Al sur de nuestra capital se ubica el barrio de La Conchita de Coyoacán, un sitio en donde la naturaleza y el aire colonial brindan a sus visitantes paz, tranquilidad y silencio. La icónica capilla de este lugar, que es considerada la primera de la CDMX, cuenta con una fascinante historia que rememora a Hernán Cortés y La Malinche. ¿Quieres conocerla? Aquí te contamos todo sobre este encantador recinto.

Esta es la historia de La Conchita de Coyoacán

A unos cuantos pasos de la Fuente de los Coyotes y el Jardín del Centenario, se levanta entre espesos árboles la Iglesia de la Concepción (mejor conocida como “La Conchita”), una ancestral capilla que ha visto transcurrir medio milenio de historia más allá de sus muros.

Sus orígenes se remontan a la primera parte del siglo XVI, cuando las tropas españolas tomaron control de todo el Valle de México. Fue en ese entonces cuando Hernán Cortés decidió establecerse en el territorio de Coyoacán y comenzar ahí la edificación de diversos recintos, tanto para la administración pública como para la propagación de la fe cristiana.

Entre las diversas construcciones que se le atribuyen al español se destaca este templo pequeño, el cual estaba edificado con materiales perecederos y contaba con un amplio atrio; el lugar recibió el nombre de la Iglesia de la Concepción y se considera que es la primera capilla cristiana construida en la Nueva España.

Con el paso de los años y por el desgaste natural de la construcción, a finales del siglo XVII fue necesario realizar modificaciones significativas en la capilla. En efecto, sobre los restos de la edificación original se estableció una iglesia abierta con base similar a la primera.

Finalmente, hacia 1750 se llevó a cabo el levantamiento de la iglesia que conocemos hoy en día, la cual posee una hermosa fachada con ornamentación barroca y un retablo con columnas salomónicas, así como numerosas pinturas de los siglos XVII y XVIII.

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La plaza de La Conchita: ¿Un obsequio para La Malinche?

Existen numerosas leyendas alrededor de esta capilla, así como de la plaza que rodea a este recinto. Una de ellas rememora la relación que Malinalli (mejor conocida como La Malinche) mantenía con Hernán Cortes: Luego de ser entregada como tributo al español, la afamada joven se habría convertido en su intérprete y en la madre de su pequeño hijo, Martín.

Cuando se consumó la caída de Tenochtitlán en 1521, Cortés estableció a La Malinche en una casa construida especialmente para ella en el corazón de Coyoacán; se trata de “La Casa Colorada”, una casona ubicada en Higuera 57, la cual posee una fachada al rojo vivo, tal como lo habría pedido la mujer.

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De acuerdo con la historia, habría sido la propia Malinalli quien solicitara que, a un costado de su residencia, colocaran un amplio jardín para realizar sus paseos, así como una pequeña capilla que le ayudara a practicar su nueva fe cristiana. De este modo habría tenido origen la capilla de la Inmaculada Concepción, dedicada a la Virgen y al cuidado de la orden franciscana.

Tras la muerte de La Malinche, estos territorios habrían quedado en manos de sus descendientes y, posteriormente, el atrio de esta construcción religiosa se convertiría en la plaza que podemos ver hasta la actualidad.

Por otra parte, las leyendas urbanas aseguran que en el lugar se aparece La Llorona, nada más y menos que el fantasma de la propia Malintzin. Asimismo, dicen que esta iglesia resguarda el dolor de La Malinche entre sus muros, ya que les espera un amor muy corto (como el que tuvo con Hernán Cortés) a quienes tienen la osadía de casarse en su interior.

Los orígenes prehispánicos de la capilla

Más allá de los relatos que se han construido en torno a este espacio sureño de la capital, lo cierto es que las investigaciones arqueológicas han brindado respuestas más eficaces al respecto de su historia.

En efecto, hace algunos años se dio a conocer el hallazgo de elementos arquitectónicos prehispánicos bajo el recinto. Al parecer, este lugar habría sido un punto de encuentro para las comunidades tepanecas que residían en Ecatempan (nombre de esta zona hasta antes de la Conquista).

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Cuando Cortés ordenó la construcción de la capilla, determinó que su ubicación estaría sobre el terreno de lo que anteriormente se erigía como un altar prehispánico. Desde este punto, comenzó la evangelización de las comunidades indígenas que vivían en los alrededores.

Cabe destacar que trabajos de restauración de 2012 y 2014 sacaron a la luz al menos tres entierros de origen prehispánico (del Posclásico Temprano y Tardío), así como cientos de restos humanos pertenecientes a entierros cristianos de los siglos XVI al XX, los cuales estaban ubicados bajo la iglesia o en el terreno correspondiente al atrio.

La Conchita en la actualidad

Luego de los sismos que han marcado a la ciudad durante el siglo XXI, la capilla ha sufrido importantes daños; no obstante, los trabajos de restauración han permitido que hoy podamos contemplar este bonito lugar con un esplendor similar al de otras épocas.

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