Cuídese mucho. Sophie Calle

Por Luis E. Pineda

¡Las rupturas amorosas! ¿Qué hacer con ellas? Llorar, emborracharse, deprimirse, “un clavo saca a otro clavo”, conocer gente nueva, comer, escuchar canciones tristes, intentar entender qué pasó y cualquier otra cosa que a ustedes se les ocurra. Pero para los artistas, hasta esto es material de trabajo.

Un día, Sophie Calle, artista francesa, recibió un correo electrónico de su entonces pareja por medio del cual concluía su relación. No supo cómo responder y en vez de sufrir, invitó a 107 mujeres de distintas ocupaciones a que interpretaran la carta, cada una desde su campo: criminólogas, actrices, músicas, caricaturistas, abogadas, filósofas y un largo etcétera. El resultado es sencillamente genial: cada quién ve lo que quiere, y puede, ver.

Este proyecto sigue la línea de trabajo de la artista, que constantemente indaga sobre las relaciones humanas, la vulnerabilidad humana y examina la identidad e intimidad. La continuidad a su trabajo se ve incluso en la forma de proceder, pues hay una metodología detectivesca: quiere entender el incidente y para hacerlo recurre a distintas “líneas de investigación” que arrojan distintos resultados.

Van a encontrar, principalmente, videos y fotografías, pero también muchos textos en los que se analiza la carta. Uno de los más interesante es el que se ocupa de la la intertextualidad, pues se encuentra que la carta está plagada de frases provenientes de textos clásicos o canciones populares, aunque no se sabe si consciente o inconscientemente. Otro que me gustó mucho fue la interpretación que hace la escritora Christine Angot quien decide no entrar al juego de crucificar a X, como firma el remitente del correo electrónico, a diferencia de muchas de las respuestas que había estado recibiendo. Entre las más graciosas está la de una tiradora de rifle, a quien le bastó dispararle tres veces a la impresión del e-mail. (Si no hablan inglés, les recomiendo consulten la traducción de los textos en la página del museo. Clic aquí.)

Hay una gran pantalla en la que se reproducen videos en los que hay otras interpretaciones de la carta especialmente de músicas y actrices: tendrán que esperar un buen rato para ver todas con sonido, pero hay algunas cosas que valen la pena: cada una es única en tanto que involucra sensibilidades y disciplinas distintas: “cada cabeza es un mundo”.

Me gustó la forma en que abordó la situación, aunque es una muestra de esa idea romántica que tienen algunos artistas de asumir su vida como una obra de arte en sí misma, idea que, pese a que tiene cierta verdad, me desagrada por bohemia: Sophie es de una generación bohemia, en una ciudad bohemia.

Una cosa que podría ser cuestionada es la composición sociocultural de las mujeres a las que les pidió interpretación: la mayoría pertenece a un sector intelectual y elitista. También puede ser que ellas son las amigas que tiene y por eso no le podemos reclamar nada.

Es una exposición entretenida, que puede dar una idea más de qué hacer con una ruptura amorosa, por si se les ofrece. Aparte si fueron a ver Obsesión Infinita y no alcanzaron boleto, es una excelente alternativa: de hecho me parece mucho mejor trabajo que el de Kusama. Si necesitan otra buena razón para verla, es la misma obra que se presentó en el pabellón de Francia en la Bienal de Venecia de 2007, la bienal más importante en el mundo (léase mercado) del arte: pueden ver un pedacito de dicha bienal en México. No se la pueden perder.