“La inspiración ocurre de manera orgánica, sobre todo en este lugar lleno de tantos ruidos, colores e imágenes. A veces quieres que se detenga, pero esto mismo hace que uno siempre esté inspirado”, nos platica el artista irlandés Robyn Ward, quien desde hace 4 años ha elegido Ciudad de México para darle un giro a su narrativa artística. ¡Vaya ciudad ha elegido! El contrastante ambiente de la capital, odiado por muchos, también es una fuente inagotable de surrealismo y creatividad.

Robyn Ward: de como el caos chilango rompe paradigmas

La fama de la Ciudad de México es bien conocida alrededor del mundo, tanto lo bueno, como los aspectos negativos; de ahí que anualmente millones de viajeros decidan probar sus mieles. Algunos otros, como Robyn, deciden darle un voto de confianza para romper la fina burbuja que les envuelve y continuar desarrollándose como persona. ¿Te ha pasado? Por ahí del 2018 decidió que su vida necesitaba un cambio radical, y tras meditarlo un rato encontró que CDMX era lo que necesitaba.

He estado en Ciudad de México por poco más de 4 años. Pensé que sería un periodo más corto, pero desde 2018 me mudé. Necesitaba un cambio de inspiración, lo que buscaba era un lugar en el que no hubiera estado antes, donde no hablara el idioma y en el que fuera un desconocido. Cuando llegué a esta ciudad comencé la búsqueda de un piso o estudio para comenzar a crear, así encontré este departamento que ha sido mi hogar durante un buen rato.

La vida del artista transcurre entre Los Ángeles, Londres y ahora CDMX. De igual forma ha visitado diferentes países como expositor en galerías y festivales de arte. Desde los 18 años se ha convertido en un residente del mundo, ya que tras vivir su adolescencia en Belfast, se dio cuenta que era necesario dejarlo para continuar su desarrollo como persona:

Irlanda es una ciudad muy dura, industrial, con una guerra civil donde los cristianos blancos se están matando. Todo eso te va impactando y te va formando. Cuando cumplí 18 me di cuenta que quería conocer algo diferente y crecer.

A lo largo de su vida ha pasado largas temporadas en Shanghai, Bangkok, Berlín, Ámsterdam, Nueva York, Londres, Los Ángeles… en alrededor de 15 países diferentes, nos cuenta. Este estilo de vida seminómada persigue la inspiración y evitar caer en la zona de confort, la cual puede ser contraproducente dentro del proceso creativo. México. Por ejemplo, se ha convertido en uno de los sitios donde la inspiración no para debido al constante ajetreo chilango, según nos platica, aquí siempre hay estímulos subliminales que saltan mientras está creando.

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Los colores, sonidos y olores de la ciudad como inspiración

“Cada vez que llegas a un nuevo país experimentas diferentes lugares, cultura, gente, religiones, idioma incluso diferentes formas de pensar y cómo ven, actúan o incluso como piensan. Es muy hermoso por ver el mundo desde una perspectiva diferente que te saca de tu zona de confort, así es como te desarrollas como persona”. Su estudio localizado en un barrio con una vibrante vida cultural y cerca de una caótica avenida con un paradero, ha sido un sabroso descubrimiento de lo que CDMX tiene para ofrecer.

Los mensajes subliminales que recibes de un lugar, el ruido, los sonidos, los sabores, los olores, las vistas, los colores… Todo lo que estás percibiendo va alterando la forma en la que creas, incluso modifica tu paleta de color. La mente va saltando de un lado a otro, va tomando esos estímulos del exterior y los voy plasmando en un lienzo. La Ciudad de México es increíble, la gente es increíble, todo me parece fascinante, especialmente sus sonidos.

Si podemos asegurar algo de la capirucha es que es todo, menos callada. ¿Cuántas veces no hemos sido bombardeados por el señor de la basura o el de los tamales en medio de una videollamada? Aunque a veces es incómodo, es una parte importante de la personalidad que la caracteriza.

Algunos de los sonidos que más se han metido en mi cabeza es el de los tamales, también el de «se compran colchones…», el silbato de los camotes. Todos estos varias veces al día. Aunque en algunos momentos no quieres escucharlos, también es algo que te inspira. También está la campana de la basura, la cual puede sonar hasta 10 minutos sin parar afuera de mi casa. Los domingos pasa una banda conformada por varias personas que se ponen a tocar en la esquina para que les den dinero.

