Nada de quejas ni lamentos por parte de futboleros chilangos del universo godín a los que se les advirtió que no debían perderse por nada el partido entre Reds y Barcelona. Que se sientan tristes por no haber presenciado el milagro de Anfield. Por el contrario, quienes sí se escaparon a la cantina o se escondieron en la sala de juntas para verlo, deben sentirse afortunados por jugarse la chamba a cambio de una hazaña en Champions League. ¡Liverpool es finalista!

Liverpool es finalista

Si eres futbolero godín y te perdiste el partido, pero además te derrumbaron las quinielas y ahora tienes que pagar las apuestas por irle al Barcelona, es válido que llores, no es para menos. La humillación fue rotunda para tu causa. Y ese es el precio por dudar de un equipo como el inglés, un equipo que históricamente ha enseñado que jamás se le debe dar por muerto.

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Anfield, devuélvenos el corazón

Para quienes sí calmaron la sed y alimentaron la pasión futbolera es momento de tomar aire. Fueron demasiadas emociones desde el primer minuto hasta el silbatazo final. Prácticamente no hubo descanso para el alma. Crisis nerviosas, taquicardias y síntomas de locura inexplicable, fueron consecuencias de lo que dejó el 4-0 con que los Reds pasearon a los blaugranas para eliminarlos 4-3 en el global. ¡Liverpool es finalista de Champions League!

Los pulmones y sangre guerrera de Arturo Vidal fueron insuficientes para resistir la embestida roja, aguantaron hasta donde pudieron, completamente desprotegidos de la magia de Messi, de la marca de Alba, de la concentración de Piqué. Fue ter Stegen quien le echó dos manotas, sin embargo, terminaron dobladas por el vendaval con puntería de Origi y Wijnaldum.

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En contraste, cobijados por una afición convertida en un hervidero de aliento para dignificar la liturgia del You’ll never walk alone, sin la compañía de figuras como Salah y Firmino, los muchachos de Jurgen Klopp se desenvolvieron en sintonía y sincronía para demostrar que lo imposible es posible. Dejaron sin aliento a los rivales, a sus fanáticos y a los futboleros en sí. Dieron un juegazo.

Liverpool es finalista y va por la Orejona. Dado el gran paso de una proeza más en sus anales (recordar El Milagro de Estambul), el equipo no caminará solo a Madrid para escribir otra historia por las que muere todo amante al deporte más hermoso del mundo. Y para esa cita, si es que aprendió la lección, el futbolero chilango godín no puede faltar.

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