Cuando Cindy la Regia (Cassandra Sánchez-Navarro) huye de su fiesta de cumpleaños, en la que quien ha sido su novio por casi una década pretende pedirle matrimonio —por qué no—, su existencia cambia radicalmente al dejar su casa y escapar a Ciudad de México. La historia suena predecible, pero no lo es… tanto.

Hasta ahí parece una típica y trillada comedia romántica, pero el encanto de Cindy la Regia no está en ella: radica en los antagonistas. Por años, el cómic autoría de Ricardo Cucamonga (que puedes ver aquí) nos ha regalado viñetas llenas de sátira social y humor negro. La cinta le da vida a su entrañable personaje, que en pantalla lidia con algo más que “casarse, tipo bien”. Cindy descubre que no es el centro del universo ¡y qué bueno!

El personaje que interpreta Regina Blandón, Angie, la prima que no tiene ningún tapujo en vivir una vida “normal”, le dará a Cindy muchas lecciones acerca de la sexualidad, empatía y el amor.

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Nos gustó que la historia dote de identidad, desventuras y desencuentros “reales” a los personajes, se sienten más cercanos y eso aligera la trama. Por ejemplo, Cindy la Regia consigue un trabajo en el que tendrá que lidiar con su jefa, mete la pata por querer arreglar la vida de otros, y hasta tiene una charla entrañable con su abue, son cosas que quizá nos pasen también. Y se agradece.

Aunque hay romance —¡y qué bonito!—, no es precisamente Cindy la Regia quien llega a la capital para enamorarse de un apuesto y pobre príncipe. Es la transformación que sufre su personaje, al no dejar atrás sus costumbres e identidad, lo que estamos seguros muchos agradecerán. Quizá eso la hace menos fantasiosa y, sí, más divertida.

Nos reímos. Nos divirtió, ¿vale la pena ver Cindy la Regia?… sí. El año pasado en México la rompimos en taquilla con tramas burdas (perdón, No Manches Frida 2), y no es malo, pero sin duda saldrás con una sonrisa del cine y ganas de ser tu mejor compañía.

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