¿Quién se murió en la Barranca del Muerto?

Curiosidades chilangas

Foto: Cuartoscuro

Es de todos conocida la historia de que el Zócalo de la Ciudad de México se llama así porque un día el presidente Santa Ana quiso poner un monumento (similar al Ángel de la Independencia) donde hoy se encuentra la bandera.

Entre dimes y diretes -y que el dinero no alcanzó- sólo lograron poner la parte de abajo, es decir el zoclo. La gente comenzó a decir “vamos al zoclo” y de ahí se derivó la palabra Zócalo para el primer cuadro de la Ciudad. En otros países no existe esta connotación sino que se llama Plaza Mayor o Plaza de Armas, pero en algunos estados de la República también se le llama Zócalo a la plaza central (aunque allí nunca hubo monumento alguno).

La capital chilanga está llena de nombres misteriosos ¿quién se murió en la Barranca del Muerto? ¿Dónde quedaron los animales del Desierto de los Leones? ¿Quién fue la Marquesa y por qué no me está sirviendo quesadillas y sopa de hongos?. En Chilango nos pusimos a escarbar en el archivo de la etimología defeña.

Barranca del Muerto

La Barranca del Muerto va de la mano con el Río Mixcoac: era una hondonada de 7 kilómetros que viene desde el Cerro de San Miguel, pasaba por el Desierto de los Leones y torcía en la zona de San Ángel. Poco a poco se fue secando y en 1910 los revolucionarios la usaban para echar los cadáveres de las batallas (de ahí su nombre). Leyendas más modernas dicen que en las noches se oyen los gritos de esos muertitos en los túneles del metro (búscale en YouTube, seguro los encuentras).

Desierto de los Leones

Nunca hubo leones en este lugar al poniente de la ciudad, ni fue un desierto con cactus: los carmelitas fundaron su convento en este lugar en memoria de San Elías, quien pasó la mayor parte de su vida en el Monte Carmelo. Por tradición, estos conventos se llamaban “Yermos” o “Desiertos” y su primer nombre fue “Santo Desierto de Nuestra Señora del Carmen de la Santa Fe”. Lo de los leones tiene dos posibles orígenes: el primero es que este lugar fue administrado por unos abogados de apellido León, quienes le cedieron el terreno a los carmelitas. La segunda -aunque improbable- es que en tiempos virreinales había dos bandidos que robaban en los pueblos de San Ángel y Coyoacán: eran conocidos como “los hermanos Leones” y subían a este lugar a esconderse. Dice la leyenda que nunca los atraparon.

La Condesa

El epicentro hipster de la ciudad fue adquirido en 1704, por la familia de Doña María Magdalena Dávalos de Bracamonte y Orozco Condesa de Miravalle. Pero lo que tal vez no sepas es que esa familia era descendiente directa de Moctezuma Xocoyotzin: toda la familia Miravalle adquirió este título heredado de Isabel Moctezuma Tecuichpo Ixaxochitzin, hija del Tlatoani mexica. Más increíble aún es que hoy existe una verdadera Condesa de Miravalle que vive en Granada, Doña María de las Mercedes Enríquez de la Luna del Mazo, a la que le pertenecerían todos los cafés, restaurantes, parques y antros de la zona.

Salto del Agua

Este origen es casi obvio: a lo largo de toda la avenida Chapultepec había un acueducto que terminaba en el cruce con el Eje Central. En época del Virrey Bucareli (en 1779) se construyó una fuente de agua saltarina, aunque debemos decir que la que está a la salida del metro no es la original. En 1948 esta fuente ya estaba muy deteriorada y se la llevaron piedra por piedra a Tepotzotlán, en las huertas del Museo Nacional del Virreinato. Lo que hoy ves en ese lugar es una reproducción hecha por el escultor Guillermo Ruiz.

La Marquesa

La esposa de Hernán Cortés, la Marquesa Doña María de Zúñiga, quería tener un lugar para ir a descansar, así que construyó rumbo a Toluca la Hacienda de las Cruces, que es donde siglos después se vivió la famosa batalla de los Insurgentes. En 1936, y en un intento por darle su lugar a los héroes que nos dieron patria, el gobierno lo nombró como Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, pero ese nombre ni tú te lo sabías. No sabemos muy bien dónde termina ni dónde acaba, pero cuando huele a sopa de hongos y quesadillas es que ya llegaste.

Niño Perdido

Ya casi nadie recuerda que la primera parte de Eje Central recibe el nombre de Niño Perdido. Tiene dos posibles orígenes: una es que en aquel lugar se encontraba el Colegio de San Juan de Letrán, que desde 1528 se dedicaba a recoger a los niños mestizos que eran abandonados “por no ser de raza pura”. La segunda leyenda es más interesante: en 1659 el escultor Enrique Verona se enamoró de una joven llamada Estela de Fuensalida. Estela era pretendida por don Tristán de Valladares, un viejecillo ricachón. Como Enrique era más joven y guapo, Estela se casó con él y tuvieron un hijo.

Un día alguien prendió fuego al pajar que estaba junto a la casa de la feliz pareja y todos salieron corriendo. En la confusión el niño se perdió, y lo único que se supo es que un hombre se lo llevó bajo su capa: Estela se volvió loca gritando “¡¡Mi hijo se ha perdido!!”. Los vecinos nunca supieron del infante y le pusieron “Niño Perdido” a la calle donde lo vieron por última vez.

¿Te gustaría saber el origen del nombre de otros lugares de la ciudad?