El temblor del 16 de febrero, de magnitud 7.2 y con epicentro en Pinotepa Nacional, Oaxaca, sacudió a la CDMX y a otros estados casi 5 meses después del devastador terremoto del 19 de septiembre.

Miles de personas salieron a las calles en cuanto escucharon la alerta sísmica, pero ¿cómo se vivió el temblor en el cine, en el Metro, en un centro comercial o en un gimnasio?

A continuación te presentamos cuatro historias de chilangos que hacían su vida normal y que tuvieron que salir corriendo en cuanto sintieron el temblor, porque no sonó la alerta sísmica, no la escucharon o nadie se acordó de ellos.

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El temblor del 16 de febrero en el probador de una tienda

A las 17:39, justo cuando inició el temblor del 16 de febrero, Nora Cabrera se encontraba en los probadores de la tienda Massimo Dutti, en Reforma 222.

Al llegar a la entrada del establecimiento para intentar salir, se percató de que estaba cerrada. «¡¿Cómo dejan la puerta cerrada valiéndoles que esté temblando?! ¡No puedo salir!», relató la joven en un video compartido en su cuenta de Twitter.

En otro tuit, Nora explicó: «Tuve que romper la puerta» y luego anunció que procederá jurídicamente contra la tienda. «No por el dinero sino porque este tipo de cuestiones no deben pasar, necesitamos protocolos efectivos y que se apliquen a cabalidad», explicó.

Claudia Rodríguez viajaba en la Línea 1 del Metro hacia su casa. Una amiga con la que intercambiaba le avisó que estaba sonado la alerta sísmica. Segundos después, el vagón comenzó a moverse.

Los altavoces del Metro nunca alertaron a los usuarios sobre el temblor del 16 de febrero. El convoy avanzó de la estación Salto del Agua a Isabel la Católica. «El Metro bajó la velocidad cuando entró en el túnel. Me dio miedo que se quedara ahí durante el sismo, pero no, siguió avanzando hasta la otra estación», nos dijo.

Ya en Isabel la Católica, el Metro se quedó detenido con las puertas abiertas. «Se sentían los movimientos de un lado a otro, las lámparas de la estación también se movían».

Claudia se extrañó de que la gente no buscara salir ni del vagón ni de la estación. Todos esperaron a que pasara el sismo y el Metro siguiera su camino, aunque, eso sí, todos sacaron sus celulares para tratar de comunicarse con sus familiares.

Estaban en el cine durante el temblor del 16 de febrero

A Roberto Mendoza ya le había tocado vivir un sismo en el Metro, pero nunca imaginó que viviría el temblor del 16 de febrero en el cine.

Roberto también estaba en Reforma 222, listo para disfrutar de Lady Bird, pero, como a los 10 segundos de iniciada la película, la butaca comenzó a mecerse. «Pensé: ah, caray, ¿es función 4DX? ¡No! Estaba temblando y muy duro».

Él y otras 20 personas estaban en la sala. «Al principio, todos dudamos entre levantarnos o aguantar. Pero, como el sismo seguía, poco a poco nos levantamos, buscando la salida», relata.

Según Roberto, nunca se escuchó la alerta sísmica en la sala y los empleados de Cinemex no les avisaron que estaba temblando.

Fue hasta que los propios clientes desalojaron la sala que unos empleados del cine nos indicaron cuál era la salida de emergencia.

«Nos llevaron a unas escaleras, donde no había ninguna luz. Algunos medio iluminaban con sus celulares. Y, mientras, seguía temblando», recuerda el joven de unos 35 años.

Luego de varios segundos y de muchos escalones, los clientes llegaron a la planta baja, pero, para ese entonces, el sismo ya había pasado. «La verdad, mi coraje era que no había podido ver Lady Bird. Pero luego un amigo me hizo pensar en que Cinemex debe aplicarse más y tener un protocolo más adecuado de seguridad en caso de sismo».

Isaac García no tenía ni dos minutos en la regadera del gimnasio Energy, en la colonia Nápoles, cuando comenzó a marearse. Él y otros dos clientes fueron sorprendidos por el sismo. Nunca  escucharon la alerta sísmica y ningún empleado les alertó del peligro.

Abrió la puerta del baño y no le importó salir corriendo mientras se amarraba la toalla a la cintura, para no salir desnudo.

Al dejar vestidor, Isaac escuchó: «A todos los socios se les informa que deben salir del gimnasio», así que no lo pensó dos veces y se echó a correr.

El joven bajó las escaleras y terminó parado en la calle de Dakota, en la colonia Nápoles, junto con cientos de personas que habían salido antes que él.

Luego de 10 minutos, regresó al vestidor para recoger sus cosas y hablar con sus familiares.

Al final, el temblor del 16 de febrero no ocasionó víctimas y solo generó daños menores en algunas estructuras, de acuerdo con el reporte del Gobierno de la CDMX.

Alrededor de las 23:00, el Servicio Sismológico Nacional informó que se habían registrado 225 réplicas. «La mayor de magnitud 5.9», indicó.

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