Desde clases de yoga, zumba y “cascaritas”, hasta proyecciones de cine y juegos recreativos para niños: esas son algunas de las actividades que los centroamericanos cuentan en el albergue para migrantes en la CDMX, donde han encontrado una especie de oasis en su trayecto rumbo a Estados Unidos.

“Vivir aquí es mejor que vivir en el camino”, reconoce Arturo Rojas, un migrante de origen guatemalteco que apenas pudo dormir unas horas debido al frío que se sintió en las gradas del Estadio Jesús Martínez “Palillo”, donde no pasa mucho tiempo sin recordar a su esposa, y a su hijo, de 2 meses, quienes fueron asesinados por el crimen organizado.

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Aunque por la noche el frío no cede ni las gradas ni en las cinco carpas que son ocupadas por familias enteras, mujeres y niños, por las mañanas los migrantes pueden tomar clases de zumba o de yoga antes del desayuno, que se sirve de 8:00 a 10:00.

En tanto, los 700 niños que viajan en la caravana —según datos del Consejo Ciudadano— pueden pasar el rato en a carpa de juegos que abre sus puertas desde las 8:00 de la mañana y hasta las 24:00.

“Aquí les damos atención a una de las poblaciones más vulnerables y delicadas. También somos un punto de encuentro. Ya tuvimos un caso de éxito, el de Gulibert que buscaba a su primo, nos dejó sus datos y aquí se encontraron”, cuenta Iván Martínez, encargado de dar atención psicológica a los niños migrantes.

Tras el desayuno y las primeras actividades físicas, la rutina del albergue para migrantes en la CDMX continúa con entrenamientos de futbol, impartidos por la Academia Borussia de las 11:30 a las 13:30. “Les enseñamos técnicas y les dejamos el espacio para jugar sanamente, son muchos por eso tratamos de hacer retas cortas”, explica Kevin Morales, uno de los dos entrenadores encargados.

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De forma paralela, integrantes del CRIT y organizaciones como Save The Children juegan con niños con recursos didácticos, mientras que otro grupo pasa el rato disfrutando de una función de teatro callejero.

Otra de las actividades que hay en el albergue para migrantes en la CDMX es la clase de estimulación temprana, a las cuales pueden asistir bebés de dos meses y hasta niños menores de tres años. “No sabemos cuánto tiempo vamos a estar acá. Se rumora que podríamos estar hasta un mes aquí dando apoyo”, nos dijo en entrevista.

El albergue para migrantes en la CDMX no solo incluye opciones recreativas, sino que da chance de bañarse y lavar la ropa antes de continuar con su viaje. Tal es el caso de Alexander Zuleta, quien rasura a su amigo y compañero de viaje Manuel Lemus. Ambos partieron del departamento de Yoro, en Honduras, y planean seguir en la caravana hasta llegar a Estados Unidos, puesto que su deseo es vivir en Miami.

Al centro del campo, junto a los 20 sanitarios exclusivos para mujeres y niños que colocó Oxfam México, se ubica un módulo de medicina tradicional, en el que Ana Laura García y otros dos médicos tradicionales aplican masajes hasta las 15:00 a los migrantes que “traen una carga de energía pesada debido a lo que dejan y la incertidumbre que viven”.

Por la tarde, en el albergue para migrantes en la CDMX se proyectan películas y cortos que tienen ejes temáticos sobre migración, aunque el lunes pasado fue el turno “de una película romántica y había muchas parejas abrazándose”, según Quetzalli Blanco, protectora del Consejo Ciudadano que acompaña a la Caravana migrante desde el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

albergue migrantes

Foto: Quetzalli Blanco

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¿Qué pasará con el albergue para migrantes en la CDMX?

Más de cuatro 1,300 personas se han instalados en el albergue para migrantes en la CDMX, de acuerdo con el jefe de Gobierno capitalino, José Ramón Amieva, quien adelantó que aún se prevé la llegada de unos 1,700 migrantes que viajan desde Chiapas y Puebla.

La tarde de este martes, el Gobierno de la Ciudad de México, las alcaldías, la Comisión de Derechos Humanos local y la Organización de las Naciones Unidas aprobaron un plan de trabajo para apoyar a los migrantes por 15 días más.

“Estamos contemplando un esquema de atención de aproximadamente de 15 días para las personas migrantes que están con nosotros”, informó Amieva, quien agregó que se estarán coordinando con autoridades federales, en especifico el Instituto Nacional de Migración para el tema de ingreso, tránsito y permanencia de los migrantes.

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México, una opción para instalarse

Trabajadores de la Dirección de Atención a Huéspedes y Migrantes, de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec), compartieron con Chilango que del total de migrantes entrevistados solo 20% desea quedarse en México “y eso con mucho miedo porque temen la deportación”, comentó Acoyani Campos.

Además de as actividades recreativas, en el albergue para migrantes en la CDMX se instaló una carpa del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), en la que las personas interesadas buscan asesoría legal para pedir refugio en el país.

Para que el Imumi lleve su caso ante el Instituto Nacional de Migración (INM), los trabajadores toman datos personales de los migrantes, así como fotografías de sus documentos oficiales, ya sean pasaportes, actas de nacimientos o credenciales de identidad, además les piden que firmen actas poder.

Mientras algunos migrantes no salen del refugio, hay quienes aprovechan la escala en la CDMX para conocer la ciudad, como los hermanos Kevin Kesly Fragal Duarte, de 24 años, y Mauro, de 14, quienes tomaron la decisión de quedarse a vivir en México.

Originarios de Colón, Honduras, estos hermanos dejaron atrás los 15 días de viaje y ahora piden alguna ayuda o “monedita” a las afueras del Metro Zócalo. “Queremos rentar un departamento para empezar una nueva vida acá”, dice el hermano mayor.

De una familia disfuncional, Kevin y Mauro abandonaron a su madre que trabajaba en una cantina porque “allá la vida está muy jodida si no eres pandillero o de la Mara”.

Aunque temen por el INM, ambos dicen que iniciarán un proceso de estancia legal en México a través de su embajada, “Nos gustó esta ciudad, ya la recorrimos un rato y parece un buen lugar para vivir e iniciar una nueva vida”.

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Foto: Samantha Nolasco.