Cuando el lobo feroz sí está ahí

Asexoría nos dice de qué va el abuso infantil

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Hablar sobre abuso infantil eriza la piel. Sobre todo para quienes tenemos pequeñitos en casa, sobrinos, primitos o simplemente somos sensibles ante este tipo de situaciones que desafortunadamente leemos o escuchamos en las noticias.

Consideramos que es un asunto que le sucede a los otros, a aquéllos que son muy descuidados con sus hijos y que los dejan crecer como el pasto. Porque tú sabes muy bien que estás pendiente de ellos, no los dejas con extraños y si de repente salen, van a casa de algún pariente o algún amiguito cercano.

Lo triste del asunto es que es algo que puede suceder en cualquier ámbito y lo deprimente es que en muchas ocasiones el abuso lo perpetran familiares cercanos a las víctimas.

Entrevistamos a la asociación civil Asexoría, que se dedica a prevenir el maltrato y el abuso sexual infantil a través del programa Habilidades para la Vida que ayuda al trinomio educativo: niños y niñas, padres de familia y a docentes.

La neta, la labor que realizan es muy interesante y vale la pena echarle un ojito para evitar que alguna situación así nos tome por sorpresa.

María del Rosario Alfaro Martínez, directora general de Asexoría, nos platicó lo siguiente:

¿Cómo se puede prevenir el abuso?

Nosotros trabajamos en una cultura del buen trato, reconocimiento y expresión de emociones, ya que a mayor alfabetización emocional es más fácil expresar y comunicar nuestros sentimientos. Buscamos que sepan cuidar de sus propios cuerpos, tanto de su salud como sus emociones, y que tengan una comunicación asertiva, puesto que los niños tienen un lenguaje limitado en comparación con los adultos. Esto es importante para que puedan aprender a diferenciar el abuso sexual de un juego o una muestra de cariño. Todo esto lo hacemos basados en formar autoestimas sanas.

¿Qué los podría hacer más vulnerables?

La falta de cariño y autoestima, ya que cuando se dan este tipo de caricias íntimas o eróticas los niños las podrían considerar como una gratificación emocional. Generalmente es algo repetitivo en la familia, que pasa de generaciones.

Lo importante es que cuando el abuso se dé, los niños sepan expresarlo con alguien cercano. Cuando tienen buena autoestima, pueden buscar recursos fuera del núcleo familiar para pedir ayuda. Se ha visto en diferentes estudios que cuando un niño habla del abuso durante su infancia es más fácil recuperarse de él. Lo más grave es conservarlo como un secreto, en silencio, puesto que cuando las víctimas deciden hablar de ello después de 30 años ya hubo secuelas en muchos aspectos de sus vidas.

¿Cuáles son las cifras actuales en México en cuestión de abuso infantil?

La Organización Mundial de la Salud revela que el 20 por ciento de las niñas y el 15 por ciento de los niños del mundo ha sufrido abuso sexual infantil antes de cumplir 18 años. El 80 por ciento de los casos ocurre en el hogar, de ellos, el 27 por ciento lo comete el padre o la figura paterna (el esposo de la mamá), el 18 por ciento de los casos es el tío, el 16 por ciento es un vecino o una persona cercana a la familia, el 12 por ciento es el hermano mayor. 

En México ocupamos, según la OCDE, el primer lugar en abuso sexual infantil. Se cree que cada hora dos o más niños sufren abuso sexual en nuestro país. Desafortunadamente, México es el país con más reportes de muertes de menores de 14 años y una de las principales causas de muerte es por maltrato, violencia o negligencia.

Y bueno, México ocupa también el primer lugar en pornografía infantil y el segundo en su consumo. En datos que se han dado en el Foro Combate a la Pornografía de Niñas, Niños y Adolescentes, aproximadamente 85 mil niños han sido utilizados para la producción de pornografía. Tan sólo en 2013 se crearon 12,300 cuentas personales que difunden pornografía infantil en México. A un pedófilo le toma entre 10 y 15 minutos hacer que un niño se desvista frente a la cámara. El mayor porcentaje opera los domingos por las tardes y los veranos, que es cuando los niños están frente a las computadoras.

