Un animal siamés, uno con tres dedos de más, otro con un solo ojo, con cisticercosis, cirrosis, cáncer o múltiples virus. El Museo de Anatomopatología Veterinaria es, con mucho, el más morboso.

Por Sofía Viramontes

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El Museo de Anatomopatología Veterinaria nació como herramienta de aprendizaje para los estudiantes de veterinaria y zoología de la UNAM. Lo inició el patólogo Manuel H. Sarvide, cuando coleccionó piezas de observación desde que estudiaba en la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria San Jacinto, la primera en tener la carrera de Patología Animal. Su acervo fue creciendo y en los años 60 se trasladó a la Facultad de Química de la UNAM. Después pasó a la Facultad de Veterinaria y Zoología para que los estudiantes pudieran observarlo, primero a los pasillos y ya en la década de los 90 a su espacio actual, en el edificio de posgrado.

Un museo chilango con más de 444 años de antigüedad

Desde hace un año, la encargada del Museo de Anatomopatología Veterinaria es Larisa Chávez, también patóloga. Ella da los recorridos por pasadizos llenos de especies que sufrieron enfermedades o nacieron con deformaciones. Hay seis grandes vitrinas acomodadas en paralelo a través del área, con repisas que Museo de Anatomopatología Veterinaria cargan ejemplares en diferentes formatos. Hay contenedores de vidrio antiquísimos que parecen haber pertenecido al laboratorio de algún científico un poco desquiciado y cajas de acrílico que dejan ver cada detalle de lo que aquejó al animal.

Entre las muestras que más tuercen el estómago en el Museo de Anatomopatología Veterinaria está un cerdo cíclope al que no le creció el maxilar superior, que recuerda más un orco que a un puerquito. También está la cabeza de un perro husky al que le creció un tumor maligno en los ductos nasales y le deformó la cabeza.

Esta colección, con alrededor de 450 piezas, es única en su clase, y ha sido inspiración no sólo de médicos veterinarios sino también de gente de otras disciplinas; por ejemplo, Guillermo del Toro, que para la exposición En casa con mis monstruos pidió prestadas al museo cinco piezas: un murciélago pariendo, dos cerdos fusionados en el tórax, un ave con muchos dedos y un gato cíclope.

Museo Casa de la Memoria Indómita, un lugar para no olvidar

Museo de Anatomopatología Veterinaria

Dónde: Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Av. Universidad 3000, Ciudad Universitaria

Cuándo: domingo a viernes, de 9:00 a 18:00