Manuel Álvarez Bravo: Una biografía cultural

Por Bartolomé Delmar

A veces parece que en México se dan demasiados espacios a los artistas ya consagrados dentro de nuestras fronteras y que medios de difusión y museos se olvidan de apoyar a los que apenas asoman la cabeza en un medio tan competido. Pero en el caso de la exposición “Manuel Álvarez Bravo: Una biografía cultural”, la forma de abordar al artista resulta refrescante y hasta didáctica, tanto para el público en general como para aquellos nuevos creadores.

La razón es muy sencilla: más que celebrar el décimo aniversario luctuoso del reconocido fotógrafo con otra retrospectiva de su acumulado fotográfico, la muestra se concentrará en el surgimiento del artista como tal y en sus detalles más íntimos y personales. De este modo, el visitante común podrá acercarse a un momento histórico de alta relevancia para la cultura del país, y el profesional en ciernes podrá despejar sus dudas en torno a la evolución creativa de un modelo intachable a seguir.

El Museo del Palacio de Bellas Artes plantea esta exploración biográfica y creativa del fotógrafo mexicano a través de cuatro ejes curatoriales, divididos en las salas más importantes del recinto. Por un lado, mostrará por vez primera el trabajo temprano de Álvarez Bravo, cuando siendo apenas estudiante, convivió con la obra de contemporáneos suyos como Orozco, Rivera, María Izquierdo y otros de la Escuela Mexicana de Pintura. Por otro lado, se emulará la mítica exposición que llevaría al fotógrafo mexicano a la cumbre internacional, aquella auspiciada por Bellas Artes en el año de 1945 y curada por Fernando Gamboa, donde veremos sus imágenes más memorables. Finalmente, vendrán las salas dedicadas a su vida y sus implicaciones en el mundo del arte mexicano: podremos observar las impresionantes colecciones de grabados –europeos y nacionales– que el fotógrafo atesoró durante toda su vida, así como ejemplos de su trabajo como autor y editor de textos.

Las últimas salas mostrarán testimonios de cómo Álvarez Bravo cimbró al mundo de la fotografía profesional alrededor del mundo, tratando de poner en perspectiva el legado.

Así, esta muestra se distancia mucho de aquellas clásicas y temibles exposiciones-homenaje, en donde la obra de un personaje consagrado inunda las salas de un museo sin la menor intención de contexto y aprendizaje. Ahora, es el turno de una exposición que busca resaltar los deseos más íntimos de una figura que contextualizará a muchos en términos de la historia del arte de su país, y a otros podrá servir de guía para aprender a manejar sus carreras futuras.