“La pérdida es una experiencia que desafortunadamente podemos compartir todos”, dice Socorro Venegas, autora de Ceniza roja y escritora que ha atravesado a tientas el camino del duelo. Hace más de 20 años vivió el dolor indescriptible de una fractura amorosa a causa de la muerte, un punto final tan súbito e indeleble que la llevó a resignificar quién era. Andando en la oscuridad se dio cuenta que aún existía un atisbo de luz del cual podía agarrarse para sobrevivir. Así es Ceniza roja, su más reciente libro, páginas que consignan cómo atravesar el infierno de la ausencia.

Ceniza Roja: atisbos de luz en la oscuridad

Tras la muerte de su primera pareja, Socorro conoció un dolor tan profundo que no cabía en consuelo alguno. Por recomendación médica comenzó a escribir en una libreta, sin reglas, ni propósito mayor, sólo escribir.

Fue como una especie de medida de sobrevivencia. Ni siquiera puedo decir que era terapéutico, la verdad es que yo no sentía que me ayudara en nada”. ¿Qué haces ante eso? Seguir como puedas.

”Ante una pérdida de estas dimensiones la verdad es que no hay consuelo, entonces es un libro donde se consignan esos días y cómo se puede atravesar el infierno”, añade, pero hasta en el infierno hay luz.

La escritora nos platica que, si no hubiera esperanza entre las palabras, Ceniza roja no existiría,  ya que la idea es ser un acompañamiento para quienes estén atravesando una pérdida.

Es muy impresionante para mí como en estas páginas, además de un profundo dolor, había también una esperanza que peleaba. Estaba ahí la vida abriéndose camino, día a día, página a página.

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Ceniza roja de Socorro Venegas

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Al mismo tiempo, se trata de mostrar la reconstitución de la persona en duelo, quien deja atrás una etapa y su forma de ser. Para nuestra autora, este nuevo reconocimiento es saberse como viuda, un momento de liberación:

Es aquí cuando reconoce que el camino no solamente está lleno de sombras y de oscuridades, es muy poderosa la luz. La vida es lo más poderoso que hay y eso está en estas páginas. Están las grietas por las que una nueva luz va entrando.

El duelo es metamorfosis

Los textos que dieron forma a esta obra son fragmentos del duelo de Socorro, haciendo de Ceniza roja la más íntima hasta ahora.

Comencé a escribir el diario tres meses después de la muerte de mi pareja y termina ya muy cerca del aniversario de su muerte. Menos de un año lo que ahí se consigna y es mucho, digamos, es a la vez imposible medir por el tiempo, la evolución de ese dolor. La evolución de lo que ocurre en el mundo interior, en el mundo psíquico de esta mujer que está contando cómo atraviesa los días.

Por un lado yo sabía lo que ocurría yo entendía perfectamente que acababa de morir mi pareja y por otro lado estaba esperando que volviera. Esa decisión, ese mundo donde lo que se comprende emocionalmente es distinto de lo que se comprende racionalmente para mí era un misterio. Entonces lo que sucedió y lo que se registra en esta escritura tiene que ver con eso, el momento en el que quizás esas dos comprensiones se encuentran. Es Ceniza roja por esta voluntad que yo tenía cuando escribía, cuando pensaba en mi pareja, de necesitar saber que seguía de alguna manera vivo.

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Transitar el duelo requiere inmensa valentía, ahora, retomar los escombros de ese camino, es corazón. La escritora nos platica que el proceso editorial fue muy diferente ya que en esta ocasión los textos no se editaban, ni se modificaban.

Tú no puedes corregir un recuerdo, ni editar la memoria. Lo que hay en este libro es un testimonio que a mí misma me ha conmovido mucho. Es una reconciliación con algo de mí que pensaba que había dejado muy atrás y que ahora me permite compartirlo.

Ceniza Roja, una obra íntima para transitar el duelo

Digamos que las circunstancias de la vida se alinearon para que estas palabras regresaran a sus manos: “En una mudanza me encontré con mi diario, pero también con una transcripción que no recordaba haber hecho. Me llamó la atención porque pensé que en algún momento esto podría ser un libro, al compartir el hallazgo con mi editor le pregunté si él creía que podría ser un libro. Su respuesta fue más generosa de lo que esperaba porque me propuso publicarlo en Páginas de Espuma, una editorial española”.

Esta editorial cuenta con una línea de cuentos y otra de textos ilustrados donde encontró hogar el diario. El resultado fue más allá de lo esperado, ya que Gabriel Pacheco, ilustrador, se adueñó de los textos para resignificarlos.

La forma en la que Gabriel trabajó en las ilustraciones me encanta porque es parte de esta liberación de la que hablo. Al hacer su propia recreación de la historia, él la adopta, se apropia de este libro y construye su manera de entender un duelo.

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Precisamente esto es el objetivo que Socorro se planteó, que cada persona que leyera el libro hiciera una lectura a través de sus vivencias y, a su vez, tejer una red de acompañamiento.

Pienso que es un libro que puede caminar junto a otros duelos y eso es lo que más me parece importante. Esto es lo que yo esperaría que ocurra, que se lleven esta historia y la sientan y la piensen de acuerdo a sus propias experiencias en la pérdida y sentir que, de cierta forma, estamos menos solos.