Chicas, con uno basta

Un estudio concluye que pocas parejas sexuales las haría felices

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Atinarle a encontrar al sapo que con un beso se convierta en un príncipe azul está canijo. Sería todo más fácil si al quitar la corcholata de una botella de refresco, saliera la foto, nombre y ubicación exacta del hombre que cumpla con todos los requisitos para formar un nidito de amor, como el que te imaginabas cuando eras una chavita.

Así que una va por la vida tropezando con la misma (y otras) piedras en busca de ese ejemplar maravilloso con el que podremos sentar cabeza. Lo peor del caso es que esas piedras hacen que una se dé tremendos trancazos y que una quiera desistir en la búsqueda épica de este celestial ejemplar.

Pero también hay quienes besan sapos (y alguno que otro galán) nomás para experimentar. La cantidad de parejas sexuales que alguien haya tenido ya no es motivo para ponerle una letra escarlata en el pecho. Muchas mujeres y hombres ejercen su vida sexual sin los tapujos con los que crecieron nuestros abuelitos.

Ahora resulta…

Sin embargo, según el estudio llamado: ‘Antes del ‘Acepto’: ¿Qué tienen que ver las experiencias prematrimoniales con la calidad matrimonial entre los jóvenes adultos de hoy?’ realizado por The National Marriage Project, una institución de la Universidad de Virginia, las mujeres que tuvieron pocas parejas sexuales son mucho más felices en sus matrimonios. (Totalmente diferente a este otro estudio que pueden encontrar aquí).

De hecho, más de la mitad de las chicas que aseguraron haberse acostado sólo con su maridín decía que vivía en las nubes. Sólo el 42 por ciento de las que se acostaron con dos personas y el 22 por ciento de las que tuvieron 10 o más parejas pudieron decir lo mismo.

Es decir, según las conclusiones de Galena K. Rhoades y Scott M. Stanley, líderes de este estudio, quienes guardaban su tesorito para una sola persona tenían más probabilidades de llevar un matrimonio estable.

Pero ahí no acaba la cosa. Quienes vivieron anteriormente con una pareja diferente a su actual esposo o quienes habían estado casadas, no tuvieron buenos pronósticos. Al parecer estos dos factores los llevarían directito y sin escalas al divorcio.

Los investigadores dijeron que las personas regularmente relacionan la experiencia sexual con la laboral. Algo así como un currículum: mientras más, es mejor. Aunque este par de sesudos dice que esto no debe ser así.

¿Será que les fue mal en la feria?

En realidad, no. Puede ser que a estas chicas les haya ido muy bien con sus diferentes parejas. El punto es que a todos los comparan entre sí y ahí radica el problema. Que si uno parecía tripié, que si el otro estaba más musculoso o que si uno se llevaba bien con su mamita. Según los investigadores, al tener más puntos de comparación, el matrimonio se vuelve más difícil, pues a uno ya no le hacen de chivo los tamales. 

Oh, ¿entonces ya valí?

Entrevistamos a Claudia Lobatón, psicóloga y educadora sexual de Diversex, al respecto. 

Nos comentó que este estudio considera al matrimonio como la única opción de tener una relación estable y no plantea otras opciones de vida, lo cual podría ser un poco cruel con quienes quieren tomar o han tomado otras decisiones, como aquellos que no tienen entre sus planes firmar un papel o entrar de blanco a la iglesia. Resulta un tanto discriminatorio y condena a las personas por su historial.

Es decir, según este estudio, un matrimonio de ‘alta calidad’ es aquél que involucra a una mujer que llega virgen al matrimonio o que sólo tuvo relaciones con su pareja antes de casarse y que no tuvo otro punto de comparación. 

Entonces, como Claudia puntualizó, ‘al tener menos opciones, te cuestionas menos y ¿eres más feliz?’ Óigame no. Es una cuestión que depende de cómo cada pareja lleve sus relaciones presentes y que no se enfoquen en el pasado. 

Lo importante, como nos comentó Claudia, es que tanto hombres como mujeres conozcan plenamente sus cuerpos, de la forma que cada quien elija. Porque finalmente, de eso se trata la diversidad, lo que a unos les puede atraer, a otros no. Y si alguien, por voluntad propia, decide acostarse sólo con una persona en toda su vida o hacerlo con más personas, es una cuestión íntima que no condena al fracaso el futuro de una pareja. Cada quien puede hacer de su vida un papalote y echarlo a volar.

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