La vida como lesbiana de la escritora, psicoterapeuta e historiadora, Marina Castañeda, comenzó de manera paralela al movimiento de liberación gay. De ahí que surgiera la idea de materializar en su libro, Una vida homosexual, editado por Penguin Ramdom House, la experiencia de las últimas cinco décadas.

Una vida homosexual
Foto: Arturo Alvarado

Las formas en que se expresa la homosexualidad actualmente no son las mismas que en el pasado. Basta con observar las reacciones de las generaciones de los años cincuenta o sesenta, ante acciones que ahora se han vuelto totalmente comunes para la banda más contemporánea.

“La homosexualidad, así como la heterosexualidad, no existe en un estado puro, absoluto o inamovible”, señala Castañeda. Sus formas están determinadas por ciertas condiciones que provienen de dimensiones históricas, contextuales, geográficas y temporales. La experiencia homosexual es contingente, por lo que no es la misma en Francia que en México.

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Para la autora chilanga, esos matices que se han modificado con el paso del tiempo están relacionadas en muy buena medida con el factor económico: “en los años noventa, las empresas trasnacionales descubren un fabuloso nicho de mercado que es la población gay”, comenta. También, las marcas descubren que las parejas homosexuales, al no tener hijos, tienen más tiempo y dinero para gastar.

Es así como inician campañas de publicidad que se dedican a cambiar la imagen de la homosexualidad, sobre todo del hombre gay: “antes era percibido como un hombre desgraciado, solitario, frágil y amargado, de repente comienza a ser guapo, a la vanguardia, rico, a todas luces exitoso”, asegura.

Una vida homosexual
Foto: Arturo Alvarado

Otro de los factores que modificaron la percepción de la homosexualidad tuvo su origen en la trágica epidemia mundial de VIH. Con esta enfermedad, se comenzaron a realizar estudios desde diferentes disciplinas que desmitificaron la dimensión biológica, y que ayudaron además, a entender cuáles eran las generalidades de su interacción social desde la que se podían seguir construyendo campañas de publicidad y consumo.

Machismo mexicano

La experiencia homosexual en el caso de México está relacionada con el machismo sistémico; cuando las familias comienzan a diferenciar los géneros a partir de aspectos tan aparentemente pequeños y tradicionales como el uso de aretes en las niñas y no en los niños, “si tu ves ejemplos de la vida cotidiana entiendes como se articula el machismo”, apunta Marina Castañeda.

Una vida homosexual
Foto: Arturo Alvarado

“Lo que hace especial a la homosexualidad en México comparada con otros países es el machismo. En ese aspecto como muchos otros permea las relaciones interpersonales y sociales. Esto es algo muy serio”. En 33 años viviendo con su compañera, Marina acepta que vivir sin un hombre en la casa es problemático cuando se tienen que enfrentar con situaciones para las cuales no fueron educadas.

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Por ejemplo, “carpinteros, mecánicos, plomeros nos han tomado el pelo. Muchas veces nos vemos en posición de debilidad por el hecho de no tener un hombre. A veces tenemos que pedir prestado uno para que nos acompañe”. El machismo influye, además, en la desigualdad de salarios y prestaciones por parte de empresas. En ese aspecto, la experiencia homosexual brinda mejores condiciones económicas para los varones.

“Le pregunté a muchos señores por qué siempre manejaban ellos. Todos me respondieron que lo hacían mejor que las mujeres”. La autora descubrió a través de las aseguradoras que quienes tenían un mayor porcentaje de accidentes automovilísticos son precisamente los hombres.

Una vida homosexual, Marina Castañeda, Editorial Penguin Random House, precio $169 en Amazon.