El mundo se cae en llamas y a veces lo más prudente es solamente observarlo. La apocalíptica caída y disolución de identidades ha imperado en la realidad del Valle de México por siglos. Marcos Castro nos recibe en el Museo Universitario del Chopo con una cachetada de realidad: El estado de las cosas, una exposición que analiza la fragilidad contemporánea desde la explosión del Xitle, evento cataclísmico que destruyó todo a su paso, dando sitio a una creación que aún está por verse. Por ahora solo está la belleza del desastre.

Pasando por un campo de llamas, manos y figuras prehispánicas, en el fondo se ve una bandera mexicana quemándose, pero sin el águila en el escudo. Los tiempos están cambiando. La incertidumbre pesa en toda la sala de la instalación de Castro. Esta misma incertidumbre dio cabida a que la naturaleza punk de El estado de las cosas llegara al Chopo. De acuerdo con Marcos Castro. “Fue un proceso de seis meses que se detenía y recomenzaba con cada cambio de semáforo, el cierre del museo y tomar de nuevo el ritmo”.

Hay varios temas que están flotando en la línea de trabajo que estoy desarrollando, pero la duda ante el porvenir es algo que siempre está ahí.

IDENTIDAD GEOGRÁFICA

“Siento una gran atracción a los eventos naturales catastróficos, la fuerza de la naturaleza. Tiene mucho que ver con el lugar donde vivimos, una tierra de volcanes. El Xitle, por ejemplo, aquí en el centro, formó el Pedregal y los cuicuilcas tuvieron que salir de la zona. Tal vez la explosión misma no fue tan dramática como se muestra. Pero significó un cambio muy importante para toda la región”, comenta Castro analizando los símbolos que se producen al encapsular este año en una sola obra.

El año 2021 podrá significar muchas cosas, pero en la fuerza y dramatismo que se transpira en los trazos de Castro está la inevitable conciencia de que los cambios están frente a nosotros y depende de cada quien apartar la vista o ver el espectáculo. Castro, junto con la curaduría y producción del Museo Universitario del Chopo, se torna sobre la realidad que se impone con violencia sobre uno. Forzando así la vista hacia un presente íntimamente relacionado con los símbolos que nos formaron:

El muralismo y la generación de una identidad son temas que conocemos desde los libros de texto que nos daban cuando éramos niños. Pero también hay mucho cuestionamiento, pues en algún momento histórico se decidió qué era lo mexicano, culturalmente y como proyecto de nación. Desde Vasconcelos, el cine, los muralistas, y todas esas influencias que generan una idea muy limitada de lo que es México. Hay mucho que quedó fuera de esta narrativa, y para mí era muy importante hablar de eso que se interpreta a través de la realidad aumentada en la obra.

La esencia del Valle de México

Marcos Castro tomó una esencia definitiva, caótica y plenamente impactante de la geografía del Valle de México y la convirtió en una aporía sobre la realidad que acontece a esta capital, lo que fue y es desde su contradicción originaria hasta hoy en día.

Por su estética perturbadora y fascinante, cargada del calor y caos de la Ciudad de México, Marcos Castro fue seleccionado como Chilango del Año en la categoría de artes visuales. Esto lo comparte con el Museo Universitario del Chopo, recinto que por varias décadas ha dado cabida a la amplia gama de contraculturas y espíritus en conflicto con la norma y el estatus, empujando los rubros de lo que podemos reconocer como el legado del arte escénico y visual disidente de la ciudad.

EL CHOPO: UN MUSEO VIVO

El Museo del Chopo enfrentó el 2021 con el carácter de la obra que está acostumbrado a mostrar a sus espectadores: con vigor y resistencia. Desde la activación de decenas de conversatorios hasta llamados a la acción en casa y promoción de distintas expresiones artísticas mediante exposiciones en línea. También la recuperación de su archivo y, notablemente, una de las primeras fanzineotecas institucionales del país. El Chopo es para los chilangos mucho más que un museo: es un punto de encuentro y ebullición de expresiones artísticas y sociales imprescindibles para la vida cultural de la ciudad.

En palabras de José Luis Paredes Pacho, director del museo desde el 2012, su programa se basa en una investigación histórica del espíritu fundador del Chopo: “Es un museo que se relaciona con comunidades autoconstituidas y autogestionadas con sus distintas dinámicas culturales y activismos. El Chopo es un lugar para borrar las fronteras disciplinarias. Todas las disciplinas se encuentran y se contaminan unas a otras: artes vivas o escénicas, escriturales, activismos y subculturas. Toda la gente que no encontraba un espacio llegaba al Chopo a contaminarse entre sí. Nuestra misión es reforzar y alimentar ese espíritu con nuestro programa”.

El Museo Universitario del Chopo actualmente abre de viernes a domingo y se encuentra en Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María la Ribera, Cuauhtémoc.

Este contenido es parte de “CHILANGUES DEL AÑO – Personas chidas y proyectos chingones”, la edición de diciembre de Chilango. ¿Quieres saber quién más recibió nuestro reconocimiento? Te invitamos a buscar tu Chilango de diciembre en Starbucks, Sanborns, puestos de revistas y aeropuerto. O lee nuestros especiales online aquí.