¿Buscas playas mexicanas que no estén atascadas de gente? ¿Cansado del clima chilango con sol que quema y sombra que da frío? ¿Tu cuerpo te pide playa pero no quieres meterte en un lugar concurrido? No te preocupes, México es tan grande que hay opciones para todo tipo de viajero, incluso playas que no han sido modificadas por la intrusión del turismo masivo y grandes hoteles. Se tenía que decir y se dijo. Además, es posible encontrar estos sitios paradisíacos por todo el país, lo cual hace que cada playa tenga características únicas para disfrutar.

Desde las dunas de arena de Sinaloa, los manglares de Veracruz y enormes formaciones rocosas en Michoacán, la naturaleza choca con el mar para crear un espectacular litoral como salido de un sueño. ¿Se arma la aventura? Ve armando el cochinito y planeando los siguientes puentes del año, estas son las playas mexicanas con poco turismo que debes visitar.

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Rincón de Guayabitos, Nayarit

La Riviera Nayarit es uno de los destinos de playa que se ha puesto de moda en los últimos años debido a sus impresionantes riberas que se funden en el oleaje del Pacífico. Pese a esto, existen algunas playas de bajo oleaje y con una gran extensión de arena donde puedes echarte un chapuzón. Rincón Guayabitos es uno de estos lugares, un secreto muy bien guardado por los locales. Aquí el mar es como una alberca gigante, el agua es cálida y poco agitada, en ocasiones es posible ver algunos peces. No olvides probar el pescado embarazado, una delicatessen que ofrece esta costa.


El Maviri, Sinaloa

Tan rica como su nombre, “El Maviri”, es una playa que se goza con cada uno de los sentidos. Al llegar lo primero que te atrapará es la carretera que cruza a través del mar, así que podrás sentir la brisa mientras llegas a este lugar. Ahora sí, agárrate, la playa de El Maviri se convierte en un imponente desierto con dunas que se funden en el mar de Cortés. A diferencia del Pacífico, el oleaje aquí es bastante suave, así que sus aguas son ideales para remojarse un rato. Si lo tuyo es ponerte extremo puedes hacer sandboard o kiteboard, una experiencia chidísima. En esta playa no encontrarás enormes resorts, pero sí pequeños Airbnbs por menos de $800 pesos la noche.


Isla de Lobos, Veracruz

Llegar a las blancas playas mexicanas de Isla de Lobos puede ser algo complicado, pero vale la pena el esfuerzo por sus paisajes y el impresionante arrecife que le rodea. Este lugar se encuentra a 60 kilómetros de la laguna de Tamiahua, para llegar es necesario hacer un viaje en lancha que cuesta alrededor de $300 pesos por persona. No esperes playas con complejos turísticos o restaurantes, aquí vienes a vivir el lugar, así que puedes armar un picnic, jugar volleyball en el mar y lanzarte a explorar sus senderos. Si te late el snorkel también puedes practicarlo, gracias a sus aguas cristalinas podrás ver al arrecife y a sus coloridos habitantes.


Pichilingue, Guerrero

Ay, papawh, Guerrero se tiene bien ganado el nombre de “la perla del Pacífico” por sus espectaculares playas. Prueba de esto es Pichilingue, en la bahía de Puerto Marqués, un rinconcito rodeado de acantilados y espesa vegetación donde podrás pasar un rato tranquilo. A diferencia de la afamada Bahía de Acapulco, aquí encontrarás apenas algunos resorts, eso sí, la oferta culinaria está a tope con una finísima selección de cocteles, pescado zarandeado y ostras que no debes dejar pasar.

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Playa Banco de Oro, Oaxaca

Oaxaquita la bella le hace competencia a Guerrero con impresionantes playas, algunas ocultas en bahías y otras más dispuestas en mar abierto, como Banco de Oro. Llegar a este lugar puede ser algo complicado ya que debes atravesar caminos de terracería y algunas subidas, pero no es imposible. La recompensa es enorme: una playa de arena tersa y fina que se extiende durante kilómetros, un par de monumentales acantilados y atardeceres de ensueño. Aquí puedes acampar o quedarte en alguna estancia económica, como los hoteles de paso que cubren las necesidades básicas. Por la comida ni te preocupes, ya que a lo largo de la costa hallarás platillos exquisitos en los diferentes puestos y palapas de los lugareños.


Maruata, Michoacán

Un riachuelo cristalino, arena blanca y formaciones rocosas son parte de lo que te espera en playa Maruata, uno de los lugares mejor guardados por los michoacanos. Se encuentra unos cuantos kilómetros al sur de la ciudad de Uruapan, la mayoría de los visitantes viene desde ahí, aunque los aventureros prefieren acampar bajo las estrellas playeras. No esperes encontrar hoteles, este sitio cuenta con un pequeño poblado donde encontrarás negocios tradicionales y algo austeros, pero con lo suficiente para vivir una experiencia fabulosa a la orilla del mar. Aunque el mar es el principal atractivo, también hay algunas lagunas donde se estanca el agua y congregan a la fauna local: gaviotas, pelícanos, ibis, garzas, flamingos y varias aves más.


La Manzanilla, Jalisco

Paseando por Maps encontramos esta peculiar playa que nos recordó a los paisajes de Parque Jurásico, donde el mar se encuentra con una espesa y verde vegetación selvática. Si decides visitar este lugar lo mejor es hacerlo desde Manzanillo, Colima, ya que se encuentra a tan sólo una hora de este aeropuerto. A diferencia de las playas anteriores, aquí hallarás más desarrollada la oferta turística, hay algunos hoteles pequeños, restaurantes y renta de equipo para snorkelear y para andar en bici, sin embargo aún es lo mínimo. La Manzanilla es un pequeño puerto pesquero, así que eso le da el plus ya que la variedad de pescados y mariscos que puedes comer es enorme.

Ahora bien, si viajar a cualquiera de estas playas mexicanas se te complica, no te preocupes, porque también puedes escaparte un fin de semana a cualquiera de estas casas del árbol cerca de la CDMX.