Te decimos cómo puedes saber que es momento de ir a terapia con tu pareja y por qué no debes temerle al proceso. Y es que a veces necesitamos que una persona externa a nuestra relación modere las discusiones para encaminarnos a un espacio más sano.

No es algo malo, al contrario

La terapia de pareja tiene mala fama en nuestro imaginario colectivo: en muchas series o películas, por ejemplo, suele anteceder al quiebre de una relación. A pesar de esto, ir al psicólogo o psicóloga con tu pareja no implica un final inminente. En muchas ocasiones las problemáticas a las que nos enfrentamos con nuestros vínculos se deben a errores pasados, a nuestras historias de vida o que simplemente no sabemos discutir ni comunicarnos de forma efectiva. Todo esto puede ser trabajado en conjunto, de la mano de una terapeuta especializada en este tipo de acompañamiento.

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Como sostiene la terapeuta María Ordorika, “hacer vida con otra u otras personas (sea en el terreno erótico afectivo, amistoso, colectivo, laboral, etc.) es siempre un desafío, en el que múltiples historias y tránsitos de vida convergen y se enlazan entre sí. Se suele pensar que el amor, el cariño y la voluntad son suficientes para que todo vínculo evolucione y crezca; sin embargo, siguiendo la lógica amorosa de lxs zapatiztas: “el amor, como la tierra, se trabaja””. Es por ello que hacer terapia de pareja puede partir de la curiosidad, del deseo común de experimentar, explorar y conocer del vínculo, así como de nutrirse en un espacio que posibilita el diálogo de otra forma y desde otros lugares (subjetivos, afectivos y corporales), así como para generar estrategias yconstruir otros comunesque posibiliten afrontar las hostilidades y afecciones de la relación de otras formas.

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¿Cómo saber cuándo es momento de ir a terapia de pareja?

  • Cuando hay desconfianza

Siempre escuchamos que las relaciones dependen de la confianza, pero lo cierto es que es muy difícil de ganar y aún más fácil de perder. Sin embargo, la desconfianza puede dañar nuestros vínculos de maneras graves y, por ello, postergar este problema puede provocar conflictos mayores a largo plazo.

  • Cuando hay resentimiento

Aunque es normal que discutamos con nuestros vínculos, cuando sentimos que los problemas del pasado no dejan de aparecerse en las pequeñas discusiones del día a día, es importante que demos un paso atrás y nos cuestionemos por qué. Si sentimos que la dinámica de pareja está atravesada por la culpa, la vergüenza o las inseguridades, es mejor abordarlo que dejarlo cultivarse.

  • Cuando hay fallos constantes en la comunicación

A veces no sabemos comunicarnos de manera efectiva y eso puede tener efectos graves en nuestras dinámicas de pareja. Estos fallos se pueden manifestar en miedo por decir lo que sentimos, en no escuchar a nuestra pareja activamente o en evitar las discusiones por completo. Todos estos malentendidos y errores que cometemos pueden ser solucionados si aprendemos a hablar de manera sana y escuchar desde la empatía.

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  • Cuando se guardan secretos

A pesar de que es cierto que tenemos derecho a la privacidad, es importante que sepamos distinguir cuando estamos dejando de abogar por nuestra individualidad y, en lugar de eso, estamos guardando secretos de nuestra pareja. Mantener vínculos ocultos, mentir sobre dónde pasamos el rato o ser sumamente reservadas sobre nuestras finanzas pueden generar grandes problemas de desconfianza e indican un problema de raíz que debe ser atendido.

  • Cuando deja de haber intimidad

Cuando hablamos de intimidad no solamente nos referimos a las relaciones sexuales. Hay parejas para las que el sexo no es un eje importante o ni siquiera forma parte de la relación, y está bien. Pero cuando dejamos de sentir cercanía y afinidad hacia nuestro vínculo, debemos atenderlo. Quizás sentimos que el acompañamiento no es igual o que no hay tanto calor en la relación. Todo esto puede ser comunicado y trabajado para mejorar.

¿Por qué escoger una terapia de pareja con enfoque feminista?

Vivimos en un mundo en donde, querámoslo o no, el género existe. Los espacios que habitamos, por lo tanto, responden a un sistema cultural que afecta nuestras conductas y expectativas. Con ello, las dinámicas sociales están también atravesadas por dinámicas de género y jerarquías. El feminismo busca desmantelar dichas jerarquías, es por ello que integrar la perspectiva de género en nuestra terapia de pareja puede ayudarnos a evidenciar las desigualdades de poder que existen en la relación para entonces lograr cambiarlas.

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El cruce entre el feminismo y la terapia de pareja busca corregir los fallos de la terapia familiar que no tomaba en consideración las dinámicas y los estereotipos de género. Todo esto para que logremos aprendamos a querer y cuidar de una manera más saludable, bonita y respetuosa. Al final del día la psicoterapia con enfoque feminista puede funcionar porque es crítica del sistema sexo-género que se sustenta en lógicas hetero-cis-sexistas de vinculación, así como es crítica y sensible de los sistemas de opresión como la clase y la raza, todos sistemas de dominación que producen determinadas singularidades, colectividades y condicionan las vinculaciones. Al ser un espacio de escucha y construcción crítico, se intenta desmenuzar y desmontar cómo operan dichos sistemas y lógicas de opresión al momento de vincularse.