Cuenta la leyenda que mientras Melchor, Gaspar y Baltasar iniciaron su recorrido, un cuarto Rey Mago se quedó atrás.

Aunque no lo creas, existió un cuarto Rey Mago que se dirigía a Belén para entregarle regalos al Mesías. Sin embargo, su nobleza impidió que llegara a su nacimiento. Su historia es mencionada en el Evangelio de San Mateo. Más tarde, el escritor estadounidense Henry van Dyke escribió un libro sobre este misterioso personaje a finales del siglo XIX.

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Se llamaba Artabán y él avisó a Melchor, Gaspar y Baltasar de la llegada del Niño Jesús. Algunas fuentes indican que supo de esto gracias a sus dones espirituales y otras señalan que su conclusión fue producto de sus estudios de los planetas.

armaban cuarto rey mago

El sabio acordó con los otros tres que viajarían hasta el pesebre juntos y partirían desde Borsippa, Irak. Asimismo, decidieron que todos llevarían obsequios al hijo de Dios. Seguro ya conoces de la mirra, el incienso y el oro. Lo que Artabán escogió como regalo fueron tres piedras preciosas: un diamante, un zafiro y un rubí.

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La bondad detuvo al cuarto Rey Mago

En su camino al punto de reunión, se encontró con un anciano que había sido asaltado y agredido. El hombre, con la intención de ayudarlo, le regaló el diamante para así compensar lo que le habían robado.

Este amable gesto provocó que su viaje se atrasara. No obstante, continuó ayudando a quien lo necesitara. Los demás Reyes Magos no lo pudieron esperar y le dejaron una nota en la que le indicaban que lo veían en Belén lo antes posible.

artabán

Artabán presionó demasiado a su caballo para que éste corriera más rápido y así pudiera alcanzar a sus compañeros. Esto resultó en la fatiga extrema del animal y finalmente en su muerte, por lo que tuvo que caminar hasta su destino.

Al llegar al lugar se enteró que el Mesías ya había nacido y que María y José se habían trasladado a Egipto. El sabio decidió encontrarse con ellos allá, pero justo en ese momento observó que un soldado estaba a punto de quitarle la vida a un niño.

Con la esperanza de poder convencer al hombre de no lastimar al pequeño, el cuarto Rey Mago le ofreció el rubí. Aunque el trato funcionó, un comandante se percató del hecho y mandó a encarcelar a Artabán. Ahí permaneció poco más de 30 años.

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El desenlace de su historia

Cuando al fin fue liberado se enteró de la crucifixión de Jesucristo. Intentó llegar a él, pero en su camino se cruzó con una joven que iba a ser vendida como esclava. Obviamente se dejó guiar por su enorme corazón y utilizó el zafiro para comprar su libertad.

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Triste de no haber cumplido su promesa, el hombre rompió en llanto. De pronto, la tierra empezó a temblar y una piedra golpeó su cabeza. Mientras moría, escuchó una voz celestial que le agradecía por su nobleza y el cuarto Rey Mago entendió que ayudar había sido su verdadera misión.

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