Del 14 de octubre hasta abril del 2022, se exhibirán alrededor de 140 piezas elaboradas en barro por mujeres alfareras de Cuentepec, perteneciente al Municipio de Temixco en Morelos, en el que los niños y niñas aprenden en español y nahuatl por igual y donde las mujeres cargan y heredan las tradiciones de sus ancestras.

El pasado jueves 14 de octubre seinauguró la exposiciónEn Cuentepec barro se dice sokitl en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), dentro de la sala Guillermo Bonfil Batalla. La inauguración contó con la presencia de más de 20 creadoras de algunas de las piezas que están exhibidas en la muestra.

En Cuentepec barro se dice sokitl

Esta exhibición relaciona el pasado de la comunidad nahua de Xochicalco con el trabajo que siguen realizando hasta el día de hoy las mujeres de Cuentepec. Las piezas que están colocadas a lo largo de la exposición cuentan la historia de una comunidad que lucha por mantener viva su identidad por medio de la lengua y el arte. Las alfareras nahuas de Cuentepec asistieron a la inauguración y vendieron sus piezas en uno de los patios del museo, trayendo consigo las técnicas y los métodos heredados de las mujeres que vinieron antes de ellas.

La muestra presenta más de treinta objetos que elaboraronespecialmente parala exposición, mientras que algunos otros fueron prestados por colecciones privadas o por el Museo de Sitio de Xochicalco, dirigido por el arqueólogo José Cuauhtli Alejandro Medina Romero, quiene tiene una relación cercana con la comunidad de alfareras de Cuentepec. La exhibición, así está dividida en secciones que relacionan la historia ancestral de la región de Xochicalco con el trabajo contemporáneo de las mujeres nahuas de Cuentepec.

El título de la exposición hace referencia a esta resistencia, a un espacio en el que la comunidad entera honra la lengua madre y el trabajo de las mujeres: abuelas, madres, tías, primas, hermanas e hijas del pueblo.

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¿Quiénes son ellas?

Las mujeres nahuas de Cuentepec son sujetas que ponen el cuerpo para que el nahuatl no pierda más hablantes y para que la alfarería se mantenga como su patrimonio y medio de subsistencia principal. Muchas de ellas son madres, hijas, esposas. También cuidadoras comprometidas con sus familias y con su oficio, el cual inicia desde que van y vienen para recolectar la tierra que convertirán en barro, desde que pulverizan las piedras hasta hacerlas polvo, las ciernen y llevan cargando en sus espaldas de vuelta a casa, donde plasmarán su imaginación en cuencos, metates, platos o piezas ornamentales.

Ellas comienzan a formarse como artistas desde muy niñas, al ver a sus madres y a sus abuelas, al inspeccionar sus métodos para luego ponerlos en práctica, creando su propio estilo. Todas aparecen en la pared de fotografías que se muestra al fondo de la sala de exposiciones, la cual las presenta con rostros y nombres, como individuas y artistas. Dos de estas mujeres son Blanca y Leticia:

Martha Blanca Flores Estrada, 26 años

Blanca recuerda haber comenzado a aprender cómo darle forma al barro al observar a su abuela mientras preparaba el barro, creaba cada pieza, la tallaba y pulía. Su abuela nunca le dio instrucciones directas sobre cómo volverse alfarera: el barro fue el lenguaje. Hoy Blanca tiene 26 años y se siente orgullosa de representar a su comunidad en esta exposición mientras mantiene la esperanza de que la gente deje de pretender regatear el costo de sus piezas, que dejen de “querer comprar bajo y revender al triple, que valoren porque no es oro, pero claro que valen”.

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Martha Blanca Flores Estrada

Leticia Domínguez Estrada, 31 años

Leticia, por otro lado, recuerda haber comenzado a formarse como alfarera a la edad de ocho años, al ver a su mamá trabajar en sus propias piezas. Con el paso de los años se volvieron compañeras de trabajo que comparten un horno y una profesión. Para Leticia la fuerza de las relaciones matrilineales queda expuesta en la muestra, donde también participan su mamá, sus tías Julia, Gapita y Próspera y su prima Martha, con quienes se comunica de manera constante, contándose cuando hay ventas o muestras en las que todas puedan participar. El barro al igual que la lengua son las tradiciones que permean a la comunidad ya que, como dice Leticia, “la lengua materna es muy importante para nosotras porque si no la enseñamos se pierde. Tenemos que mantenerla viva”.

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Leticia Domínguez Estrada

¿Por qué es tan importante proteger su idioma y su arte?

Según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) de las veinticinco millones de personas que se autodenominan como indígenas, siete millones hablan una lengua indígena. El que cada vez haya menos hablantes de lenguas indígenas responde directamente a la narrativa del mestizaje que las instituciones gubernamentales han mantenido durante tanto tiempo ya que, como sostiene Yásnaya Elena Aguilar, “el mestizaje implica desindigenización de este país”.

La comunidad de Cuentepec se rehusa a que su comunidad pierda el nahuatl con el que se comunican de manera intergeneracional. Esto lo logran gracias a la enseñanza bilingüe de nahuatl y español en las escuelas y por medio de la comunicación en nahuatl dentro de sus familias.

Transmisión del conocimiento

Asimismo, la transmisión de estos conocimientos y de este orgullo es evidenciado por la participación de los niños y niñas del pueblo en el armado de la exposición. Dulce, Roberto, Nacho; Yolo, Liz, Benito y David son jóvenes de entre 13 y 17 años que se encargaron de entrevistar en video a 27 de las alfareras del pueblo. También editaron el material y exponerlo como parte de la muestra. En sus videos le hacen preguntas a las que para algunos de ellos son también madres, tías o abuelas sobre su labor, su herencia y el proceso de preparación de las piezas de barro. Con esto, los chicos y chicas exhiben el orgullo que sienten hacia las alfareras de su comunidad y nos demuestran que el arte milenario sigue siendo tema del siglo XXI.

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¿Qué más debes saber sobre la exposición?

La muestraEn Cuentepec barro se dice sokitl fue curada por Cecilia Faesler, quien conoció a las alfareras hace ocho años y se enamoró de su arte y de sus historias. Cristina remarca lo impresionante que es ver “la relación inmediata que tienen las piezas de hace 1200 años con las piezas que fueron hechas hace quince días”. Es por eso que la exposición cuenta con perspectivas sociológicas, historiográficas, arqueológicas, lingüísticas y arquitectónicas.

A la inauguración asistieron también decenas de personas, entre ellas la antropóloga Gobi Stronberg. Ella es una de las primeras curadoras del Museo Nacional de Culturas Populares, quien se sentía conmovida por la forma en que la exposición muestra “a las artistas y su visión de la manera más respetuosa posible, como Guillermo Bonfil Batalla lo hubiera querido”.

Este acercamiento empático y humanitario hacia el arte de las mujeres dará inicio también a la Jornada académica“Kuentepek. Lugar donde surcan los cerros” que contará con talleres de barro así como cinco conversatorios, presenciales y virtuales. En estos talleres participarán especialistas y promotores culturales que ofrecerán paneles para abrir la conversación sobre la importancia de la exposición.

En Cuentepec barro se dice sokitl abrió el jueves 14 de octubre de 2021 y permanecerá abierta hasta el mes de abril de 2022 en un horario de martes a jueves de 11:00 a 18:00 horas y de viernes a domingo de 11:00 a 19:00 horas.