A Uma un doloroso fantasma de su pasado la persigue y atormenta. Ella busca una catarsis, darle sentido a su pasado a través de una versión que jamás pudo escuchar, sentir, y procesar. En la obra Blackbird la historia narra la versión de Ray; un hombre que en plena madurez sostuvo una relación sentimental y sexual con ella; siendo solamente una niña de doce años.

La obra Blackbird es dirigida por la directora de cine y teatro Katina Medina Mora, protagonizada por Alejandro Calva y Cassandra Ciangherotti, en ella se aborda el abuso infantil: un tema incómodo de explorar. Platicamos con los tres y nos contaron porqué es necesaria una puesta en escena de este estilo.

También lee: Hamlet: una ficción teatral que rebasa fronteras y géneros

Blackbird: la delgada línea entre el amor y el abuso

Blackbird

Foto: Leo Pérez

Para Katina, poner el tema del abuso sexual infantil sobre la mesa era urgente para hacer reflexionar y discutir a la gente. Buscando textos y novelas referentes al tema, fortuitamente encontró con Blackbird escrita por el dramaturgo David Harrower en 2005. “Cuando me llegó ví que era un texto de teatro, yo llevaba mucho tiempo buscando algo que fuera para dos o tres actores, que se basara mucho en la dirección que es lo que más me gusta y que además hablara del tema que yo estaba buscando, fue perfecto así fuimos tras los derechos para poder montarla en México”.

Cuando le preguntamos a la directora cuáles eran sus motivos personales para presentar esta obra, nos respondió: “me encantaría que hubiera una reflexión, siento que cuando una persona ha sufrido abusos y ve este tipo de obras o contenidos se genera una introspección incluso una gran empatía con la quienes han pasado por esto—comenta— Este es un tema personal y lo bonito de esta obra es que podemos hablar de cosas que hemos vivido en la que existen momentos duros porque la obra está hecha con el corazón y el estómago, esto ha sido muy catártico.

Directora de los largometrajes Sabrás qué hacer conmigo y LuTo, Katina cuenta que hacer teatro es un rollo totalmente distinto que hacer cine pero que disfruta de ambas. “Hay una parte increíble de todo el proceso del montaje, hay tiempo para el trabajo de mesa, y poder trabajar a profundidad con los actores durante un largo periodo. En el cine tienes un día para filmar y eso es lo que obtienes, mientras que en el teatro se siguen encontrando detalles a días del estreno. El teatro está vivo y cuando los actores salen a escena se la obra se convierte en un gran ejercicio de soltar y confiar que todo el trabajo previo está ahí.

Una verdad muy grande y casi invisible

Blackbird

Foto: Leo Pérez

En tanto, Cassandra Ciangherotti quien encarna a Uma aceptó trabajar con Katina porque era algo que ambas buscaban. “En muchos casos el director es quien tiene la última palabra, pero con Katina las cosas son distintas, aquí lo hemos llevado como un proceso colectivo que me resulta muy interesante. Katina ha sido una especie de directora de orquesta que da indicaciones pero a la vez nos da mucha libertad para desarrollar lo que va sucediendo en escena, si estamos con el corazón puesto y presentes en lo que hacemos, el trazo de lo que se va desarrollando va surgiendo con una verdad que nos envuelve a los tres en el proceso creativo y es una fortuna enorme el poder trabajar con directores así”, comenta.

Sobre su personaje, una joven que creció bajo una condena de culpas, preguntas sin respuesta y una enorme incapacidad de procesar el abuso sexual y psicológico al que fue sometida cuando niña, Casandra cuenta que ha sido muy fuerte interpretarlo. “El arquetipo de la víctima es un arquetipo que habita en cada ser humano, un arquetipo con el que todos sabemos relacionarnos. Pero creo que lo interesante de este personaje ha sido la conciencia de lo que es la emancipación de un niño con su sexualidad, porque eso me resulta lo más potente y trágico de la obra. Es un tema que retrata una verdad muy grande y casi invisible, desde que nacemos somos seres sexuales y por eso es urgente hablar del despertar sexual de los niños, cuidarlos y saber guiarlos”.

Al preguntarle cuál es el impacto que le gustaría tener en sus espectadores, respondió: “que la gente pueda darse cuenta que el abuso tiene consecuencias graves, no solamente hacia la persona afectada, sino a la familia entera donde se provoca que se forme una especie de satélite en el que todas las órbitas alrededor estén alejadas y dejen de existir lazos de apoyo. Por ejemplo cuando la prima no le quiere contar a su otra prima que su papá la abusó, evidentemente ya no puede haber una relación y las familias se van separando, no solamente rompes a una persona, rompes una sociedad, a un país, a un mundo entero a través de abuso”. Finaliza.

Necesitamos educar a más gente para que haya menos abusadores en el mundo

Para Alejandro Calva, no es la primera vez que encarna a un personaje deleznable, anteriormente había protagonizado a un pedófilo asesino y violador en la obra Congelados. En esta ocasión la decisión de interpretar a Ray, el abusador de Uma, radicaba en un motivo principal: “Uno tiene que estar en la vida buscando proyectos que lo trascienden, que lo muevan y lo alimenten del alma. Afortunadamente en la tele hay mucho trabajo pero no siempre te da la satisfacción que te puede dar un proceso teatral. Blackbird es una de esas perlas que te vas encontrando en este océano de posibilidades donde formamos un triángulo en el que compaginamos todos y hacemos que esta obra tan caótica tenga armonía”, mencionó refiriéndose a Katina y Cassandra.

Sin embargo la temática considera que es muy importante de llevar al teatro. “Necesitamos educar a más gente para que haya menos abusadores en el mundo, por eso es interesante traerlos al escenario. Yo, como hombre, soy la representación escénica de muchos hombres afuera en el mundo, y eso e lo que me interesa cuando hablo de estos personajes. Me apasiona conocerlos, saber cómo piensan sin juzgarlos; desentrañarlos, ir más adentro y conocer cuál es el motor que los lleva a hacer lo que hacen”.

En cuanto al impacto que le gustaría lograr en los espectadores, Alejandro piensa que “seguramente algunos se quedarán en shock y no les va a gustar porque ellos buscan divertirse y comer palomitas, la obra es muy fuerte y me gustaría que la gente que quiera generar una reflexión la comparta, y que se lleven el aprendizaje que quieran.

Calva le dedica la obra a su hermana así como Cassandra a su padre.

También lee: De estas prisiones, el monólogo apasionado de Carlota y Maximiliano 

Blackbird

Dónde: Centro Cultural Helénico, Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn

Cuándo: vie 20:30, sáb 17 y 19:30, dom 18:00 hasta el 29 de septiembre

Costo: $350