Esta semana se estrena en la pantalla grande Nación Asesina, la nueva cinta del realizador y guionista Sam Levinson (The Wizard of Lies). La cinta protagonizada por un diverso elenco de mujeres jóvenes da mucho de qué hablar gracias a su discurso y estética. ¿Por qué? Aquí te contamos:

¿De qué va Nación Asesina?

La cinta nos lleva a Salem, un pequeño pueblo en donde nada es lo que parece. Todo se sale de control cuando un hacker comienza a liberar el contenido de los celulares de miembros claves de esta comunidad. ¿Qué es lo peor que puede pasar? La cinta lo explora cuando la travesura de un hacker se convierte en una caza de brujas.

La estética

Uno de los puntos a destacar es la parte visual de la película. El uso de color es excepcional y nos va llevando a través de la narrativa. No sólo eso, el trabajo de cámara es único y la cámara baila alrededor del movimiento de los personajes.

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Es un punto a destacar, porque es la parte más sólida de la película. Este es un ejemplo perfecto de cómo sí existe el lenguaje cinematográfico y que lo que se ve es tan importante como lo que se dice. Además, la manera en que maneja sus secuencias hacen que los personajes femeninos se empoderen, transmitendo ese sentimiento a la audiencia.

El discurso

En un Estados Unidos dividido por la misoginia y la violencia no sorprende que una historia como esta busque disrumpir. No es cómoda, a momentos pone muy nervioso, pero es la intención. En una historia en donde la mujer siempre es la culpable y no la víctima, porque es un mundo de hombre.

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Al menos así es la premisa, porque a lo largo de la cinta, las mujeres encuentran su fortaleza. ¿En dónde? En la diversidad y la aceptación de las diferencias de cada una. El ser mujer viene de diferentes formas y contextos y el empoderamiento viene de la realización del poder que cada una tiene como individuo.

¿Lo malo?

El clímax se pierde en lo visual y el mensaje que trata de dar queda corto al final. La resolución, aunque original, es débil porque se siente apresurada. A pesar de eso, es un ejemplo perfecto de cómo el cine puede contar historias interesantes y entretenidas sin necesidad de que se convierta en algo formulaico y predecible.

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