La coherencia en sus ideas y la entrega en el oficio literario le ayudaron a obtener el Premio Nobel de Literatura, el primero en esta categoría para un mexicano. Escribió sobre política, amor, arte, pasión, temas nacionales e internacionales. Decía: “no veo con los ojos, las palabras son mis ojos”.

Para recordar su estilo y personalidad, compartimos aquí un poco de su vida, obra y trayectoria.

Infancia entre balas y pólvora

Nació el 31 de marzo de 1914 en el barrio de Mixcoac en la Ciudad de México, hijo único de Octavio Paz Solorzano y Josefina Lozano. Su abuelo, Irineo Paz, participó en campañas militares con Porfirio Díaz, de quien después se distanciaría, fue diputado y senador del porfirismo. Su padre fue representante de Emiliano Zapata en Estados Unidos, así como diputado agrarista y obrerista. En Intermitencias del Oeste escribió:

“MI ABUELO, al tomar el café, me habla de Juárez y de Porfirio, los zuavos y los plateados. Y el mantel olía a pólvora. MI PADRE, al tomar la copa, me habla de Zapata y de Villa, Soto y Gama y los Flores Magón. Y el mantel olía a pólvora”.

La Casa Familiar

En el poema Pasado en claro describe la casa en la que creció: “Mis palabras, al hablar de la casa, se agrietan. Cuartos y cuartos habitados sólo por sus fantasmas, sólo por el rencor de los mayores habitados. Familias, criaderos de alacranes: como a los perros dan con la pitanza vidrio molido, nos alimentan con sus odios y la ambición dudosa de ser alguien”.

Relata la muerte de su padre

En 1936 su padre murió en un accidente provocado por el consumo de alcohol en Santa Martha Acatitla. Paz escribiría: “Del vómito a la sed, atado al potro del alcohol, mi padre iba y venía entre las llamas. Por los durmientes y los rieles de una estación de moscas y de polvo una tarde juntamos sus pedazos”.

Describe con poesía a su madre

En Pasado en claro hace un retrato cruel pero entrañable de Pepita Solano: “Mi madre, niña de mil años, madre del mundo, huérfana de mí, abnegada, feroz, obtusa, providente, jilguera, perra, hormiga, jabalina, carta de amor con faltas de lenguaje, mi madre: pan que yo cortaba con su propio cuchillo cada día”.

Habla de La Chingada

En el libro El Laberinto de la Soledad en el capitulo Los Hijos de la Malinche, Octavio Paz define qué es la “chingada”: “Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la “sufrida madre mexicana” que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre”.

Disertación de La Chingada

“Nadie la dice en público, solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante justifican su expresión”. Paz examinó el origen de la palabra “chingada”, enumeró las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. La voz y sus derivados que se usan algunas regiones de América latina y de España. Señala que los significados de la palabra en México son innumerables, pues basta con un cambio de tono –una inflexión apenas– para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: chingón, chingaquedito, chingoncito, se chingó, chingadera, chingar, chingado, entre otras acepciones. En una parte señala: “Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa”.

Participación política

A los 16 años se suma a las filas de la Unión de Estudiantes Pro Obreros y Campesinos, después a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, participó durante la Guerra Civil como miembro de la delegación mexicana al Congreso Antifascista. Siempre crítico, publicó algunos documentos sobre el genocidio stalinista, lo que le valió que lo calificaran de “anticomunista” y comenzó su distanciamiento de la izquierda mexicana. En el libro El arco y la flecha señalaría: “el marxismo es la última tentativa del pensamiento occidental por reconciliar razón e historia”. Tras la matanza del 2 de octubre de 1968 renunció a servir como diplomático en la India como medida de protesta.

Los berrinches de Elena

La escritora, conocida como la Juan Rulfo femenina, vivió una historia de amor y odio al lado de Octavio Paz durante su matrimonio de 1937 a 1963. Tuvieron una hija en 1939: Laura Helena Paz Garro, conocida en la familia como “La Chata”. Un día Paz le pidió que se “arreglara” para una recepción en la Embajada de Guatemala; molesta, Elena se embadurnó el rostro de negro, envolvió su cabello en una pañoleta de lunares y con escoba en mano subió al auto oficial a espantar a su marido: “Octavio, ¿no me dijiste que me arreglara?”. Tras abandonar la vida en pareja, la obra literaria de Elenaperdió fuerza y convirtió su vida en una larga recriminación a Paz.

Alfabetizador del sur

En 1937, Octavio Paz fue a Yucatán a fundar una escuela secundaria para los hijos de trabajadores, participó en las jornadas de alfabetización y apoyó a las comunidades rurales. Plasmó su experiencia en el poema Entre la piedra y la flor.

Golpes con Neruda

Paz y Neruda se conocieron durante la Guerra Civil Española, se hicieron amigos instantáneamente pero después tuvieron un altercado por diferencias ideológicas, llegaron casi a los golpes. Se reconciliaron en el Festival Internacional de Poesía de Londres. Una vez Paz dijo: “Musito el nombre de Pablo Neruda y me digo: lo admiraste, lo quisiste y lo combatiste. Fue tu enemigo más querido”.

De carta de amor a gran poema

A los 21 años, Paz escribe en una carta de amor a Elena Garro: “El temor que nos sobrecoge es un temblor sagrado. Un hombre ama a una mujer y la besa: de ese beso nace el mundo”. Años después maduraría el texto y le daría un tratamiento distinto hasta alcanzar “Piedra de sol” donde decretó: “el mundo nace cuando dos se besan”.

Otra vez el amor

Tras la separación de Elena Garro, en 1959 se unió a Bona Tibertelli de Pisis hasta 1965, mientras era embajador de México en la India. Al año siguiente contrajo matrimonio con Marie-José Tramini, su esposa hasta el final de sus días.

Diplomático de carrera

En 1945 comenzó a trabajar como diplomático en Francia, durante su estancia escribió El laberinto de la soledad, obra publicada en 1950. Estuvo en las embajadas de México en Japón e India.

Gana el Nobel

Al enterarse de la designación como Premio Nobel de Literatura 1990, el primer y único mexicanos en obtener este galardón en letras dijo: “El Nobel no es un pasaporte a la inmortalidad. La relativa inmortalidad de las obras literarias y artísticas la da la calidad”. En 2010 el gobierno mexicano editó una moneda de $20 pesos conmemorativa los 20 años del Premio Nobel de Octavio Paz con una imagen del poeta y el fragmento: “Todo es presencia, todos los siglos son este presente”. En 1993 la revista Vuelta (que él encabezaba) recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Sigue el camino amarillo…

Octavio Paz era un fiel seguidor de Los Simpson, incluso interrumpía su escritura a las 7 de la noche para seguir a la familia amarrilla y reír de las peripecias. De ellos decía: nos resumen.

Lo desprecian los diputados…

Los diputados federales en 2008 negaron inscribir su nombre en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro. En cambio, el auditorio principal del Senado se llama Octavio Paz.

El 19 de abril de 1998, Octavio Paz murió en la Casa de Alvarado, ubicada en la calle de Francisco Sosa No. 383, en el Barrio de Santa Catarina, en lo que hoy es el recinto que alberga la Fonoteca Nacional.