En ocasiones, el simple hecho de existir es resistir, y eso es lo que hace un videoclub, un lugar único en su género, al menos en la Zona Metropolitana del Valle de México. En la colonia Viveros del Valle, en el hermano municipio de Tlalnepantla, un negocio familiar ostenta un escudo que quienes crecimos en los años 80 y 90 seguramente identificamos: un triángulo invertido con franjas con los colores azul, verde y rojo, que nos indica que hemos llegado a un lugar que parece sacado de un viaje en el tiempo: un Videocentro.

Corría el año de 1983 cuando Videovisa (filial de Televisa) entró en el negocio de renta de películas y series, en formatos beta y VHS, y más tarde incorporando novedades tecnológicas como el DVD. Toda colonia tenía su Videocentro —en algunos casos hasta dos o tres—. Pero la llegada de la piratería les asestó un gancho al hígado, reduciendo notablemente el número de estos locales. Era más fácil y barato comprar una película, aunque fuera de mala calidad, que rentar un material original. En la ciudad se reprodujeron como hongos bajo la lluvia los puestecitos de películas “pirata” en una bolsita de celofán y portada mal impresa, mientras que los lugares de renta de películas originales sucumbían poco a poco.

Pero la estocada final vendría con la llegada de los servicios de streaming: el arribo de Nefflix y la presencia de redes de internet caseras más rápidas hicieron que los negocios físicos de renta fueran visto como algo “obsoleto”. En Estados Unidos, por ejemplo, un gigante que se creía inquebrantable, Blockbuster, tuvo que declarar su quiebra en 2010 ante la embestida de las nuevas tecnologías. Actualmente solo hay una tienda de Blockbuster operando. Está ubicada en Bend, en el estado de Oregon. De la misma manera, en Tlalnepantla, su primo mexicano, el último Videocentro de la Zona Metropolitana, da la batalla. Se ha convertido en un spot infaltable para los nostálgicos que anhelan volverse a sentir como en aquellos tiempos en que las Sabritas costaban 2.50 y en que las cosas parecían más sencillas. 

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Más que nostalgia, el último VideoCentro de la CDMX es un lugar lleno de tesoros escondidos para los cinéfilos

Venir a este Videocentro es mucho más que añoranza. Para quienes aman el cine, es un lugar donde se encuentran materiales únicos en formatos que ya no se ven. Es un lugar de cinéfilos para cinéfilos. Cuando le preguntamos a Daniel Ramírez, uno de los dueños de este negocio familiar que cuántas películas hay en este sitio, nos dice que existen alrededor de 6,000.

Yo creo que he visto como la mitad de las películas. Eso es lo que nos permite ofrecer un valor agregado a nuestros socios. Podemos recomendarles películas de su género favorito: infantiles, de ciencia ficción, de terror, mexicanas, de comedia romántica, cine de arte.



Enfundado en una playera del Ecto-1, el ojo entrenado es capaz de ver que le rinde homenaje a una película imprescindible en la cultura pop: Los Cazafantasmas. Basta con comenzar a echar ojo en los anaqueles del negocio, cuando nos encontramos verdaderas joyas. Tal es el caso de la trilogía de Mi Pobre Angelito jamás abierta y en formato VHS.

Si buscas este material en internet es imposible de conseguirlo en estas condiciones, para que le vayas calando. Su sección de terror también ofrece fantásticas piezas, como El Arte del Diablo, una película tailandesa de horror/gore solo para los de estómago fuerte y que no se consigue en Mixup o Mercado Libre, mucho menos en plataformas online.

Daniel nos dice orgulloso:

Creo que lo que nos hace diferentes de los servicios de streaming es que aquí encuentras cosas que en ninguna plataforma te vas a encontrar. Eso, además de la calidez y de las recomendaciones. Además de las películas de antaño contamos también con los estrenos más recientes en buena calidad.

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Lo bueno, lo malo y lo feo

Si esto fuera la cinta de El bueno el malo y el feo, lo bueno definitivamente es el trato amable y cálido, la variedad de su catálogo y ese toque de nostalgia que le arranca un suspiro a los noventeros de corazón. La sección de lo malo y lo feo se lo llevan desgraciadamente algunos suscriptores, que no cuidan los materiales o de plano se los roban.

Inés Rosas Cárdenas, mamá de Daniel, quien está en el mostrador y recibe a la gente con una sonrisa amable nos dice:

Cuando ya no te contestan a la tercera llamada, o cuando te comienzan a dar largas, es cuando sabes que lamentablemente ya no vas a recuperar las películas. Y es feo que hagan eso, porque este es un negocio familiar y además confiamos en la gente. Pero tenemos que decir que son excepciones. La mayoría son amigos o vecinos que saben cuidar las cosas y gracias a ellos este lugar sigue en pie.

Por amor al cine

“Queremos que más gente venga y nos conozca, por eso en la renta de 3 películas les prestamos un aparato de DVD, por si no cuentan con uno. Que eso no sea el límite para disfrutar en familia. No pedimos depósitos por esto, solo la renta de las 3 películas. Confiamos en las personas. Queremos que la gente nos conozca y que siga amando el cine como nosotros”, finaliza Alberto Ramírez, hermano de Daniel.

Aquí en la Colonia Viveros del Valle, el último Videocentro de la Zona Metropolitana sigue en pie, recibiendo a los nostálgicos y a los amantes del cine que quieran visitar esta joya viviente y excepcional. La familia Ramírez, siempre amable te recibirá con una sonrisa y una recomendación cinematográfica. ¡No dejes de venir!

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¿Dónde? Videocentro Viveros, Viveros de la Hacienda 50, local B. Viveros del Valle, Tlalnepantla.

Horarios: Lun-dom (excepto martes); 12:30-19:00

Facebook: Videocentro Viveros