Cada 17 de marzo, miles de personas se unen a esta festividad irlandesa donde la cerveza sin fin (¡saluuud!) y las prendas color verde son la combinación ganadora. México no es la excepción y, en este día, conmemoramos el Batallón de San Patricio, un grupo militar de Irlanda que ayudó a nuestro país durante la Intervención de Estados Unidos. Aquí te contamos más sobre este fascinante episodio histórico.

¿Cuál fue el Batallón de San Patricio?

Si bien las relaciones diplomáticas entre Irlanda y México comenzaron en 1974, lo cierto es que nuestras historias comenzaron a entrelazarse bastante tiempo atrás. En efecto, uno de los episodios más significativos es el del Batallón de San Patricio, durante el cual un grupo de soldados, mayoritariamente irlandeses, se unieron a las fuerzas armadas mexicanas. Acomódate en tu asiento, porque esta historia te va a dejar con la boca abierta.

Para remontarnos a sus orígenes, debemos trasladarnos a los acontecimientos de mediados del siglo XIX. Allá por el año 1846, tuvo inicio la Intervención Estadounidense en México. Como recordarás por tus clases de Historia, este breve —y muy desafortunado— conflicto bélico derivó en la pérdida de una importante sección del territorio mexicano, que terminó en manos de Estados Unidos.

En medio de este episodio cobró fama el Batallón de San Patricio, un grupo militar integrado por soldados europeos (especialmente irlandeses) que en sus inicios trabajaba para el Ejército de Estados Unidos. Durante el conflicto militar, los San Patricios —como también se hacían llamar sus integrantes—, llegaron al territorio mexicano para contribuir a los objetivos expansionistas estadounidenses.

Cambio de bando

No obstante, en contra de todo pronóstico, este batallón decidió desertar a su propio ejército y pelear en el bando opuesto, ¡Sí, en favor de las fuerzas armadas de México!

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¿Por qué razón cambiaron de bando? Existen varios relatos populares al respecto, pero aquí te contamos el más conocido: Se dice que estos soldados practicaban la religión católica, por lo cual solían frecuentar las iglesias mexicanas. De este modo, comenzaron a simpatizar con el pueblo mexicano.

Muy pronto, sus líderes estadounidenses les impusieron severos castigos por temor a que su fe les hiciera sentir mayor afinidad con la causa mexicana. Así, poco a poco surgió una relación hostil dentro de su propio ejército.

Finalmente, como respuesta a los frecuentes castigos, el grupo de soldados decidió desertar de la causa estadounidense; pronto se unieron a México y libraron varias batallas junto a nuestras fuerzas armadas, siempre con su icónico estandarte verde, adornado con un arpa dorada y tréboles irlandeses.

Si bien se desconoce el número exacto de militares que conformaron este batallón, algunos historiadores afirman que fueron cerca de 800 soldados los que se enlistaron a favor de nuestro país. No obstante, otras fuentes reducen el número a 300 militares de dos compañías, los cuales provenían de Irlanda y Alemania.

El triste desenlace del Batallón de San Patricio

El Batallón de San Patricio formó parte de importantes victorias del bando mexicano durante este conflicto bélico. No obstante, muchos de sus integrantes fueron capturados por el Ejército Estadounidense y se vieron sometidos a severas represalias.

Algunos de ellos recibieron azotes, mientras que otros fueron marcados en su frente con la letra D (por la palabra “desertores”) y enviados a realizar trabajos forzados. Asimismo, se calcula que cerca de 40 soldados de los San Patricios fueron ahorcados por órdenes de las autoridades estadounidenses.

A pesar de que los resultados de la Intervención Estadounidense fueron trágicos para nuestro país, hasta la fecha honramos la memoria de este batallón en dos fechas: el 17 de marzo, por la festividad de San Patricio, y el 9 de septiembre, aniversario de las primeras ejecuciones.

Además, existen varios monumentos en nuestro país que dan cuenta del agradecimiento de México hacia este batallón y hacia sus fundadores, John O’Reilly y Patrick Dalton, por su labor durante el conflicto bélico; uno de ellos es la placa conmemorativa de la plaza San Jacinto, en San Ángel.

Por su parte, las autoridades se suman al reconocimiento de su labor heroica todos los años con ceremonias cívicas. Este año no es la excepción y, en el marco del Día de San Patricio, el Museo de las Intervenciones ha programado un festival con espíritu irlandés. Si quieres saber más, entra al siguiente enlace.

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