Durante la época del cine de oro mexicano, la Ciudad de México pasó de ser la ciudad de los palacios a la ciudad de los palacios cinematográficos. Cada uno de los barrios importantes de la ciudad contaba con una sala donde se proyectaban películas nacionales e internacionales para el disfrute de las familias. Decía el actor Emilio García Riera: “el cine es mejor que la vida”, así que los cines se convirtieron en la memoria de los espectadores que acudían entusiastas a la matiné de permanencia voluntaria, con una torta en la mochila y con la emoción de transportarse a otro mundo.

Estos son algunos de los cines entrañables de la Ciudad de México, esos que están arraigados en los recuerdos de los chilangos.


Cine Florida

Ahhh, qué nostalgia con este grande de Tepito, literalmente, el Cine Florida se encontraba entre las salas más grandes de Latinoamérica ya que contaba con más de 7 mil butacas —ay, aquellos tiempos sin covid—. Esta imponente sala cinematográfica se encontraba al norte del Centro Histórico, en la calle de Peña y Peña #12 y fue inaugurada en 1952. Era uno de los conocidos como “cine piojito” por ser considerado de menor categoría, económico y con instalaciones descuidadas.

Una de las primeras películas extranjeras que fue proyectadas aquí fue El Príncipe Valiente, con Robert Wagner y Janet Leigh. Además de ser un espacio dedicado a las películas, su enorme sala fue utilizada para presentaciones y conciertos, como el homenaje a Pedro Infante en 1955, dos años antes de su accidente aéreo. La vida de este cine terminó en 1988, cuando un incendio consumió en su totalidad el espacio. Hoy en día hay un edificio con locales comerciales.

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Cine Tacuba

Sobre la calzada México-Tacuba, entre Golfo de California y Mar Tirreno se encontraba el entrañable Cine Tacuba, un recinto que recuerdan con cariño quienes asistían a sus salas en los años cincuenta. Esta sala funcionaba como cine de permanencia voluntaria, o sea, pagabas tu entrada y podías quedarte a todas las funciones que quisieras. A diferencia de las dulcerías de  hoy en día, aquí se vendían palomitas, gaznates, pistaches y hasta nieves para disfrutar durante la peli, aunque algunas personas preferían llevarse una torta de su casa.

Este cine continuó funcionando hasta finales del siglo XX, de acuerdo a testimonios que frecuentaban el lugar, el ambulantaje, la mala fama de la zona y la inseguridad hicieron que cerrara sus puertas definitivamente. Actualmente hay un outlet de Suburbia en este inmueble, sin embargo, la imponente fachada con arcos simétricos ha sido terriblemente mutilada, enterrando todo rastro del glorioso pasado de este palacio cinematográfico.


Tele Cinema Arcadia

¿Sabías que Arcady Boytler tenía un cine en la Ciudad de México? El Gallo Ruso —así lo llamaban por sus películas durante la época del cine de oro mexicano— abrió el Cine Arcadia en 1948 tras dejar la producción de películas. Este inmueble fue diseñado por Arturo Pani y Fernando Cortina, reconocidos arquitectos de la época. La sala contaba con 1,500 butacas y era uno de los predilectos de la chaviza con dinero, ya que era uno de los cines lujosos de la época, según el antropólogo Ayala.

El aforo era reducido para gozar de la mejor experiencia, así como una dulcería que incluía bocaditos franceses. ¡Qué elegancia! Por lo mismo, la entrada costaba $4 pesos —para que se den una idea, el promedio eran $2 pesos, mientras que las salas “piojito” costaban menos de $1 peso—. Tras la muerte de Arcady Boyler en 1965, el cine pasó a manos del empresario Carlos Amador, quien le cambió el nombre a Tele Cinema Arcadia. El cine cerró a finales de los ochentas y en su lugar se construyó un triste estacionamiento.

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Cine Cosmos

La zona de Tacubaya alberga joyas arquitectónicas que resisten al paso del tiempo, como el Faro Cosmos, anteriormente conocido como Cine Cosmos. ¿Te tocó conocerlo? Esta edificación fue diseñada en 1946 por el arquitecto Carlos Crombé, sin embargo, su icónica fachada fue construida hasta 1948, luego de que Carlos Vergara la interviniera tras un aparatoso incendio. Durante los años siguientes el cine vivió su apogeo, ya que con la época del cine de oro mexicano, los chilangues del poniente se la vivían en este espacio.

“Cobraban $3 pesos y había permanencia voluntaria”, recuerdan algunos melancólicos que disfrutaron de su enorme sala con 3 mil butacas. Ufff, ¿se imaginan que aún exista la permanencia voluntaria? Además de ser un centro de entretenimiento, en 1971 sirvió de refugio para algunos estudiantes durante el Halconazo —tampoco se olvida— e incluso se pretendió convertirlo en una monumental funeraria. En los noventas cerró definitivamente sus puertas y quedó abandonado, pero en 2019 fue remodelado y hoy es un faro cultural.


Cine Acapulco

Un cine de temática acapulqueña, con palmeras pintadas, cocos y hasta un enorme faro para distinguirlo de los demás. El Acapulco abrió sus puertas en 1948, era otro de los populares “piojitos” de Tepito que ofrecían funciones a precio económico. En este cine era posible disfrutar la matiné con permanencia voluntaria por tan sólo $1.50 pesos, o sea, tres películas continuas por este costo.

Aquí la gente venía en bola, con toda la familia y amigos, la sala tenía capacidad para ¡3,650 personas!Algunos internautas lo recuerdan debido a su inconfundible olor a tortas, garnachas y por el sonido de los refrescos a media función. Ah, qué tiempos. Años más adelante fue demolido, hoy en su lugar hay algunos edificios habitacionales.


Cinema Río

De sala de cine internacional a lugar de encuentros sexuales. ¡Khé? La historia del Cinema Río está cañona, uno no se imaginaría el giro radical que dio. Pero, bueno, comencemos por el inicio. Esta sala cinematográfica fue inaugurada en 1948 en República de Cuba #85, justo en el corazón del barrio de los estudiantes —recordemos que antiguamente la UNAM se encontraba ubicada en el centro—.

La fachada de este cine tenía una impresionante puerta estilo art decó y una marquesina en colores brillantes que hoy lucen descuidadas. Según el historiador Armando Ruíz Aguilar, las películas proyectadas aquí eran cine internacional debido a los universitarios que frecuentaban el área. Para 1954 la UNAM se mudó al sur y el cine comenzó a caer en el olvido. Buscando darle un giro, desde los años noventa ha operado como un cine porno para parejas heterosexuales. Y sí, se organizan encuentros entre swingers aquí.

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Cine Majestic

Sobre la calle de Manuel Carpio, frente a la alameda de Santa María la Ribera, existía un popular cine conocido como Majestic. ¿Se imaginan? Entrar a una función en la impresionante sala, después pasear alrededor del kiosko y comer un helado antes de regresar a casa, así fueron las tardes de algunas familias de la zona que disfrutaban la matiné de permanencia voluntaria.

Aunque no tenemos la fecha exacta, la vida de este cine comenzó a finales de los años veinte, ya que, según registros, aquí se estrenó la película Sin Novedad en el Frente, de 1930. Cincuenta años más tarde cerró sus puertas para ser demolido y dar paso a una plaza comercial aún se encuentra en esta esquina. Al igual que la mayoría de los palacios cinematográficos de la época, mantener sus instalaciones ya no era rentable.

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