Momentos que cortan el cachondeo

Evita estas situaciones por el bien de tu reputación

Ah, la primavera. Tan caliente ella. Se parece tanto al amor. Con sus toqueteos públicos y sus condones Similares. Qué bonitos son estos meses en que el D.F. está ardiendo y cualquier roce en el transporte público te emociona sobremanera.

Es la naturaleza que nos llama a crear vida. Florecer como las plantas, brincar como los conejos, ligar como papaloys. ¡Es primavera!

Lo único malo es que todo es risas y diversión hasta que descubres que hay situaciones que hacen que el cachondeo se vaya y no regrese jamás. Como estas.

Alcohol vs Firmeza

Aquellas historias del cine americano donde un hombre y una mujer beben como si no hubiera un mañana y terminan juntos en la cama en una escena épica y súper sexy son totalmente ficción. En la vida real sin maquillaje, sin cuadritos en el abdomen, ni pompas firmes, se vive otra realidad.

Cuando te pasas de copas con tu ligue y deciden irse al hotel a conocer las bondades de su anatomía la situación es muy poco favorecedora.

El alcohol no es precisamente el mejor amigo de tu miembro. Primero, te obliga a ir al baño contínuamente, altera tu estado y en el peor de los casos, podría provocarte una explosión de colores sobre tu amante. ¡Asco!

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borracho (Getty Images)

Elasticidad mató curiosidad

Típico que te sientes el placer encarnado. Crees que esto del sexo se te dan tan bien como respirar. En tu mente eres un semental salvaje e indomable, por lo que tienes el kamasutra en la mente. 

El tantra es tu especialidad. Llegas con tu pareja, le propones una posición súper loca que hará que lleguen a otra dimensión. Se empiezan a acomdar. Que la pierna aquí, que mi brazo acá. Que la cabeza al revés. Me lastima tu codo, etc. Total que terminan enredados y flácidos.

¡Fiesta en mis pantalones!

Estás con tu pareja, free, quiobolesqué, quiéndemonioseres, lo que sea que le llames. Llevan toda la noche coquetéandose. A tal grado que la fiesta en tus pantalones está hasta el tope. Tú, obviamente estás emocionado. No cabes en ti. Decides darle velocidad al asunto.

La invitas a tu habitación. Empiezan a robar bases. La ropa adorna el suelo de tu recámara y en eso te prendes tanto que…¡PUM! La fiesta se quedó en tus pantalones. Fin.

Gaseosa huída

Sabemos que cada vez la gente es más abierta en su sexualidad. Y eso está perfecto. Es una actividad donde uno debe estar totalmente relajado y dispuesto a entrarle con todo.

Hay quienes se relajan haciendo Yoga desnudos. O Tai Chi, o esas cosas de la gente espiritual. Pero hay algunos que se relajan tanto que dejan fluir cualquier cosa. Y luego apestan. Y arruinan el momento. 

Perro fisgón

Los astros conspiraron a tu favor. Todo está de tu lado: casa sola, pareja disponible, todo en orden allá abajo. En fin, es el paraíso en vida. Estás más emocionado que nada. 

Llega el momento. Están en tu casa, empieza a fluir la calentura. Que esto, que’lotro. Total están en pleno cachondeo y de pronto sientes una extraña lamida en tu pierna. Te sorprendes porque la lengua de tu pareja está ocupada en otros asuntos.

Volteas para ver qué demonios fue eso y descubres que tu perro te observa inquisitivamente. Con esos ojos pispiretos que lo caracterizan. Por instantes sientes que puede ver a través de tu alma. El punto es que te distrajiste tanto que la pasión se acabó.

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Me llamo Cosmo (Getty Images)

Casa compartida

Una de las bondades de ya no vivir con tus padres es que las mujeres te empiezan a tomar en serio. Ya no traes el estigma del eterno adolescente, onda Peter Pan. Ahora sí eres material para novio.

Una de las desventajas de ya no vivir con tus papás, pero vivir con roomies es que, en cualquier momento puedes ser espiado por el mundo. El problema es cuando te das cuenta. Sabes que te están viendo, pero no piensas huír de la actividad. 

Todo pasa tan rápido que cuando menos lo esperas hiciste un trío de lo más bizarro. Estás marcado de por vida.

Chones mata pasiones

Te ligaste a la más guapa del bar. Por primera vez en tu vida sientes que estás haciendo algo bien. Tu chica es alta, pelo negro, ojos azules, 90-60-90. Un bombón, pues.

No puedes dejar de pellizcarte porque ni tú crees que se haya fijado en ti. La tienes, es toda tuya y no la piensas dejar ir.

Empiezan a echarle salsa a sus tacos. Y te ves en la penosa situación donde ella, tu diosa Megan Fox está usando unos calzones de esos que cubren desde el omlbigo hasta abajo del cachete. 

Cero sexy. Lloras por tu mala suerte y le pichas el taxi. Lloras otra vez y abrazas a tu perrito fisgón.