¿Cuál es la magia de Miyazaki para transportarnos a lugares de ensueño? Una de las características de los filmes de este director son los paisajes tan especiales que ha creado para cada filme, desde bosques encantados, hasta saunas donde queremos retozar. Aunque estos emblemáticos sitios están inspirados en Japón, país del cual es originario, hemos encontrado algunos spots de CDMX para revivir sus pelis. ¿Te animas a descubrirlos todos?


Arrietty y el mundo de los diminutos

Una de las películas más curiosas del director, en la cual el mundo de los diminutos —muy al estilo de Pulgarcita viviendo en una casita dentro de un tronco— se ve amenazado por la incesante destrucción de los seres humanos. La historia recuerda lo efímero de la vida y la importancia de llenarse de aquello que te llena el corazón, así como la necesidad de cuidar a la naturaleza. Solo tenemos un planeta.

Jardín Etnobotánico del LAA

Sin duda un lugar para sentirte en el hogar de Arriety es el Jardín Etnobotánico del Laboratorio Arte Alameda, en el cual se encuentra una peculiar instalación llamada Ento Motel, la cual busca recibir insectos y aves en un diminuto resort cinco estrellas. Habitaciones, una piscina y hasta el centro de convenciones para arañas forma parte de este lugar, además de las flores, plantas endémicas y hasta fresas cultivadas.

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La Escondida

Sobre la carretera México-Toluca se encuentra La Escondida, un enorme lugar que esconde el mundo de los diminutos. Entre el boscoso paisaje se levantan unas pequeñas casas, puentes, riachuelos y hasta feria tamaño miniatura, como si fuera el poblado de Arriety. Al fondo se encuentra un restaurante, pero no vamos a negar que la estrella del lugar es este jardín único en su tipo.


El viaje de Chihiro

Si hay un filme entrañable de Miyazaki es El Viaje de Chihiro, una historia de fortaleza y perseverancia en un mundo mágico con personajes y paisajes cautivadores. Chihiro es una pequeña niña, como cualquier otra, que descubre su capacidad para vencer sus inseguridades y lograr lo extraordinario. A lo largo de la historia conoce lugares de ensueño como las aguas termales de Yubaba, el mercado de comida y hasta una estación de tren en medio del agua.

Asociación México Japonesa

Los paisajes por los que transita Chihiro son totalmente japoneses, así que para sentirte en esta película tienes que visitar la Asociación México Japonesa. Este lugar fue inaugurado en 1959 como un puente para el entendimiento entre ambas culturas. Aquí encontrarás el restaurante japonés más tradicional y antiguo de la ciudad, así como un impresionante jardín con cerezos —no, no estamos mintiendo y son hermosos—, estanques, puentes y por supuesto construcciones de estilo nipón.

Barrio Chino

Al inicio de la película la pequeña Chihiro está angustiada porque, tras un atracón de comida en un mercado, sus padres se convierten en cerdos. Los locales se encuentran al aire libre, a pie de banqueta y están decorados con farolas de papel y otros motivos asiáticos, tal como en el barrio chino de la CDMX, sólo que nos falta la gran variedad gastronómica de la peli. Eso sí, si pensamos en parajes de comida mexas —estilo mexa, con lonas de colores y rótulos— dignos de una comilona pensaríamos en la calle Sur 20, en Iztacalco, el tianguis de Santo Domingo o el tianguis de Chachalacas en la Anzures.

Baños Señorial

No olvidemos que Yubaba dirige unos baños/aguas termales para espíritus, lugar en el que Chihiro comienza a trabajar. Pues en Ciudad de México tenemos los Baños Señorial, donde puedes entrar al vapor o al baño turco, recibir un masaje e incluso un corte de cabello. Seguro estás pensando en la mala fama del lugar, claro que algunas parejitas vienen aquí a calmar la calentura, pero para esto hay cuartos privados.

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El increíble castillo vagabundo

¿Qué sería de nosotros sin la esperanza del amor? El Castillo Vagabundo es una historia de superación a través del amor, del reconocimiento a uno mismo y de la forma en la que este deja huella a través del tiempo. Mientras Sophie intenta librarse de un maleficio llega al castillo móvil del mago Howl, quien le enseñará a disfrutar de cada momento y el poder de abrir su corazón.

Sombreros Tardan

Por si no lo recordabas, antes de subirse al castillo vagabundo Sophie trabajaba en una sombrerería clásica, ya saben, esas donde te toman las medidas, eliges tu estilo, material y te confeccionan la pieza. Aunque pareciera un arte extinto, en el centro de la ciudad sobrevive Sombreros Tardan, un negocio que abrió sus puertas en 1847 y que, aunque ha pasado por varios dueños, todos han tenido como objetivo crear espectaculares sombreros.


Parque Nacional Loreto y Peña Pobre

Aunque el enorme jardín al que llega el castillo vagabundo está inspirado en Suiza, a nosotros nos recordó al Parque Loreto y Peña Pobre. Este espacio fue inaugurado en 1987 en el terreno que perteneció a una antigua fábrica de papel, aún así la extensión de áreas verdes es enorme. Aquí encontrarás pasto perfectamente cuidado, árboles, flores y una que otra fuente regada en el lugar.

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La princesa Mononoke

En un momento en el cual tomar acciones para evitar una catástrofe climática, Princesa Mononoke tiene un mensaje importante. A través de la historia de un príncipe con una maldición y de una joven criada por la diosa lobo Miyazaki nos muestra la gravedad del ecocidio. Además, realiza una crítica a la sociedad, quien es esclava de la tecnología y el consumismo.

Parque Nacional Cumbres del Ajusco

Al pensar en Mononoke tenemos que remontarnos a una reserva natural, un oasis en medio del caos de la ciudad. La más conocida es el Parque Nacional Cumbres del Ajusco, ubicada al sur de la ciudad. Este parque abarca 920 hectáreas de área natural protegida en las cuales destacan elevaciones de hasta 3,900 metros para escalar. En algunas áreas aún es posible encontrar fauna endémica como teporingos, tlacuaches, musarañas, coyotes, comadrejas, zorrillos y gatos montés.

Dinamos

Otro parque nacional digno de Mononoke son Los Dinamos, con 2,500 hectáreas de bosque para llenar los pulmones de aire fresco. Cabe resaltar que en este lugar se encuentra uno de los pocos cuerpos de agua que quedan en la ciudad: el Río Magdalena. Entre pequeñas cascadas, saltos de agua, pinos, abetos y encinos podrás pasar un día lleno de magia con tus personas favoritas.

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Se levanta el viento

Algunos afirman que es la mejor película de Miyazaki, nosotros sólo podemos decir que nos encanta como todo lo que surge en Ghibli. Esta historia es una reflexión acerca de la guerra —algo recurrente en sus filmes— y su impacto. Sin embargo también es una historia de amor a la vida, en la cual conocemos al pequeño Jiro Horikoshi, apasionado de la aeronáutica quien se convertiría en el diseñador del avión utilizado en el ataque a Pearl Harbor.

Museo de la Fuerza Aérea Mexicana

Justo en la controversia, verdad. Entre que son peras o manzanas, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles alberga dos museos, uno dedicado a los vestigios arqueológicos encontrados en la zona y otro a la fuerza aérea. Aquí hay planos de construcción, fotografías e incluso aviones antiquísimos mexicanos, tal como los que le gustaban Jiro. Así que si tienes tiempo para revivir esta peli, te recomendamos darte una vuelta por Santa Lucía.

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