Lo inaceptable en el porno

Del libro negro del sexo

Lo prohibido frente a la c?mara.

POR Rodolfo JM para el Libro Negro del sexo.

 

Te presentamos las escenas que hasta los pornógrafos de Estados Unidos consideran demasiado perversas para llevar a la pantalla.

Este julio los pornógrafos Rob Black y Lizzy Borden fueron condenados a pasar un año y un día en prisión por filmar y distribuir Forced Entry (2002), una película en la que una chica es raptada, forzada a tener sexo extremo, humillada verbalmente y al final acuchillada, con una temblorosa cámara de mano registrándolo todo a detalle como si se tratara de una película snuff. El argumento con el que Borden y Black se defendieron era curioso: resultaba inadmisible el gasto realizado por el gobierno al perseguirlos a ellos, inocentes pornógrafos, cuando verdaderas amenazas, como el terrorismo, se ciernen sobre el imperio americano sin que nadie haga nada. Al final, sin embargo, se declararon culpables y aceptaron su condena.

Literalmente, la censura es la criminalización por el Estado de ciertas acciones y su comunicación. En Estados Unidos de Norteamérica, donde la Primera Enmienda a la Constitución dice que “se prohíbe que la legislatura… haga una ley que prohíba la libertad de culto, de expresión, de prensa, de reunión, o de petición”, el negocio de la pornografía, entendida como sexo consensual entre adultos, parecería tener el campo libre para un desarrollo ilimitado. Sin embargo en 1973 se creó la prueba de Miller, que permite que cada Estado de la Unión Americana determine si una forma de expresión puede ser considerada tan obscena que pierde la protección de la Primera Enmienda. El resultado es una ambigüedad que lo mismo permite el puritanismo que el abuso extremo, una esquizofrenia moral en donde lo que es obsceno en un estado, en otro se tolera discretamente.

En Los Ángeles, California, estado considerado liberal, y donde además se encuentra San Fernando Valley, centro de la industria pornográfica norteamericana, existe un lista de prohibiciones conocida por su acrónimo: en inglés CURBFHP y, que sin ser letra escrita, sirve para regular la pornografía local. Algunas de las acciones que quedan prohibidas por dicha lista son la pedofilia, la violación y el bestialismo. “No perseguimos a la gente por tener sexo unas con otras”, dice Deborah Sánchez, la procuradora adjunta de Los Ángeles, “incluso si se trata de una situación en la que está involucrada mucha gente. No importa si se trata de sexo vaginal o anal. Sólo lo hacemos en casos de, digamos, orinar o defecar en conjunción con el sexo, y también cuando hay alguna escena de violación. No perseguimos lo extremo, en mi opinión perseguimos lo muy extremo.”