Cuando vamos a Chapultepec, nunca falta la visita al lago o incluso al Castillo. Pero un lugar que tenemos medio en el olvido es el majestuoso Cárcamo de Chapultepec o de Dolores. 

Se ubica en la Segunda Sección de Chapultepec y es más popular entre los que aprovechan la zona para correr o andar en bici.

Pero si no lo conoces o hace tiempo que no lo visitas, vale la pena que te tomes un rato para admirar su arquitectura. Y sí, prepara la cámara porque será inevitable el querer retratar esta gran obra.

Conoce más del Cárcamo de Chapultepec

Es parte de una obra hidráulica

Quizás parece una enorme escultura en medio de la Segunda Sección de Chapultepec. Pero es mucho más que eso. En realidad toda esta estructura es parte del Sistema Lerma.

Este incluye 300 pozos de extracción, bombas sumergibles y un acueducto que cruza el Parque Nacional de La Marquesa. Además, tiene una sección de 3.2 metros de diámetro por donde pasan hasta 14 mil litros de agua por segundo.

Fusiona el trabajo de grandes artistas 

Una gran razón para visitar el Cárcamo de Dolores en Chapultepec es que en un solo lugar podrás admirar la obra de grandes personalidades.

Chécate nada más: la arquitectura fue de Ricardo Rivas, la escultura y un mural los realizó Diego Rivera y la ingeniería hidráulica de Eduardo Molina Arévalo. La combinación de sus trabajos hace que esta obra tenga una estética sin igual y una gran relevancia histórica.

Y sí, como te puedes imaginar esto no se creó de la noche a la mañana. Todo este complejo estuvo listo tras nueve años de construcción se inauguró el 4 de septiembre de 1951.

La enorme escultura de Tláloc

Lo más llamativo del Cárcamo de Dolores es la enorme escultura de Tláloc que recibe a todos los visitantes. Esta representación del dios de la lluvia posee dos cabezas: una que mira hacia el Cárcamo y otra hacia el cielo.

Esto no fue al azar, pues una cara está pendiente del flujo del agua y la otra se pensó así para que pudiera ser vista por las aeronaves que pasan por esta zona.

Cárcamo de Chapultepec Dolores
Foto: Santiago Arau

Sin duda, quienes tienen dron son quienes más han aprovechado esta estructura. Pero no te preocupes, que ver admirar esta estructura a nivel de piso y ver los detalles de cerca también es muy impresionante.

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El mural que estuvo 40 años bajo el agua

Como ya mencionamos, el enorme Tláloc no fue la única obra de Diego Rivera. En este proyecto también contribuyó con uno de sus murales. Se titula El agua, el origen de la vida y se basa en la teoría de Aleksandr Oparin.

Es por ello que en el piso se puede observar a los primeros organismos que comenzaron a poblar el planeta. Rivera pintó más de 200 metros cuadrados y durante años fue un mural subacuático.

Esto se debe a que desde su apertura hasta 2002 el estuvo cubierto de agua; el movimiento de esta hacía que el mural cobrara vida. Sin embargo. Se decidió cambiar el flujo del agua por el deterioro que generó a la obra de Rivera.

Actualmente, todavía puedes apreciar esta obra que fue restaurada. Y para cuando la visites, ten en cuenta este dato curioso: en los muros poniente y oriente se plasmó a los autores del Cárcamo: Ricardo Rivas y Eduardo Molina Arévalo.

La intervención de Leónides Guadarrama

El Cárcamo de Dolores no se ha mantenido igual durante todos estos años. En los 60, el arquitecto Leónides Guadarrama incorporó fuentes en forma de serpiente, las cuales parece que vigilan a los cuatro grandes tanques de agua Molino del Rey.

Hay que mencionar que Guadarrama es el arquitecto detrás del Museo de Historia Natural. Como dato extra, pocos saben que el Cárcamo es considerada como una sala interactiva del museo.

La Cámara Lambdoma

En el 2010 se hizo una restauración integral del Cárcamo. Sin embargo, se aprovechó para que el artista mexicano Ariel Guzik instalara una intervención sonora.

Se trata de la Cámara Lambdoma, que por medio de sensores registra el ruido del agua y del viento y los transforma en ondas sonoras. Así es como todo este espacio se llena de música natural.