En suma, todos estos colores, olores, e incluso los sonidos son parte del encanto que ha atrapado a Robyn Ward y lo han convertido en un residente de la ciudad.

No lo percibo como contaminación auditiva o algo malo, sino que es inspirador. Es el contraste, el caos pero combinado con tranquilidad, sencillez y estilo de vida muy chill. Estos dos aspectos extrañamente están juntos, pero aquí así es y de alguna manera funcionan bien.

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Las calles como lienzo

Otra de las características que han capturado la atención del artista irlandés es la amplia gama de street art en la ciudad, el cual incluso es alentado por algunas dependencias y proyectos. Sabemos que hay todo un debate acerca de estas pintas, sin embargo, representan un fuerte discurso que se habla de norte a sur y del cual ninguna colonia se salva.

“Amo el street art, por ello cuando observo las calles de la Ciudad de México es muy inspirador, no sólo sus árboles con flores, las aves, las plantas y todo lo que ocurre en la ciudad, sino que también sus diferentes formas de street art”, dice Robyn Ward mientras recuerda sus inicios pintando enormes muros en Irlanda. Su acercamiento al arte se dio a través de estas pintas con fuertes consignas políticas y sociales, mensajes que también están presentes en sus lienzos actuales.

Siempre me ha gustado el street art. Comencé haciendo street art cuando estaba en la escuela, antes sólo pintaba piezas en las paredes. Pinté de esta forma durante muchos años entonces he encontrado algunas calles en específico en la ciudad donde puedo ir a contemplar estas pintas en la calle que me inspiran y que me hacen pensar, incluso me ponen un poco nostálgico porque ya no hago este tipo de arte, pero mantiene un lugar muy especial en mi corazón.

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Plasmando los estímulos chilangos en lienzo

La ciudad surtió efecto en la obra de Robyn Ward. Su estudio se encuentra plagado de pinturas de aceite, otras más de agua, aerosoles y hasta de vinil para darle vida a las pinturas y esculturas que forman parte de su repertorio. A diferencia de otros procesos creativos, él ha encontrado mayor comodidad al trabajar en varias piezas a la vez. Así va volcando las experiencias del día a día en capas y en los lienzos que conectan con estas.

Las piezas son cronológicas y capturan el ritmo de mis propias experiencias y emociones, la montaña rusa de sentimientos, ansiedad, depresión, rupturas amorosas, alegrías, felicidad, tiempos de caos o de quietud. El lienzo es una historia visual de lo que voy viviendo y está reflejado a través de las capas. Cada una de estas muestra un momento específico y lo que sentía en este.

Cada pieza toma 2 o 3 años hacer, señala, mientras va recorriendo los lienzos que cubren las paredes y hasta el piso del luminoso estudio.

Voy organizando las vicencias en una especie de construcción, esto es algo con lo que he aprendido a trabajar a través de los años. En lugar de concentrarme en un solo lienzo, hago varios a la vez y voy saltando entre ellos y cada uno conecta con alguno de estos estímulos. Eso mantiene mi mente en movimiento.

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Lograr movimiento es uno de los objetivos de las piezas de Robyn Ward. Para él siempre estamos de un lugar a otro y en constante cambio. A través de pinturas con diferentes consistencias y herramientas muy variadas va construyendo un mensaje que evoluciona capa por capa. Los colores y formas también plasman lo que vivió en una época específica.

Comienzo estas piezas en el piso, lanzando distintos materiales al lienzo para ir dándole forma. Utilizo todo tipo de pinturas, especialmente de aceite para crear estas texturas sólidas. Tampoco me limito a la hora de elegir las herramientas para pintar, puedo utilizar desde brochas nuevas, viejas, cepillo de dientes, trozos de madera, esponjas, cualquier objeto puede servir para transmitir mi sentir en el lienzo. Todo esto le va dando un movimiento, sentimiento y personalidad específica.

Las series en las que ha trabajado son personales, emocionales y capturan diferentes emociones por las que ha atravesado. Aunque hoy en día está más que feliz con la CDMX y su errático comportamiento, no descarta ir en búsqueda de un nuevo aire más adelante.

Amo esta ciudad, su gente, el recibimiento, incluso la forma en la que beben y disfrutan. Fue una transición muy sencilla venir aquí, también tuvo sus momentos oscuros que ayudaron a lograr el cambio que quería. Quizás en un futuro también tenga que romper con esta relación para inspirarme de nuevo.

Sigue la conversación con Robyn Ward aquí: @robynwardstudio