La fachada puede hacerte pensar que este lugar es un casino, un cabaret o un téibol. Donde alguna vez hubo un inmenso cine, hoy hay un antro bautizado “azul” en francés, de música electrónica. Échale un vistazo al candelabro, se nota que le echaron muchas ganas a la decoración porque la escenografía es exquisita. Se distingue por hacer performances que imitan la fiesta de Ibiza, sobre todo por los precios de botellas, que comienzan en $500. La concurrencia va desde veinteañeros hasta cuarentones. La parte de arriba tiene salas exclusivas por si prefieres la fiesta en petit comité.