¿A qué se debe esto?

Hay muchas causas. Una de ellas es que culturalmente los niños se ven como propiedad de los adultos, no tienen voz ni voto. Los adultos piensan que ellos pueden hacer lo que ellos quieran con los niños porque ‘son de su propiedad’. No es un sentido de paternidad extensiva, sino de dominio.

De igual forma, no somos una sociedad que habla abiertamente de sexualidad. Consideramos que es un tema vetado, prohibido y que si acaso se llega a hablar sobre ello, no es sino hasta la pubertad, cuando que nosotros nacemos como seres sexuados. Vivimos en una cultura machista, de hecho, en muchas partes de la República, las mujeres piensan que si el papá es quien tiene relaciones con sus hijos no está tan grave porque ‘es su papá’. 

En la Ciudad de México, los niños se quedan solos por mucho tiempo bajo los cuidados de un tercero o alguien que no es parte de su familia, o incluso, frente a la televisión. Esta soledad les genera un vacío emocional y eso hace que busquen algún tipo de compensación en otra parte.

Por estadística, la edad en la que más abusos se cometen es entre los siete y los nueve años de edad. 

¿El abuso sexual tiene que ser necesariamente físico?

El abuso sexual puede ser con o sin contacto físico (como es el de las redes sociales o el internet en general). El adulto comienza a crear un vínculo emocional con el niño y de ahí se da el abuso (conocido como grooming). Ambos dejan secuelas emocionales. El abuso sexual no necesariamente incluye la penetración y es por ello que en diferentes estados de la República cuando se denuncia no es considerado como un delito porque no hubo violación. 

¿Cómo trabaja Asexoría?

Podemos acudir a escuelas públicas o privadas con un modelo educativo que tenemos o bien, ofrecer talleres a padres de familia y a docentes por aparte. Presentamos tres diferentes programas a kínder, primaria baja y primaria alta dividido en tres fases dirigido a los propios alumnos, a los papás y a los docentes.

A través de cada una de las fases se les enseña a todos a detectar situaciones de riesgo y a tener una mejor autoestima, a nombrar las partes del cuerpo por su nombre real, a ejercer autoridad sin violencia en el caso de los padres y a que los docentes aprendan a detectar el abuso infantil y no victimizar a los niños que hayan sufrido esto. Es decir, que se conviertan en educadores integrales para que los niños tengan un desarrollo psicosexual más sano. 

¿Cómo hacer para no caer en la psicosis al querer prevenir un abuso?

El que un niño sepa diferenciar muy bien entre una caricia agradable y una desagradable y que tengan la confianza de saber que sus padres le van a creer todo lo que ellos cuenten son los mejores seguros de vida para ellos. Que sean que una caricia agradable es aquella que los haga sentir cómodos, que se le puede contar a todo el mundo sobre ello (como: mi papá me da un beso antes de irse a la oficina) y además, se pueden dar en privado y en público. Las desagradables sólo se pueden hacer en secreto y los hacen sentir incómodos.

Es importante decir lo siguiente: no hay una forma idónea para prevenir a los niños de un abuso sexual. Los niños son per se vulnerables, puesto que como se dijo antes, los adultos creen que pueden hacer lo que quieran con ellos (erróneamente). Lo que sí se puede hacer es fortalecer el autoestima de los niños y darles recursos para que ellos detecten situaciones de riesgo. Y si desafortunadamente esto ha ocurrido, ayudarlo a que no se mantenga en ese abuso, que lo supere más fácilmente y tenga más recursos emocionales para frenarlo y para contarlo. 

Nos toca como adultos hacer conciencia sobre estos temas. No confiar de más, no dar por sentado que eso ‘no nos pasará nunca’, es mejor un ojo al gato y otro al garabato.

Aquí te compartimos un video que utilizan en Asexoría para hablar con las niñas y niños:

Para mayores informes sobre la labor que ellos realizan, los puedes contactar a través de su Facebook, Twitter, su canal en Youtube o la página web para adultos y para niños. O bien, en sus oficinas ubicadas en Mariano Escobedo 175 Primer Piso, esquina con Laguna de Términos, colonia Anáhuac o a través del teléfono: 3618-0240.