La nueva normalidad en restaurantes empezó 1 de julio en CDMX. Después de 100 días de permanecer cerrados o solo con envíos a domicilio, reabrieron para recibir comensales en sus mesas.

Sortearon la “crisis más profunda que ha padecido la industria en toda su historia”, según afirma la Canirac.

No será lo mismo, eso es seguro. La manera en la que disfrutamos los restaurantes no volverá ser lo que fue antes de la pandemia por covid-19. Nos adaptaremos. Estas son algunas de las experiencias que no volveremos a tener en un restaurante. Al menos mientras dure esta pandemia.

Hacer fila para entrar a un lugar

Es bien común que en Ciudad de México hagamos fila para esperar mesa en nuestro restaurante favorito. En fines de semana y días festivos importantes, como el Día de las Madres, era la constante; al final, terminábamos sentados pegaditos a la mesa del vecino (como en Niddo, en El Parnita, o en muchas taquerías donde entran más comensales de los que parecen caber).

Esto se acabó porque, además de que debe de haber un espacio mínimo de metro y medio entre mesas, muchos restaurantes optarán por operar bajo reservación para evitar aglomeraciones.

Pedir mesa para diez

En la nueva normalidad en restaurantes se acabaron los grandes grupos, por ahora, porque ¡sana distancia! Primero: ningún restaurante debería de aceptar reservaciones para mesas mayores a cuatro personas. Segundo: no se vale pedirle al mesero que agregue otra silla y otra silla más hasta que haya diez personas sentadas en la mesa para cuatro. Hay que respetar las normas, por el bien de todos.

Usar servilletas y manteles de tela

Las nuevas reglas para restaurantes en la CDMX dicen que todos los manteles y servilletas deben de cambiarse después de cada servicio pero esto es problemático para los restaurantes y también representa un riesgo de contagio mayor; así que seguramente lo más común será ver mesas sin manteles y puras servilletas desechables.

Leer el menú como si fuera un libro

Adiós a las cartas físicas, ya sean de papel, en carpeta, enmicadas o cualquiera que sea su presentación. La nueva normalidad en restaurantes exige el menor contacto posible con superficies –a través de las cuales puede ocurrir el contagio–, así que todos los menús serán en pizarrones, pantallas, pdfs o incluso apps para que el comensal pueda consultar la carta en su celular y no tener que tocar nada ajeno.

Fumar

En esta nueva vida está prohibido fumar en los restaurantes y cafés, incluso en las áreas asignadas para ello. ¿Por qué? Porque debemos de minimizar los movimientos corporales que envían gotículas respiratorias al ambiente –responsables del contagio–, como gritar, hablar muy fuerte, soplar o soltar el humo de un cigarro.

¿Y qué onda con la música?

De inicio, el gobierno capitalino pidió a restaurantes y cafés que no pusieran música –o, por lo menos, no a volumen alto– para evitar que los comensales hablen muy fuerte (porque eso hace que salpiquen más gotículas, a través de las cuales ocurre el contagio).

Sin embargo, el 4 de agosto se publicó en la Gaceta Oficial que esta medida quedó anulada:

“Se permitirá la música viva, grabada y videograbada en los restaurantes y establecimientos mercantiles que tienen como giro principal la venta de alimentos preparados. Lo anterior durante el horario permitido para operar conforme al color del Semáforo Epidemiológico con un límite máximo de 62 dB (decibeles)”.

Echar largas sobremesas

Mientras más rápida sea la experiencia, mejor. Aunque amamos quedarnos horas y horas echando el trago y alargando la estancia lo más posible, muchos restaurantes operarán bajo reservación y será importante controlar los tiempos entre un servicio y otro.

Pagar en efectivo

La pandemia y la tecnología nos están empujando a hacer cada vez más pagos electrónicos, a través de aplicaciones o incluso transferencias. Recuerda que, para que comer en un restaurante sea seguro, debemos de reducir al máximo el contacto con el dinero, tarjetas físicas y terminales de cobro.

Llenar tu plato en el buffet

Por ahora, los buffets están cancelados porque son muy buenas vías de contagio por todas las cucharas, platos, platones y superficies que tocan muchos comensales, meseros y cocineros.

Pedir la comida para llevar

Sí se podrá hacer pero es el comensal quien tiene que vaciar su comida dentro del contenedor, esto para evitar que muchas personas (meseros y cocineros), toquen los contenedores.

Dejar la propina en efectivo

Lo más seguro es dejarla con el pago completo de la cuenta; aunque esto es menos conveniente para el personal que recibe la propina, pero sí es la forma más segura de evitar contagios entre comensal y mesero.

Pasarse el salero o el servilletero entre mesas

Mientras menos objetos haya en la mesa, mejor. Se acabaron los floreros y demás adornos. Además, todo los objetos como saleros, salseros, etc, deben de desinfectarse antes y después de cada uso en cada mesa.

Argumentar que el cliente siempre tiene la razón

Esto no es verdad, nunca lo ha sido; sin embargo, los restaurantes en su compromiso con el servicio, hacen lo posible por tener contentos a sus clientes. Seguro esto no cambiará, pero sí habrá limitantes y también más responsabilidades hacia los comensales. Por ejemplo: una de las reglas de la nueva normalidad en restaurantes es que debe de haber un filtro sanitario a la entrada y nadie puede ingresar al restaurante con síntomas de enfermedad respiratoria o con fiebre (temperatura corporal arriba de 37.5 grados); así que aquí sí aplica la famosa y clásica de “nos reservamos el derecho de admisión” y el comensal no podrá hacer nada si se le niega el servicio por presentar síntomas.