noviembre, 2014

Detalles del evento
Por Luis E. Pineda Casi puedo predecir la primera pregunta que a muchos se les vendrá a la cabeza cuando entren al Museo Jumex y vean la escultura de Cruzvillegas que
Detalles del evento
Por Luis E. Pineda
Casi puedo predecir la primera pregunta que a muchos se les vendrá a la cabeza cuando entren al Museo Jumex y vean la escultura de Cruzvillegas que se exhibe en la recepción: ¿cómo un montón de basura llegó a ser arte? O bien, ¿por qué este montón de basura es arte? Y cuando suban a la galería 2 del museo y vean el resto de la exposición, puede que la pregunta sólo se intensifique.
Empecemos por recordar que estamos frente a obras de arte contemporáneo y, como decía Juan Acha, lo que de veras puede fastidiarnos es la ausencia de los elementos que suponemos indispensables en el arte. Es decir, no vemos pinturas al óleo, ni el mármol exquisitamente esculpido, ni las fotografías en obligado blanco-y-negro. Estamos ante nuevas formas de representación y de presentación.
El título Autoconstrucción, surge del proceso de edificación propio de las zonas periféricas de la ciudad, donde la urbanización se da desordenadamente y las casas se van construyendo como se puede y con lo que se tiene. La improvisación de técnicas, el trabajo en comunidad y el reciclaje de materiales, son los factores que intervienen en este tipo de edificación.
Cruzvillegas vivió en una casa que se fue construyendo de esta manera. Retoma algunas cosas de esa dinámica para hacer las piezas que conforman la exposición. Principalmente trabaja con materiales que va encontrando. Y, supuestamente, es esta la experiencia que él quiere compartir a través de sus obras, como una gran metáfora de la construcción de su identidad.
Antocostrucción: à la petite ceinture, la instalación más grande que hay en la sala, está construida con materiales evidentemente reutilizados y con gran torpeza técnica –en lo que respecta a carpintería– pero podemos rescatar la invitación de la pieza a recorrerla y lo que puede provocar: la estructura podría darnos la sensación de inestabilidad con la que cuentan las autoconstrucciones o sorprendernos por haber logrado la proeza de mantenerse en pie; las cebollas, ajos y demás elementos que se encuentran situados sobre algunas esquinas puede que nos recuerden que ésta también tiene una fecha de caducidad.
En su recorrido encontraran piezas similares que aluden, de una u otra forma, a la construcción física. Y en casi todas ellas encontrarán elementos similares: después de un rato, como todo lo que se repite, aburre.
Haussmannian leftovers es una pieza distinta, que no se habla sobre la construcción: trabajó con cajas que fue encontrando en las calles de Paris, en donde realizó alguna residencia. Luego sólo cubrió con pintura negra –como las pizarras de los restaurantes– la cara superior de éstas y las colocó sobre la pared. A la distancia hay un juego interesante entre la cara cubierta y los colores de los lados que siguen siendo visibles; entre las que no tienen perforaciones y las que sí las tienen; y, finalmente, con la disposición en que están acomodadas.
La pieza pretende quitarle la función comercial para convertirlas en simples materiales con los que se dispone a trabajar. ¿Qué tiene de especial esto? Pues que la superficie de la caja, que estaba destinada para nada más que para identificar una marca, ahora se convierte en un espacio “en blanco” en el que ahora se podrían escribir o dibujar cosas: es una lástima que no se haya dado ese paso ni se permita darlo.
Regresando a la escultura que comentaba al principio, la que está en la recepción del museo, ¿se acuerdan de ese capítulo de Los Simpsons (Mom and Pop Art) donde Homero no puede armar una parrilla en su jardín y termina con una masa de materiales que luego resulta ser una gran obra de arte? Más o menos pasa lo mismo con esta. La diferencia es que Homero llega ahí por accidente, Cruzvillegas lo hace intencionalmente: recorre la zona cercana al museo, en donde ocurren varias construcciones, y toma elementos que se va encontrando. En este proceso pretende evidenciar la condición que nos permite trabajar a los artistas: la de estar vivos.
Cuando recorran la exhibición, recuerden que el arte contemporáneo es siempre como un chiste local: se necesita entender la situación de donde proviene para poderse reír. Lo que pasa es que estas situaciones bastante locales se quieren universalizar, no hay tal cosa como el arte “universal”, eso es una herramienta publicitaria del mercado de arte. En ese proceso se intelectualizan en exceso y es ahí cuando se pierde la cercanía que se supone deberían tener con las personas que podrían compartir la situación de donde nacieron.
Y eso también nos puede fastidiar.
mar-dom 11-20 h. Viernes entrada libre.
Horario
Noviembre 14 (Viernes) - Febrero 8 (Domingo)
Ubicación
Museo Jumex
Miguel de Cervantes Saavedra 303 Entre Presa Falcón y Lago Zurich



























