Tlihuaca, en náhuatl quiere decir “lugar de lo negro”, frase que adquiere un tono inquietante al saber que en este pueblo, a sus colonos se les llama brujos.

Cuentan que en la noche la campana del templo comienza a sonar por sí sola, para que los pobladores sepan que el nahual anda vigilando. Esta es una leyenda, pero lo cierto es que, desde tiempos prehispánicos se ha relacionado con la idea de lo sobrenatural esta zona.

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Tlihuaca: El pueblo de los brujos

Sus casas de un piso con tejas rojizas, los arcos virreinales, las conversaciones en lenguas indígenas, dibujan un escenario que pareciera distante a la CDMX. San Juan Tlihuaca es uno de los 25 pueblos originarios de Azcapotzalco y aún conserva algo de las costumbres de sus habitantes originales: los tepanecas.

Hay quien asegura que en este barrio desde hace siglos se practica la magia, pero de una forma diferente a la que existe en otros lugares. Aquí no hallarás puestos retacados de productos esotéricos, ni comerciantes ofreciéndote una limpia cómo en el Mercado de Sonora o Catemaco. Pero si preguntas a la gente o caminas por las calles menos transitadas, es probable que te encuentres con alguien que aún hace rituales prehispánicos.

Una historia envuelta en misterio

Desde tiempos precolombinos ha tenido fama de ser un centro de hierberos, curanderos y banda con poderes místicos. Características que los conquistadores tacharon de brujería, de artes oscuras.

Se sabe que el territorio estaba a orillas del Río Texcoco. También que por ahí del año 950 un grupo de personas proveniente de lo que hoy es Michoacán se asentó por primera vez.

La tradición cuenta que, después de meses de viaje, hallaron este lugar. Se trataba de una planicie con tierra negra y un ojo de agua irrigado por el Río de los Remedios. Para marcar el inicio de la que se convertiría en su ciudad, sembraron 7 ahuehuetes. Las semillas fueron traídas del lugar de donde partieron. Esta historia revela que aquellos ahuehuetes eran en esencia, sus ancestros y que, por ende, los pobladores del área descienden de esos árboles.

¿Qué más se puede hacer en Tlihuaca?

En la calle Federico Gamboa existe una iglesia en donde no se venera a un santo, si no a dos. La Parroquia de San Juan Bautista, la cual data del siglo XVll, está dedicada tanto al personaje que anuncia su nombre, cómo a Juan Evangelista. La razón de esto, es que inicialmente eran de dos capillas, una para los mexicas y otras para los tepanecas. Más adelante el virrey de aquel entonces ordeno que ambos santos fueron honrados en un solo templo.

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Parroquia de San Juan Bautista (Juan Evangelista) 1920

También podrás, en la Glorieta de los Ahuehuetes, visitar un árbol se cree que es uno de los que plantaron los fundadores. Otra opción, es apreciar la arquitectura de sus calles, de la cual son parte cerca 120 inmuebles históricos protegidos por el INAH.

Si existe la magia, segura la encuentras en Tlihuaca, si no, al menos conoces un imaginario citadino de Azcapotzalco.

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