sus antecesoras con una nueva aventura, en la que Woody duda de su lugar cuando llega Forky, el nuevo juguete de Bonnie, y todos sus compañeros se ven involucrados en un viaje por carretera que demostrará lo grande que puede ser el mundo para un juguete.

No sabemos qué nuevos cambios sufrirán los protagonistas de la historia, pero estamos seguros de que los enfrentarán juntos, pues, como se sabe, su amistad va “hasta el infinito y más allá”.

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Toy Story, sin sombrero no hay vaquero

Con el Oscar a Mejor Película Animada en 2010, parecía que Toy Story cerraba con broche de oro su exitosa trilogía y que las aventuras de Woody y Buzz habían terminado. Nueve años después llega la cuarta entrega que, si bien mantiene a Tom Hanks y a Tim Allen como las voces que dan vida a los personajes principales, se ha nutrido de nuevos talentos para desarrollar el guión.

Los guionistas de Toy Story 4 son Rashida Jones (quien interpretó a Karen Filippeli en 27 episodios de The Office y una de las herederas del gran Quincy Jones), Will McCormack (The Sopranos) y John Lasseter (ganador del Oscar en 1995 por el desarrollo y la aplicación de técnicas que hicieron posible el primer largometraje animado por computadora: Toy Story).

La dirección ahora es responsabilidad de Josh Cooley, quien ha tenido diversas tareas en otras exitosas películas animadas de Pixar, como Intensamente, Up y Ratatouille.

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¡Solo un muñeco, un juguete infantil!

Desde la aparición de Toy Story en 1995, el equipo de Pixar decidió que todos sus proyectos tendrían la misma exigencia: una historia original y emotiva que requiera algo que no supieran cómo hacer.

Fue así como el equipo liderado por Ed Catmull y John Lasseter comenzó a trabajar en la primera película de animación 3D hecha en su totalidad por computadora. El mérito fue doble, pues además se convirtió en el primer largometraje del joven estudio.

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Aunque Pixar contaba con las herramientas para desarrollar ese tipo de animación (o las creaba sobre la marcha), no habían hecho un proyecto tan grande. La empresa tuvo que

crear software y hardware a la par de la trama de la película, pero el programa tenía sus límites: era ideal para objetos geométricos, pero de otra manera las figuras terminaban viéndose como algo plástico. ¿Cómo desarrollar una cinta con una limitante de esta magnitud? Fácil: los protagonistas serían juguetes.

Catmull sabía muy bien que la cinta no podía depender únicamente de la animación, pues algún día se vería obsoleta, así que decidió darle más peso a la trama y trabajar en un relato que perdurara en la memoria de los espectadores.

Así nació la amistad entre Buzz y Woody y el resto ya es parte de la historia del cine.