No seas tan agradecido

Confesiones de una sexóloga

“Empresario con dos penes… busca secretaria bilingüe”´, “Si te he visto, no me acuerdo… si te desvisto, ¡no me olvido!”; “Si después de hacer el amor, das las gracias… eso es educación sexual”.

Para sorpresa mía, hubo gente -bastantita- que se alteró con el último tuit… y me contestaban cosas como "la neta, no me gustaría que me dieran las gracias, pero sí que se muestre agradecida", "nunca lo hice ¿estoy mal?", "dar las gracias es señal de que no te gustó", etc.

“Si después de hacer el amor, das las gracias… eso es educación sexual”.

Primero pensé que estaban siendo sarcásticos, pero luego, al seguir indagando en sus respuestas, me di cuenta que no era así. ¡Se tomaron literal la frase!

Es por eso, que decidí escribir sobre esto en la columna de esta semana. 1. Era chiste y 2. ¿Cómo creen que le han dado las gracias a alguien por acostarse con ustedes?

Fuera de broma… agradecer un encuentro sexual habla de tu baja autoestima. Nadie tenemos por qué  agradecerlo, la persona que está contigo, no te está haciendo ningún favor. Si alguien accede a tener un encuentro sexual contigo es porque quiere y porque -seguramente- también le gustas.

Entiendo que la persona en cuestión te encante, te vuelva loco(a)… es más, te creo perfecto cuando dices que nunca creíste posible que alguien como él o ella, te hiciera caso… pero por lo que más quieras, no le digas ¡gracias! después de terminada la sesión carnal. Créeme.

Lo interesante de esto, sería indagar ¿por qué crees que alguien te está haciendo el favor de acostarse contigo? Quién te dijo o dónde escuchaste que no eres lo suficientemente valioso(a), como para que alguien se sienta atraído(a) hacia a ti y desee fervientemente tener una noche de pasión contigo. Échale una pensada y date cuenta desde cuándo te empezaste a sentir así, qué pasó que hizo que te compraras ese choro; este es el primer paso para deshacer ese cuento que no te deja sentirte a la altura del mejor amante del mundo.

Y por favor, no estoy coartando tu libertad de expresión, te estoy salvando de ti mismo(a). Si te la pasaste increíble, ¡díselo! A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas y nos acaricien de cuando en cuando el ego… pero hay formas. Escoge una, donde tu dignidad no salga lastimada.